"Reconocen a Carlos Converso por su trayectoria mundial como titiritero"

“Tengo que confesar que llevo ya 47 años de vida en contubernio con los títeres, casi como un matrimonio de esos que duran hasta las bodas de oro y de diamantes”, dijo Carlos Converso, argentino avecinado en Xalapa, Veracruz, luego de recibir de manos de Fernando Mejía Castro un Reconocimiento por su larga trayectoria artística.

El evento tuvo lugar en el Teatro Socorro Astol y se inscribió en el vigésimo cuarto Festival Internacional Nortíteres 2020, en su quinto día de actividades.

Mejía Castro, en representación de la Universidad Autónoma de Sinaloa y como coordinador general de Nortíteres, hizo la entrega del documento, también firmado por el Instituto Sinaloense de Cultura, en el que reconocen a Converso por su “destacada trayectoria de más de 40 años de trabajo de titiritero, por su gran aporte a la formación de nuevas generaciones de trabajadores del arte de títeres, y por su incansable labor como promotor cultural”.

En su mensaje de agradecimiento, el titiritero reveló que entre él y los títeres ha habido una relación de altibajos, pero reconoció que ellos le han otorgado grandes retribuciones y satisfacciones, como la posibilidad de viajar y hacer amigos en todo el mundo, estar en contacto con el público y compartir su alegría, el humor, la risa, el juego y la solidaridad.

“Ha sido una experiencia de vida muy rica y que por supuesto no ha acabado todavía, espero hacer algunas cosas más; hoy estoy muy agradecido de mi elección, por algún día haber elegido esta profesión, este oficio”, dijo para concluir.

Luego Converso se fue al interior del teatrino, desde donde ofreció al escaso público (habida la pandemia) uno de sus números de batalla, donde un monigote glotón se dispone a una siesta y enseguida, de la copa de su sombrero, emerge un gato negro que luego se inventaría un chapoteadero, donde aparecería un par de graciosos peces.

Tocaría al Grupo La Cucaracha, de Guadalajara, comandado por Nacho Larios, presentar fragmentos de sus espectáculos con luz negra, donde no faltó la emblemática lucha libre, esta vez entre un guasavense y un gringo.