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"Retratan la angustia del abuso infantil"

"La compañía de teatro Devastados presenta la obra Fritzl agonista."
15/10/2019 13:28

MAZATLÁN._ Un hecho real, la victimización durante 24 años. Desde los 11 años, Elizabeth Fritzl fue abusada por su padre hasta los 35 años, fue el detonante para que el dramaturgo Emilio García escribiera la obra de teatro Fritzl Agonista que se presentó en el Teatro Ángela Peralta, en el marco del Festival Puro Sinaloa.

La compañía Devastados teatro llegó a Sinaloa desde la Ciudad de México con este proyecto que denuncia de una manera cruda, provocadora, impactante una realidad que viven las sociedades de todo el mundo, el abuso sexual infantil.

Dos actrices sobre el escenario, no hablan solo realizan acciones, en el primer momento expanden con un rodillo masa mientras, se escucha una música monótona, acosadora y una voz en off describe desde la perspectiva de una niña de 11 años lo que le está pasando, sus padres le dicen, para justificar el abuso, cuando eres pequeño un padre siempre hace cosas buenas por sus hijos, hará lo posible para mantenerla niña alejada de la maldad del mundo el mayor tiempo posible.

La atmósfera en el escenario se va haciendo asfixiante, las mujeres siguen estirando la masa con intensidad, cuando la masa alcanzó una extensión considerable tomaron la enorme tortilla y se la pusieron como máscara sobre las caras que de esa manera se convirtieron en todas la víctimas sin rostro que han sufrido esa realidad.

Las voz en off cambió a las del victimario, que habló de sus deseos, de crueldad, del placer, del sufrimiento. Las actrices asfixiadas por la máscara de masa se quejan, se contorsionan, reaccionan al discurso que se escucha.

El ambiente denso se intensificó; conforme pasó el tiempo cada acción avanzaba para provocar situaciones estresantes, las actrices destrozaron sus máscaras de masa y se las metieron en la boca, masticándola y escupiendolas generando una situación incómoda, asqueante.

Los siguientes momentos fue creciendo la tensión en el escenario, la intención evidente fue crear inquietud, desasosiego entre los espectadores, representado la sensación de permanente desazón que sufre una víctima.

La obra es efectiva en ese sentido, consigue crear la conciencia en los espectadores de la intolerable realidad de una persona abusada, los movimientos grotescos, los dolorosos sonidos guturales, los estertores, los cuchillos amenazantes, los gemidos de dolor consiguen crear una danza de dolor y devastación moral sobre el escenario.

No hay mucho espacio para la reflexión, el cuerpo reacciona con rechazo a las imágenes violentas que se muestran con evidencia, sin metáforas, son directas, dolorosas ponen a la luz de los reflectores la sordidez humana que sacrifica a sus niños, en una debacle emocional que autodestruye a la sociedad.