"Grandes personajes de la historia de Mazatlán, perdidos en el olvido del Panteón Ángela Peralta"
Fernando Espinoza
El panteón número 2 Ángela Peralta es uno de los más antiguos de Mazatlán, en sus entrañas se encuentran los restos de personas que murieron a finales de los años 1700, y durante los 1800 y 1900.
Lleva el nombre de la diva mexicana de ópera Ángela Peralta, quien visitó este puerto junto a una numerosa compañía artística para realizar un presentación que nunca se efectuó; la cantante fallece a los 10 días de haber llegado al puerto, en 1883, víctima de la fiebre amarilla.
Los restos de Ángela Peralta fueron enterrados en el cementerio que hoy lleva su nombre, y según el relato del historiador mazatelco Gustavo Gama Olmos fueron exhumados años después. Sin embargo la que sí está todavía en este lugar es la lápida de una de las artistas foráneas más recordadas de Mazatlán, cuyo nombre ostenta el teatro más importante de este puerto.
PASEO DEL OLVIDO
“Ustedes se pueden dar cuenta, cómo está la lápida de descuidada, casi en ruinas, no hay nadie que le dé mantenimiento, y sorpréndete porque Ángela Peralta es icono, se le recuerda, se le festeja, pero el lugar donde fueron depositados sus restos por primera vez está en el olvido. Es parte de los olvidados de este panteón, pero hay muchos más”, dijo Gustavo Gama Olmos durante un recorrido que ofreció en el panteón para un pequeño grupo de personas.
Para Gama Olmos, es imperdonable que las autoridades municipales tengan en el olvido la restauración de este lugar con gran contenido histórico, que podría servir de exhibición para los amantes de la historia.


Entre los que se unen a la lista de olvidados está Germán Evers, quien llegó a Mazatlán a los 36 años de edad en 1884, y que dejó parte de su herencia para la construcción del Orfanatorio Mazatlán. Aunque la tumba de este ilustre personaje no se encuentra en ruinas pues está construida con mármol azul traido de Alemania, sí está en el abandono y no tiene mantenimiento alguno.

Fortino León, quien falleció en 1864 y fue una de la cabezas de la defensa de Mazatlán ante la llegada de los franceses también yace en este panteón, pero poco parece valer su valentía y gallardía, pues su tumba es una de las más afectadas y apenas algunos restos se encuentran en pie.

“Ya tuve un acercamiento con Raúl Rico, y me dijo que trataría de hacer algo en poco o mucho tiempo que le quede frente al Instituto de Cultura, no se necesita mucho, sólo una manita de gato, una pintadita y los pasillos este como los de la entrada, para que la gente pueda andar”, explicó Gama Olmos durante el recorrido.
El recorrido también contó con la presencia de César Berumen, quien es parte del personal que labora en el panteón, quien se unió al llamado de Gustavo y además dio algunos datos de otros olvidados.

Saltaron nombres como Adolfo O’Ryan, quien en vida fue un reconocido periodista, director de El correo de la tarde, el periódico más importante de finales del siglo 19. Y el de Pedro Echeguren, un importante empresario que ayudó a la construcción de la Catedral, pieza clave en la construcción del mercado municipal, la casa municipal y el hospital militar. Nada salva del olvido a quienes forjaron la historia de Mazatlán.
