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"Sigue Camila Govea su pasión por el ballet"

"La sinaloense comparte su experiencia al participar en el Bolshoi Ballet Academy Summer Intensive"
07/09/2018 15:31

Si algo ha llevado a Camila Govea a formarse y bailar escenarios de Cuba y Nueva York ha sido su trabajo, su disciplina y su pasión.

Llegó al ballet cuando tenía 13 años y para alcanzar el nivel que tenían las niñas de su edad tuvo que trabajar duro. Hoy a sus 19 estudia en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba y este verano fue aceptada en los cursos de tres prestigiadas escuelas: Bolshoi Ballet Academy, American Ballet Theater, y Royal Ballet de Londres.

Al final se decidió por el Bolshoi Ballet Academy, para enriquecer su trabajo con la técnica rusa.

Para ella el trabajo fuerte está en las clases y los ensayos. Sobre el escenario sólo disfruta.

"Al bailar la música es todo lo que escucho, no pienso en las correcciones, no pienso en que sigue, en que no me va a salir o me va a salir, quién me está viendo... Solamente dejo que la música fluya y trato de bailar lo máximo, los ensayos son para aprender mejor tu técnica, ver lo que no te sale y practicar. Cuando lo bailas tienes que disfrutarlo".

 

 

Los inicios

Camila es hija de la escultora Rosa María Robles y el músico Arón Govea. Desde pequeña tomó clases de violín con la maestra Olena Bogaychuk, pero un día le pidió a su madre que la inscribiera en clases de ballet.

Llegó con la maestra Karemia del Rey y ahí encontró esa pasión, ese deseo de dedicarse al arte.

"La verdad el arte siempre me ha gustado mucho, siempre ha estado en casa, pero no encontraba algo a lo que realmente quisiera dedicarme. Realmente fue un momento difícil, estaba a punto de elegir una carrera normal, Economía o Finanzas,hasta que encontré el ballet y dije es esto es para mí".

El nivel académico que alcanzó con la maestra Karemia, la llevaron a la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, donde el año entrante obtendrá su título de bailarina.

"El ballet en Cuba es excepcional, los maestros son muy duros y por eso uno mejora tan rápido. Mejoras porque te exigen mucho y todos los compañeros te ayudan mucho, es un ambiente muy padre porque no hay tanta competencia, no hay celos, todos nos ayudamos", comenta.

"Mis clases allá han sido lo que esperaba, yo creo que hasta más, te vas dando cuenta como la escuela, su forma de enseñar, lo académico, las materias, es diferente".

Los días de Camila en La Habana son intensos de lunes a viernes.

"Me levanto a las 5:45 del día para arreglarme y desayunar, salgo a las 7 para poder llegar y calentar antes de la clase, a las 7:45 tenemos el matutino, leemos las noticias y los viernes cantamos el Himno de Cuba. Y a las 8 comienzo la clase", cuenta.

"De 8:00 a 1:30 no paro, es una clase tras otra y tengo media hora para comer porque ensayo variaciones. De 1:30 a 2:00 como. Ya en la tarde es un poco más tranquilo porque son materias de escolaridades, historia de la danza, francés, kinesiología, apreciación de las artes, pero a veces hay ensayos".

Los sábados, comparte, estudia en las mañanas y los domingos se dedica a descansar, se levanta tarde, ve películas y relaja los músculos.

 

 

De Cuba a Nueva York

Uno de los sueños de Camila era ir a un curso de verano en las grandes escuelas de ballet.

"Yo desde hace tiempo veía que niñas iban a cursos de verano, pero no sabía cómo le hacían porque eran muy profesionales, del Bolshoi, del Royal Ballet, y dije me gustaría ir a uno. Pues audicioné para tres: el Bolshoi y American Ballet Theater, los dos en Nueva York, y el Royal Ballet en Londres. Y fui seleccionada para los tres".

Los primeros en avisarle fueron del American y el Bolshoi y eligió el Bolshoi, para aprender la técnica rusa.

"Pero la verdad el que yo más anhelaba era el Royal Ballet que es mi compañía favorita, pero me dijeron muy tarde que había sido seleccionada, ya estaba en Nueva York y ya no podía hacer nada. Por eso espero ir el próximo año porque ya fui aceptada".

En el Bolshoi fueron seis semanas intensas: clases de ballet, de puntas,repertorio, ensayos, preparación física y hasta lecciones de ruso.

"Aprendí algunas palabras, como privet (hola), kak ty (cómo estás), nu (bien)", dice entre risas.

Los maestros eran duros, asegura, no era fácil entender el ruso, y la técnica de ballet muy diferente.

"Me tuve que acostumbrar, aparte el nivel de las demás niñas muy alto, que han ganado internacionalmente en los mejores concursos. Fue muy interesante principalmente porque la técnica es muy diferente y todo tu estilo lo tienes que cambiar, lo bueno es que mis maestros me ayudaron mucho".

Haber vivido este verano es muy importante para Camila, pues dice todo el trabajo que hizo complementa la técnica cubana y ahora puede elegir si un paso me gusta más con la técnica rusa, combinarlo, para que su técnica aumente de nivel.

Al final presentó ocho bailes, entre ellos Don Quixote, Grand pax clasic, El pájaro azul y Corsario, cuatro pax de deux, una variación de Copelia y dos bailes de carácter ruso, que aprendió ahí.

 

 

La disciplina

Para ser bailarina se debe tener ciertas cualidades, considera Camila.

"Debes ser muy disciplinada porque esta carrera no es más que trabajo, si uno no está al 100 por ciento no se llega a donde se quiere llegar. Tienes que ser inteligente para poder aprenderte todos los bailes que quieras, entender lo que te quieren decir los maestros que quieren ayudarte, y tienes que tener mucha pasión".

Ahora que terminó sus vacaciones, regresará a La Habana a cursar el último año de la carrera y prepararse para el Concurso Internacional de Ballet en Cuba, los exámenes finales y graduarse.

Después iniciarán las prácticas durante seis meses en alguna compañía profesional y aunque audicionará en varias, su idea es quedarse en la Nacional de Cuba.

 

 

Los aplausos:

"Es muy dulce recibir aplausos, no sé cómo describir lo que se siente que tantas personas aplaudan a un mismo tiempo, es muy bonito".

 

El mejor consejo de sus maestros:

"Tener muy claro lo que quieres, a dónde quieres llegar, siempre trabajar por lo que te hace falta y estar rodeada de las personas que te apoyan, porque el apoyo es muy importante aquí".

 

El mejor consejo de su mamá:

"Sus consejos son incansables, innumerables y gracias a todo lo que me aporta he sido capaz de lograr lo que he logrado, ir a donde he ido, seguir, alcanzar más".

 

Lo que le gusta de Cuba:

"Es un país muy bonito, las calles muy bonitas, la gente muy amable, se portan muy bien".

 

Lo que siente cuando viene a Culiacán:

"Me siento muy feliz, me agrada estar con mi familia, casi todo el tiempo aprovecho para estar con la familia, también voy con la maestra Karemia, me gusta ir, tomar algunas clases con ella".

 

Los bailarines que admira:

"Mi bailarina favorita es Alina Cojocaru, del Royal Ballet, mi compañía favorita y también el mexicano Issac Hernández, quien es toda una inspiración".

 

 

PERFIL

CAMILA GOVEA

Comenzó su formación en la Escuela con la Técnica Cubana de Ballet “Karemia del Rey”, durante dos años y la preparación que ahí tuvo la llevó a la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso” de La Habana, Cuba. Ha participado en funciones de El Cascanueces, en Culiacán, en la Suite del ballet El Corsario, en la coreografía Cempasúchil Negro, El Lago de Los Cisnes, estas últimas en La Habana. 

Participó en el curso intensivo de verano en Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, en México, en el Concurso Internacional de Coreografía de La Habana, y el Bolshoi Ballet Academy Summer Intensive, en Nueva York.

Ha tomado clases magistrales con Héctor Hernández, Ramona de Saa Bello, Loipa Araujo, Tom Bosma, Agustina Galizzi, Ana Elisa Mena, Blanca Ríos, Mayuko Nihei, Erick Rodríguez, Argenis Montalvo, Cuauhtémoc Nájera y Victor Alexander.