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Columna

Son tiempos de unidad, no tanto de candidatos

FACTOR HUMANO
06/12/2025 16:20

En este momento el país necesita más ejemplo que lucimiento, más hombros y menos reflectores, más empatía y unión entre nosotros, si no sucumbiremos.

Los héroes anónimos.

En México sobra gente capaz que pueda gobernar bien y dirigir el país al futuro que merecemos, sobran ciudadanos comprometidos que diariamente trabajan en el beneficio de su comunidad y de sus gremios, aparte de sus oficios y negocios; algunos ponen de su bolsa, otros su tiempo, sus servicios, sus contactos, un ejército detrás los apoyan de mil formas sirviendo a los demás.

Asimismo cada persona que cumple bien y honradamente su trabajo suma al bien común. La gran mayoría son héroes anónimos que permiten que el país siga de pie; no salen en las noticias porque no son noticia. Son la mayoría silenciosa que sostiene con firmeza lo que una minoría intenta romper.

Pero basta un corrupto o un homicida para manchar el trabajo silencioso de miles y de una comunidad honrada. Es la injusticia del escándalo sobre la virtud, de lo ruidoso ante el silencio discreto.

La solidaridad social masiva.

Pero esta gran mayoría no es suficiente para cambiar el país: le falta peso, unión y dirección; lo ganará cuando:

1. Rompa su silencio, lo que está sucediendo con las grandes marchas y las movilizaciones en las carreteras que escalarán ante los oídos sordos, 2. Se coordinen a nivel nacional sumando las voces de los reclamos de los médicos y enfermeras, el dolor de las madres buscadoras, la angustia de los campesinos, de los comerciantes, de los mismos burócratas, y 3. Cuando se unan formando un todo con múltiples líderes, diversos, valientes e incorruptibles que no buscan los reflectores sino mejoras a sus gremios.

Trabajar para unirnos.

Todavía hay mucho trabajo que hacer para unirnos y sumar las voces, empezar las candidaturas sin los cimientos de una sólida unión resulta temerario por las razones que expondremos más adelante. El pegamento que nos unirá se llama empatía. Hoy por ti, mañana por mí. Aquí algo que aprender:

El levantamiento de Lech Walesa en Polonia con los obreros prosperó por la Solidaridad masiva que desató la legitimidad de su causa y por ser común, desmoronando como fichas de dominó el poderoso comunismo. Cuando esa mayoría se una aquí y se organice rugirán como mil leones y nada podrá detenerlos.

Los errores superan a los aciertos

Sin embargo, cuando la suma de errores supera a la de aciertos, los problemas se multiplican. Cuando se aprueban políticas populistas como el salario mínimo y la semana de 40 horas, las empresas no pueden soportarlo, justo porque las bajas ventas y el nulo crecimiento económico exigen más productividad y rentabilidad.

Una sociedad entra en peligro cuando los errores se vuelven política pública y los intentan ocultar desviando la atención. Cuando las leyes comienzan a restringir libertades y empujan al país al control excesivo. El totalitarismo y las dictaduras nunca llegan de golpe; entran despacio, disfrazados de promesas y mentiras, mientras cambian y se apoderan de las leyes. Esas condiciones ya están dadas.

El ser humano necesita cierta seguridad, salud, propiedad, dignidad y libertad para prosperar. Un Estado que asfixia esto termina cayendo tarde o temprano, porque llega a un punto donde la gente prefiere arriesgar su vida para conseguirlo. Esperar a que suceda es insensato, cada día que pase lo dificulta porque el régimen se afianza más.

Una profecía cumplida.

Ayn Rand lo advirtió en 1950 tras huir de la URSS: “Cuando adviertas que para producir necesitas autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican favores; cuando la corrupción sea premiada y la honradez sea un auto sacrificio... esa sociedad está condenada.”

Ahora, una pregunta decisiva.

¿Qué quita más la paz: entender la gravedad del país o no hacer nada para cambiarla?

No es que la gente ya no quiera saber de política, ni de que estén hartos de ella ¿No será quizás que su conciencia los acusa de no impedirlo, de no actuar, sabiéndolo? Quizás esa indiferencia sea un mecanismo de defensa al sentirse abrumada e incapaz: no sabe cómo resolverla. Tiene que aprender a usar su poder ciudadano... moviéndose, uniéndose.

Hay ciertamente una inmovilidad en la mayoría silenciosa aunque esté harta de tanta violencia, de tanta corrupción, de tanto cinismo, de la incapacidad, de las alianzas secretas de los líderes de la oposición con el régimen.

El sistema político está desgastado.

Por eso trabajar y hacer proselitismo en el viejo paradigma político del país no suma a la unidad y desgasta fuerzas. La mayoría silenciosa no cree en los políticos y tiene alergia a la política, en el modo en que la entienden. Necesitan distinguir la buena política de las politiquerías.

La unión es la condición sine qua non para avanzar como país. Es la base donde pueden hacerse miles de cosas. Sin ella los votos no alcanzarán, ni el sistema con sus mañas lo permitirá, lo vimos en las elecciones.

Un asunto de conciencia.

Tarde o temprano esos líderes que surjan ganarán adeptos en la medida en que sacudan las conciencias individuales, no solo el hartazgo, el miedo ni el enojo. Pues resulta más difícil soportar la conciencia culposa de la pasividad que una ignorante.

Es decir, seguir indiferentes que otros se arriesguen o tomar acción y sumar esfuerzos. Pensar qué les vas a dejar a tus hijos es un buen comienzo.

$!Lech Walesa con su movimiento de Solidaridad.
Lech Walesa con su movimiento de Solidaridad.