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"Honran a Nino Gallegos, el poeta marismeño-sierreño, en Mazatlán"

"El Isic reconoció la trayectoria literaria de más de 30 años en los que el poeta ha enlazado el mar de Sinaloa con la sierra de Durango y la creación de uno de los primeros talleres literarios en Sinaloa, el Inés Arredondo"
01/02/2019 15:29

MAZATLÁN._ Un poeta marismeño y sierreño fue homenajeado en el patio del Museo de Arte de Mazatlán. Un homenaje que le hace justicia al talento pero también a un hombre que por su crítica directa a las instituciones culturales nunca pudo gozar de becas, ni puestos burocráticos dentro de la cultura. Nino Gallegos recibió su homenaje con su clásico atavío: short y camisa desabotonada, lentes redondos, sombrero estilo Indiana Jones y su eterno cigarro “Alas” en la mano.

El Instituto Sinaloense de Cultura reconoció la trayectoria literaria de más de 30 años en los que el poeta ha enlazado el mar de Sinaloa con la sierra de Durango y la creación de uno de los primeros talleres literarios en Sinaloa, el Inés Arredondo.

El patio del Museo de Arte lució un lleno total, acudieron amigos, alumnos, miembros del taller Inés Arredondo y público en general que ha seguido la trayectoria del poeta mazatleco.

Julieta Montero recordó el trabajo pionero que hizo a partir de 1983 con la creación del taller Inés Arredondo.

Resaltó su alejamiento del egoísmo y del individualismo, siempre buscó el bien común de los que integraron el taller literario mazatleco. Él ha vivido para la literatura y específicamente para la poesía, dijo.

“Nino Gallegos gestionó que las letras mazatlecas de todos los miembros del taller llegaran al Palacio de Bellas Artes y Culiacán. Hemos reído y gozado la vida, viajado por los ríos de mi pueblo, llorado nuestros muertos, hoy descansamos en el cariño y el recuerdo”, compartió la poeta Julieta Montero.

“Su poesía es autobiografía pura, se alimenta de su familia, de sus amigos, le duelen sus padres, se acomoda a la angustia, a la ansiedad y lee en su sangre.

"Es hermano de la soledad del puerto, tiene una sensación de orfandad que sobrevive en la memoria”.

Dio a conocer que el poeta nació en 1957 en Paso Resbaloso del municipio de Pueblo Nuevo, Durango, tiene 61 años, vivió parte de su infancia en Mármol, la mayor parte de su vida la ha pasado en Mazatlán, estudió en la Universidad Veracruzana de donde se graduó de Filosofía y Estética, y para el la familia es lo más sagrado.

“Nino ama a todos aunque parezca un renegado y despotrique contra otros cuando se trata de justicia. Su vida ha transcurrido entre libros, periódicos, revistas y salones de clase, escribe enfermo de poesía y en esa enfermedad crónica y viciosa crea arte, lo convierte en manual de tristeza silenciosa y melancólica inmerso en el alcohol y en el tabaco”, comentó.

“Su actitud ante el poder lo alejaron de los puestos públicos y de las becas, admira a Jaime Sabines, a quien llama corazón de poeta sobre la tierra y a Juan Rulfo por el infinito silencio en la boca de su corazón, dedica su obra a quienes tienen el corazón en las manos”.

Un análisis literario de su poesía

Geovanni Osuna mencionó que era una rara avis en la UAS y que este homenaje es acto de justicia, para alguien que a lo largo de su trayectoria ha sido y será una errata provocativa en el campo literario en Mazatlán y en muchas ocasiones ha sido ignorado por su disidencia al oficialismo cultural.

“Su obra se concentra en cinco poemarios publicados entre 1989 y el 2016 a lo largo de 27 años. Para Gallegos el poema es el espacio para confrontar. Se le tiene que agradecer la pausa otorgada entre cada texto publicado, en tiempos donde interesa tanto la inmediatez de la publicación y no las formas y el fondo de la poesía”, señaló.

“Actualmente existen poetas de apariencia, que envuelven sus poemas en oropel para parecer preciosistas: donde no sucede nada pero para Galleos su poética es su propia vida”.

Mencionó que su obra poética está en cinco libros: De la piel de húmedos vientos trópicos y la tristeza silenciosa en barcos vacíos (1989), en el que se observa que crea desde lo íntimo y la familia es el eje central de su poesía, pero no deja del lado el amor, la soledad, el proceso de escribir, las mujeres y el mar. Juega con el lenguaje y con las estructuras en el poema y se aproxima a una poesía social.

“Agua que se está haciendo tarde. Tarde que se está haciendo agua (1997) que muestra al poeta sin ataduras con un lenguaje que busca salir de la manera más sencilla por medio del acto de la escritura.

Andar en la soledad del puerto con la cabeza a pájaros (2011), son poemas en verso y prosa largos, en los que confluyen poemas que van desde la noche, naturaleza, mirador, tortugas, el cáncer y la vida de poeta , en este texto escribe su primer poema de corte social-político”, expresó.

“Aludra (2010), en este libro vuelve a sus temas recurrentes, la familia, la escritura, los lugares que habita, el mar en Mazatlán, y la sierra en Durango. Lo fundamental es el sentido que le da a la memoria, aparecen acontecimientos relacionados con la política, que transitan desde la violencia a la delincuencia”.

En el país que no sabíamos de ti (2016), dijo que era un libro circular.

“Comienza con lo que puede ser una declaración de principios del poeta y termina con el poema y los poetas, para dejar en medio la tensión de las calamidades de la vida cotidiana”.

Rubén Romero, amigo cercano de Nino, habló de su relación de amistad, de las vivencias que los han unido, de su labor como promotor literario a través de revistas, periódicos y textos. Mientras que Anahí Juarez leyó dos poemas del texto Aludra, escrito por Gallegos y que se entregó gratuitamente a los asistentes al homenaje.

Gallegos habló a lo largo de una hora sobre un tema recurrente en sus discursos: una crítica audaz y ácida al sistema político, cultural y social de México, la inclinación del ser humano y las instituciones por lo material sobre lo artístico y cómo esta actitud corrompe todas las intenciones de promover el arte.

Papik Ramírez, director del Isic, acompañado por Óscar Blancarte, director del Instituto de Cultura de Mazatlán, y Dalila Rivas, del Instituto de Cultura de Durango, entregó una placa conmemorativa al escritor homenajeado.