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"COLUMNA"

"Las alas de Titika: Rojo amanecer"

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LAS ALAS DE TITIKA
25/10/2018 15:08

“El departamento donde se filmó no estaba en Tlatelolco. Se grabó en tres semanas. El primer día de filmación ya se nos había acabado el dinero. Bonilla quería hipotecar las escrituras de su casa para poder terminarla. Pasaron 21 años para que nos atreviéramos a hacerla. Grabamos casi a escondidas. Ningún actor, ni nadie, recibió paga. Una vez terminada se entregó a gobernación para la clasificación y pasaron meses para que dieran una respuesta. La censuraron mucho tiempo. Antes de tener los permisos para exhibirla ya circulaba en Tepito. Nos censuraron varias escenas. La primera vez que yo la vi completa fue en Estados Unidos. Nunca nos enteramos del número real de muertos…aquello fue una masacre”.

Frente a la pantalla, en una sala de la Cineteca Nacional, a 50 años de la masacre de Tlatelolco estaba sentado Jorge Fons, nada menos que el director de Rojo amanecer. Luego de ver la película en pantalla grande, esa que nos hizo estremecer cuando la vimos en televisión y que nos mostrara el terror que se vivió el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, frente a los conmovidos espectadores estaba él dispuesto a compartir su experiencia fílmica; esa que no fue difícil actuar pues los jóvenes actores vivían el momento como si la masacre la hubieran vivido ellos mismos.

Jorge Fons, director de la película Rojo amanecer.

Quién no recuerda a María Rojo haciendo de madre de familia —quien por cierto con esa actuación ganó su tercer premio Ariel a la Mejor Actriz protagónica— y a Héctor Bonilla haciéndola de padre de los hermanos Bichir —también hermanos en la película—. Una historia que no hay que olvidar. Donde a Fons le bastó el interior de un departamento para hacernos sentir el terror que se estaba viviendo en la explanada de la Plaza. Que por cierto, esa noche nos enteramos que era un departamento que se ubicaba en otro sitio —jamás lo hubiera pensado. Todo fue tan real que siempre creí que se filmó en el sitio de la masacre—.

 En conmemoración por el 50 aniversario de la masacre de Tlatelolco, la Cineteca Nacional tuvo el tino de remasterizar Rojo amanecer y exhibirla dentro de su ciclo Conversando con nuestros cineastas. Allí nos enteramos de todas las peripecias que pasaron para realizar la película. De entrada no encontraron productor y una vez que Fons y Bonilla se decidieron, se enfrentaron con que el primer día se acabaron los recursos económicos. Pero era tanta la necesidad de dar a conocer los hechos ocurridos, y una vez encarrerados en la historia ya no fue posible parar. Finalmente quienes le entraron a la producción fueron Héctor Bonilla y Valentín Trujillo  —ni siquiera lo hubiera imaginado, nunca me había detenido a ver los créditos—. Otra de las cosas que redescubrí fue que el estudiante que hieren en el mitin es Eduardo Palomo —quien en noviembre cumple 15 años de fallecido—.

 Entre los diálogos de los hermanos Bichir, hay uno que retomó el director esa tarde: “el pueblo no nos puede dejar solos” —refiriéndose a que la gente se manifestaría y los apoyaría por la matanza de estudiantes que acababa de hacer el gobierno—,

Fons dijo que no podían creer que 10 días después se llevaran a cabo los juegos olímpicos en México, como si nada hubiera pasado. También recordó que el día de la inauguración, casi como un acto deliberado, las palomas que tenían destinadas para dejar escapar en cierto momento, no esperaron su tiempo y todas juntas salieron volando cuando alguien accidentalmente tropezó con una de las jaulas.

 Las preguntas no paraban, pero un joven lanzó una que parecía de una respuesta evidente: “¿No tuvieron miedo de que los mataran, de que algo les hicieran a sus familias?”, a lo que el director respondió: “Hay cosas que tienes que hacer y no hay otra que hacerlas. Cada cual desde lo que sabe, nosotros lo hicimos desde el cine. Claro que hay miedo, pero lo tienes que hacer”.

Fue un deleite conversar y conocer a Jorge Fons —también director de El callejón de los milagros, que igual se proyectará esta semana—, un hombre que fue capaz de hacernos sentir la represión y el miedo de todos los que murieron ese 2 de octubre del 68. De la escena final: “pese a que le mataron a toda su familia, el niño que se salva nos representa a todos nosotros”

 Comentarios: majuliahl@gmail.com