Lo importante no son los individuos, sino los colectivos,
Para Gabriel García Márquez lo importante al contar una historia no era que fuera un personaje, sino la comunidad, no era un individuos, sino los colectivos, y así lo plasmó en Cien años de soledad.
Durante el taller Gabriel García Márquez, De la crónica a la ficción, el escritor y periodista Juan Villoro comentó que con esa novela estamos ante una saga que se confunde en sus nombres, hecho que es totalmente deliberado en el autor, pues quiere que el lector tenga una enorme dificultad de saber cuántos José Arcadios y Aurelianos existen.
“En esta confusión vemos algo interesante y difícil de lograr, es la historia de una comunidad, de un pueblo, no de individuos. García Márquez dijo que lo contrario a la soledad es la solidaridad, lo importante no son los individuos, son los colectivos”.
García Márquez, añadió Villoro, decía ‘narremos las vidas de los Aurelianos que se confunden, las Úrsulas, las Amarantas, y esos todos y ninguno son la gente.
“Cien años de soledad es la novela de la gente, de América Latina, una apuesta arriesgadísima y García Márquez se sale con la suya porque llega un momento en que el lector abdica de estar siguiendo a todos haciendo el árbol genealógico”, aseguró.
“Gabo en algún momento pretendía incluirlo, pero dijo ‘No, lo importante es que la gente se extravíe, como nos extraviamos con las multitudes de América’, eso quería y lo logra de manera extraordinaria”.
Cien años de soledad es una novela total, la creación de un mundo, una civilización, de genealogías, tiene un aliento bíblico muy claro, remite a obras históricas de la literatura e incorpora su propia mitología, como Macondo, citado en otros libros, y personajes bosquejados o protagonistas de historias previas, apuntó Villoro.
“Es una absorción cultural impresionante, que hace a la novela única en la historia de la literatura de nuestra lengua, a tal grado que numerosos críticos la comparan con El Quijote. Además por el temperamento del narrador, la ironía para distanciarse de los sucesos, burlarse de ellos, transmitir sabiduría como contar algo divertido”, agregó durante el taller transmitido en vivo por Facebook y YouTube.
“Todas estas características convierten a Cien años de soledad en la obra encumbrada de las últimas décadas”.
Desde el Estudio Cien años de Soledad, que fue en su momento la casa donde el Nobel colombiano escribió esta novela, Villoro destacó que se trata de un espejo de América Latina.
“Un continente de lo nuevo, es un mundo donde la naturaleza, política y moral desafían la supervivencia”.
Reconoció que básicamente es una novela episódica, una saga continua de genealogías que no termina nunca y que en este mundo de historias, una de las características más originales es que decide trabajar con arquetipos psicológicos en el que alguien representa algo: la parranda permanente, la traición, la belleza, la fidelidad, y lo hace a cabalidad hasta el final, con excepción de Aureliano Buendía, que se traiciona a sí mismo, se convierte en un tirano y vuelve a ser alguien entrañable, pues que se da cuenta de que perdió 32 guerras.
“Es una estirpe maldita, desgraciada, que no tiene una segunda oportunidad, esa segunda oportunidad es nuestra hay una responsabilidad política importante que transfiere al lector porque nos está diciendo ‘les he contado la historia de esta colectividad, arruinada por su soledad, por no haber encontrado su auténtico rostro como comunidad, ustedes que están del otro lado qué hacen para lograr una comunidad verdadera, qué tienen en mente y qué pueden poner en práctica’... es un desafío que lanza García Márquez a los lectores para ver si ellos en el futuro pueden hacer comunidad”.
A Cien años de soledad se le pueden hacer diferentes lecturas, dijo, y parte de su éxito deriva que puede interesar a lectores de distintos niveles.
“Hay quien la puede leer como una fantástica novela de aventuras sin preocuparse mucho en el destino de América Latina, en clave política, alguien puede tratar de discernir los niveles de la fantasía es una novela de múltiples capas que apela a múltiples lecturas”.
Jaime Abello, desde Cartagena de Indias, destacó que le fascina el curso porque es un episodio de placer, de agudeza, de esclarecimiento que hace Villoro en cada sesión de esta operación de ciframiento de la literatura de Gabo siempre asociado al periodismo.
Al final, Villoro compartió una serie de libros clave que le han ayudado a hacer este análisis sobre Cien años de soledad y la obra en general de García Márquez, entre ellas las biografías de Gerald Martin y Dasso Saldívar, entre otros.
Próxima sesión
En la siguiente sesión del taller Gabriel García Márquez, De la crónica a la ficción, Juan Villoro hará un análisis de Crónica de una muerte anunciada.
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