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Columna

Los saltos de conciencia

El conocimiento ha provocado los saltos de la humanidad, pero más los saltos de conciencia. (3ª entrega)
FACTOR HUMANO
05/11/2022

El paradigma del conocimiento

El famoso eureka de Arquímedes cambió el mundo disruptivamente. Como el griego todos tenemos momentos de lucidez especiales que favorecen los descubrimientos, los cambios y las decisiones decisivas; pero esos saltos de conciencia que lo permiten requieren otras condiciones para mejorar.

Nos han hecho creer por dos milenios y medio desde que se institucionalizó la academia en Grecia que el conocimiento es un valor supremo, y lo es, la ignorancia atrasa y perjudica. El conocimiento mejora el pensamiento, el comportamiento, la toma de decisiones, las técnicas, es un proceso complejo que proclama un supuesto: que el conocimiento eleva la racionalidad.

Si así fuese los egresados de las universidades y los que están doctorados, tendrían una vida más racional y ordenada y no cometerían fraudes por ejemplo. Pero la realidad es otra: se ha desvinculado la razón de la ética, la conducta de los valores, el tener con ser felices. Hay algo roto en el hombre que continuamente debemos ordenar, la academia no lo resuelve; esos cambios vienen del interior y fortalecen la libertad.

La inspiración

La conciencia da vigor al conocimiento, saberlo no basta, hemos escuchado muchas conferencias y pláticas muy motivadoras pero se olvidan. De pronto algo inesperado detona el gatillo del cambio, la gota paulatina derrama el vaso porque esa agua ya no cabe ahí.

Al elevarse la conciencia la persona descubre nuevos mundos, nuevas formas, más sentido a lo que hace, a su vida, su amor se enciende y busca fines más elevados que antes despreciaba doliéndose y haciéndose responsables. Los que han dejado el vicio lo atestiguan.

La conciencia cobra valor porque impregna a la inteligencia una lucidez repentina que remueve los sentimientos, restaura y dirige a la voluntad propiciando el yo quiero y lo hago con más firmeza. A su vez la inspiración favorece la creatividad, la solución de problemas, el arte. Ambas nos besan la frente cuando les da su gana. Pero la paciencia engendra rosas.

La transpiración

Por otro lado la constancia, cuidar lo pequeño, el esmero diario aun sin ganas, crean las bases. La Mejora Continua nos ha enseñado que se pueden hacer grandes transformaciones con gente ordinaria ocupada en lo ordinario. Es ingenuo esperar la inspiración sin transpirar, pero esta no la garantiza. La inspiración sopla donde quiere, navegar con las velas extendidas la favorece.

La fortuna más grande del mundo se fue desvaneciendo al morir Paul Getty, dejar un legado humano importa más; la riqueza tampoco significa un alto nivel de conciencia ni de realización.

Las pinceladas de una reciente carta de un querido amigo a su papá Enrique difunto muestran otra cara del éxito: “fue muy cariñoso conmigo, siempre preocupado por mí, por mi futuro... las pláticas de sobremesa eran muy agradables, siempre teníamos las 3 comidas todos en casa... me dio mucha ternura, alegría y seguridad. Era duro, muy estricto con todos, te hacía ver tu falla y error claramente y arrepentirte profunda e internamente, no ofendía a nadie”.

“Se dedicaba a arreglar las cosas, desde levantar un papel tirado hasta los cambios de estrategia... hacer bien las cosas todos los días es el secreto del éxito”. Este empresario nunca descuidó a su familia por sus negocios, su transpiración constante inspiraba.

El éxito oculto

Los reflectores se enfocan en hacer brillar socialmente los méritos de quienes triunfan, como si éste tipo de éxito fuese el fin de la vida. Además es injusto porque hay muchos impedidos, enfermos, ancianos, presos, refugiados, gente que ha perdido todo menos la ilusión y enfrentan luchas colosales en silencio.

Bernardo Brito fue un compañero estudiantil, no supe nada de él por décadas hasta que otro amigo lo incluyó en la lista de compañeros, fue muy grato conectarnos, me pidió asesoría profesional porque me insistía que quería dar “el salto cuántico” y mejorar sus servicios profesionales; no sé por qué las veces que conectábamos le di todo como si fuese cada vez la última vez.

Coleccionaba estas publicaciones, al tiempo el cáncer le remitió por 3ª vez hacía mucho que había sido dado de alta. Esta vez le quitaron un pulmón y a las tres semanas fue operado de nuevo y después otra metástasis, sabiendo que sus días estaban contados, mantenía la serenidad, sin victimismo ni pesimismo, confiado en la voluntad divina, el 1ro de noviembre mudó de casa atendido cariñosamente por los suyos. 10 días antes hablamos tranquilos, puedo testimoniar que dio el salto cuántico auténticamente: enfrentar en paz un destino duro y entregar la razón no es sencillo.

Bernardo, como todos los que elevan y siguen su conciencia dejan una huella profunda imborrable aunque no aparezcan en las revistas.

En realidad elevan su humanidad amando. Para eso hemos venido todos aquí.

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