"Primer Capitán del barco cultural mazatleco"
Héctor Torres fue el funcionario al que le tocó arrancar el movimiento cultural en Mazatlán y fue el encargado de coordinar y administrar los recursos que el programa Cien Ciudades otorgó a Mazatlán hace 25 años para construir el Centro Municipal de Artes, que ha sido piedra angular del desarrollo cultural del puerto.
Héctor Torres Nafarrate estudió Artes Visuales en la Universidad de París, con especialidad en pintura, también estudió Filosofía y Letras, cuando regresó a México estuvo en el departamento de protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante 10 años al mismo tiempo daba clases de traducción francesa en la Facultad de Filosofia y letras de la UNAM.
El temblor de 1985 derrumbo una parte de la Ciudad de México y cambió la vida de Héctor Torres. El edificio de Relaciones Exteriores fue desalojado porque quedo muy dañado, su departamento también quedo debilitado y se convirtió en uno de los miles de damnificados.
Regresa a sus raíces
La Casa Nafarrate, frente a la Plazuela Zaragoza en Mazatlán, fue construida por su abuelo. Cuando murió el patriarca la familia la donó para que se convirtiera en biblioteca, una cláusula decía que si no se utilizaba para eso volvería a manos de la familia. Torres Nafarrate aprovechó un viaje a Mazatlán para solicitar al Presidente Municipal recién electo, José Ángel Pescador Osuna, la casa de su abuelo y le entregó su curriculum, en una intención de salir de la capital porque la Ciudad de México le provocaba incertidumbre por el impacto psicológico del temblor.
En 1987, en Mazatlán existían dos instituciones dedicadas a la cultura, que ofrecían talleres básicos de pintura y danza folclórica, eran el INBA y la Escuela Martínez Cabrera, que se enfocaba a la enseñanza de la música.
Torres Nafarrete entró a la administración de José Ángel Pescador Osuna como Secretario particular del Alcalde, la Gala de Ópera que se ofreció en los Juegos Florales se repitió un día después en la Plazuela República y fue el detonante para que se organizara el Festival Cultural Sinaloa. Se definió públicamente el interés del gobierno estatal de tomarse muy en serio un proyecto cultural impulsado, con acierto, por María Teresa Uriarte de Labastida y Jaime Labastida.
En Mazatlán el alcalde José Ángel Pescador hizo eco del interés cultural del gobernador, Héctor Torres le presentó un proyecto para una Casa de Cultura para Mazatlán, que consistía en crear coordinaciónes para cada disciplina de artes.
Torres Nafarrate, con la anuencia del Alcalde y ya con el nombramiento como primer Director de Difusión Cultural, sin presupuesto asignado, lanzó una convocatoria para que mazatlecos interesados y preparados se unieran al proyecto. Más de 300 personas interesadas respondieron al llamado para ser maestros de lo que se llamó desde el primer momento Centro Municipal de Artes.
“Recuerdo que en una sesión de Cabildo asistieron todos los aspirantes y estaban muy emocionados, gritaban cada vez que proponíamos algo, había mucho entusiasmo, Mazatlán estaba listo para que sucediera, para que se estableciera el inicio de un importante movimiento cultural. Después de esa sesión los políticos quedaron convencidos deque era un proyecto al que tenían que apoyar”, dijo Torres Nafarrate.
“Al frente de las coordinaciones quedaron: en música Jesús Pineda, en teatro José Cuevas, Itzachel Brambila en ballet, en literatura María Muñiz, en artes visuales quedó un servidor, en cine Héctor Guardado, en folclor Rebeca Llamas. Con todos ellos el trato fue que sus servicios serían de voluntariado, durante un año no les pagamos un centavo y todos estuvieron al pie del cañón”.
No había espacios ni oficinas para la cultura en el Palacio Municipal, Torres Nafarrate solicito que se habilitara una oficina en donde hoy es la taquilla del Teatro Ángela Peralta, que estaba en ruinas. Ahí nació el movimiento cultural de Mazatlán.
Recuerda Torres Nafarrate que el primer espectáculo que presentó Difusión Cultural en el Teatro Ángela Peralta fue un ballet folclórico de Grecia.
“Fue una aventura, porque no había dinero, a través de la embajada de Grecia conseguimos el espectáculo como intercambio cultural y se presentó en el Teatro Ángela Peralta cuando todavía estaba la ceiba en el escenario y la cervecería prestó las sillas en donde se sentó el público. La escenografía la pinté yo, eran una columnas griegas y en el fondo el mar Mediterraneo, fue muy bonito”, compartió.
Recuerdo que para el espectáculo que presentó Lucía Guilmein pedí al Ayuntametno 30 mil pesos, no me los querían dar, el público estaba ávido, ofreció dos o tres funciones y se recuperó sobradamente lo que se invirtió”.
La administración de Pescador hizo las gestiones para darle calidad jurídica a la Dirección de Difusión Cultural, se publicó en el Diario Oficial para que las siguientes administraciones no pudieran desaparecerla y así tuviera continuidad el proyecto.
25 años del Centro Municipal de Artes
Cuando terminó la Administración de José Ángel Pescador quedó como alcalde Humberto Rice, quien nombró a Jane Abreu como directora de Difusión Cultural. Tres años después, en la administración de Martín Gavica, estando a cargo de la cultura Ricardo Urquijo, Héctor Torres Nafarrete fue nombrado director de la administración del apoyo que Sedesol otorgó al Centro Histórico a través del programa Cien Ciudades, con el que se construyó el Centro Municipal de Artes, el Museo de Arte de Mazatlán y se restauró el edificio en donde se encuentra el Museo Arqueológico de Mazatlán.
“Era un apoyo importante y cada peso se invirtió en la reconstrucción de cada edificio y en el acondicionamiento para cada disciplina artística. En los salones de ballet utilizamos para la duela una madera exótica que es especial para ensayar, nos costo un dineral, alfombramos las paredes de los salones de música y del coro, le pusimos un proyector de última generación al cinematógrafo. Las mesas de trabajo de escultura y los caballetes eran de muy buena calidad y así cada detalle de la escuela”, expresó.
“La inquietud porque se desarrollaran las expresiones artísticas era algo muy vivo en la sociedad mazatleca, era una energía que se percibía cuando hablabas con los vecinos del Centro Histórico. El Ayuntamiento lo único que hizo fue catalizar esa energía y darle cauce, afortunadamente estaban todos los elementos para que se arrancara con este proyecto cultural para Mazatlán, eso coincidió con la política cultural de Gobierno del Estado, que compró el Teatro y el edificio de al lado. El proyecto arquitectónico fue de Juan José León Loya. Se hizo tan bien que muchos de los materiales originales todavía están ahí”.