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Teatro

Gente de teatro, charla con Ramón Gómez Polo en UniversArte

El dramaturgo de origen mazatleco habla sobre la movida teatral en el puerto de Mazatlán y nuevas formas de expresión escénica

Con una trayectoria de más de 37 años trabajando en el teatro, Ramón Gómez Polo compartió experiencias de su llegada al mágico mundo del teatro al participar como invitado al programa UniversArte, que forma parte de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y que se transmite vía streaming a través de las páginas oficiales en Facebook Live.

Acompañado de Fernando Mejía, Carlos Rochín y Alberto Bueno, el también promotor cultural detalló que, a los 9 años, en vez de entrar a sus prácticas de voleibol, sintió curiosidad al ver a unos ‘seres’ que entraban por la parte de atrás de las canchas a los camerinos, “yo no sabía que era eso, entonces me colaba para ver qué era, los oía hablar, ensayar y ahí es donde yo decido entrar al grupo de teatro”.

Respecto a la movida teatral en el puerto mencionó que hay grupos que están trabajando, sin embrago “la tienen complicada mis compañeros, porque no hay tato público como para hacer temporadas, son personas de gran talento, para de repente hacer una o dos funciones porque el público se acaba, ir a hacer una gira para ellos es muy complicado, se trata en medida de lo posible hacer una muestra, hacer un festival, ayudarles en lo que pueda ayudar, es realmente un esfuerzo mínimo y es una ayuda realmente pues no tan eficaz, porque ¿qué vas a hacer con una función al año?”, manifestó.

Habló también de sus experiencias trabajando con internos en las correccionales:

“Yo escribí una obra a partir de una investigación que hice porque doy clases en el cerezo, formé un grupo en Islas Marías, cierran Islas Marías y se acaba el proyecto y uno de los alumnos (interno) que no le tocaba venir para acá, pide quedarse en el cerezo de Mazatlán porque sabía que yo era de aquí y se lo conceden por buena conducta o no sé cómo, me habla y formamos un grupo aquí y la primer obra que yo presento con ellos es Cúcara y Mácara, están muy contentos, hacen una gira en los 16 módulos del penal, se presentaban una fin de semana cada módulo y ellos hicieron su vestuario, resulta que el interno que hace del cardenal trabajaba para Dockers pero no trabajaba siendo empleado sino que para que diera seminarios a sus costureras y costureros, ya te imaginarás la calidad del vestuario.

Sobre las dificultades de trabajar en una puesta en escena de manera virtual detalló:

“Viene lo de la pandemia y todo se viene por zoom, todo lo que pensábamos que íbamos a sufrir, a enloquecer, que no iba a funcionar, descubrimos cosas maravillosas y cosas que surgieron a partir de estarnos viendo en cuadritos de estar cada quién en su celda; estas herramientas nos han dado una nueva visión de lo que podemos pensar en una estructura de procesos creativos que se pueden dar a la distancia. Es una manifestación actoral, que viene a partir de una necesidad de que el teatro siga vivo.

Expresó también estar generando sus propias propuestas “yo solo he escrito dos obras, Ajedrez y Caneros, yo creo que es eso, cada vez entiendes más y te dejas afectar más por lo que ocurre a tu alrededor y siempre la responsabilidad de que eso modifique o altere tu entendimiento de la estética y tus propuestas y poco a poco te empiezas a hacer más riguroso como lo que vas a presentar”.

“En estos años nos hemos empapado de gente muy valiosa y hemos visto en escena propuestas de primer nivel y nos han hecho cuestionarnos y ponernos en comparación, para ver por dónde tengo que ir, por mucho que hayas estado en escena, siempre va a haber algo que te haga permear en tu plástica, en tu estética, sino en la estética del entendimiento que tú tienes”, dijo.

Expresó que el público del puerto tiene un criterio más afinado de lo que ve, de lo que observa, de lo que escucha, lo que vibra, de lo que lo hace sentir,” ya tiene una percepción del arte mucho más seria, ya exigen más y eso ayuda; desde el primer día del festival Escena Mazatlán, la gente quería entrar al teatro y estaba lleno afuera y entraron y compraron su boleto, desde el primer festival, porque aquí la gente es de ópera, pero teatro no, y a partir de Escena Mazatlán no se si fue por la curiosidad o la publicidad que le dimos, pero desde el primero momento en 2011 la gente empezó a venir al teatro”.

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