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"MADRE, EMPRESARIA Y ARTISTA"

"Vanessa Salas: El arte debe ser parte de la vida"

"La artista sinaloense Vanessa Salas crea la colección de juguetes Coladepez que se ha enriquecido con la llegada de su hija Ana"

Cuando estudiaba la licenciatura en artes plásticas, la sinaloense Vanessa Salas escuchó que el arte debía ser algo integrado a la vida y la idea de hacer algo que rompiera esa distancia rondaba en su cabeza. Trabajó, experimentó pero no encontraba algo que realmente le gustara.

Pero un día se encontró con unas vaquitas que tenían pintada una pequeña mancha de pintura y se preguntó cómo se vería si toda la pieza tuviera color. Entonces se le ocurrió crear una serie de juguetes artesanales: surgieron sirenas, dragones, diablitos, corazones que son admirados en diversas ciudades del país y el extranjero. Y creó su empresa Coladepez.

Y toda su creatividad se ha enriquecido aún más con la llegada de su hija Ana, hace 7 años a su vida.

"Para mí está genial cuando Ana entra al taller y dice 'ay mamá ese diseño me gusta mucho', y ya sé que a los niños les va a gustar, porque generalmente los juguetes los coleccionan los adultos, está en el nicho de la nostalgia".

 

Los inicios

Vanessa Salas es originaria de Culiacán. De niña tomó clases de pintura en el Taller Infantil de Arte, del entonces Difocur (hoy Instituto Sinaloense de Cultura) donde se gestó su sueño de ser artista.

A los 22 años una amiga la invitó a ir a San Miguel Allende, donde tomó algunos cursos de arte, y en la capital de de Guanajuato de dio la oportunidad de estudiar la licenciatura.

Ha participado en más de 60 exposiciones colectivas y 19 individuales. Su obra se ha exhibido en Aguascalientes, Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Guanajuato, Jalisco, Morelia, Querétaro y Sinaloa, en el extranjero, en ciudades como Minnesota (Estados Unidos), Erlangen ( Alemania) y Milán (Italia).

Cuando se fue, recuerda, sus padres le decían que sería complicado vivir del arte, pero piensa que es igual de complicado ser deportista o político.

"Me decía mi papá, requieres de un compromiso muy profundo para que te pueda ir bien porque no es fácil".

Estudiaba la carrera y trabajaba y durante el Festival Cervantino, trabajaba en la coordinación de edecanes y grupos artísticos. Después se dedicó a enseñar arte en la Casa de Cultura.

Pero un día la invitaron a participar en una feria de juguetes y todo empezó a cambiar.

"Empecé a hacer los juguetes en 2001, en una venta frente a la Basílica. El compromiso era tener lleno porque eran espacios gratuitos. Llevé 10 sirenas y el primer día se vendieron seis. En la noche llegué a hacer más y así me pasé toda la feria: sin dormir, haciendo juguetes. Entonces dije no quiero más mi trabajo en la Casa de Cultura, fui a darles las gracias y empecé a hacer juguetes".

 

Pero los meses siguientes no fueron fáciles. No había feria y tuvo que salir a las calles y las oficinas a ofrecer sus juguetes.

"Fue muy complicado, pero decía, 'estoy haciendo lo correcto, aunque no es fácil ahorita en algún momento esto tiene que cambiar', y sí", dice.

"Ahora hay muchas plataformas, con las redes sociales es más fácil dar a conocer lo que haces, pero hace 20 años no era así y también el proceso de darte de alta en Hacienda, de salir de la informalidad y todas estas cosas que nunca nos explican a los artistas, es de alguna manera una visión necesaria, todos tenemos que vivir de algo, no de puros sueños".

 

La maternidad

Vanessa Salas ha sido una artista independiente. Ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato, sus diseños han ganado reconocimientos en el Fonart y en concursos de creatividad artesanal, así como en muestras de plástica internacional y seleccionada en bienales, como en la nacional de dibujo y estampa Diego Rivera.

Se entregó al arte y no pensaba en los niños. Es más, reconoce que tampoco le gustaban.

"Pero cuando vi al papá de Ana dije 'yo quiero tener un hijo'.

El amor llegó a su vida y con Óscar Montoya formó una familia. Pero no todo ha sido fácil.

"Recuerdo que en una temporada tenía que hacer unos dibujos para un poemario que la Universidad de Guanajuato estaba por publicar, y todo el día estaba con la niña, en la noche llegaba mi pareja, le dejaba a Ana y me iba al taller a dibujar... llegaba a las 4 de la mañana y la bebé empezaba a llorar porque quería leche... y dices, híjole es bien cansado".

"Pero supongo que para todas las mamás es igual. Y de alguna manera dices, yo he trabajado muchos años por ser quien soy y no voy a dejar de serlo porque soy mamá".

Conciliar el trabajo de artista con su labor de madre al inicio no fue fácil. Pero desde el inicio decidió compartir su trabajo con ella y llevarla a donde quiera que vaya.

Incluso, a una semana de nacida, se la llevó a una feria de juguete en Silao, en la que participaba como jurado.

"Mi mamá estaba conmigo, pero decidí ir y llevarla conmigo, porque decía, si me acobardo ahorita, y ya no voy a salir a ningún lado, o la acostumbro a que ande conmigo de arriba para abajo o me voy a quedar encerrada en mi casa y ya no voy a hacer nada".

Ana la ha acompañado cuando hace trabajo en comunidades indígenas, cuando da talleres, incluso en una ocasión se la llevó a Chihuahua, donde la invitaron a participar como expositora y también su esposo se la lleva desde pequeñita al campo.

El taller de Vanessa queda cerca de su casa. Tiene un espacio grande, un jardín con un laurel de la india, donde Ana pasa sus tardes y ella trabaja con la puerta abierta para verla.

"Ana algunas veces me da ideas y el estar en convivencia con ella, me dice 'mamá un taller para niños' y dije, pues sí, sí los he dado. Di uno hace unas tres semanas, en la santa y fue muy bonito.

 

Los juguetes

A través de su arte, a Vanessa le gusta hablar sobre la vida y la belleza que hay en ella.

"Porque para hablar de violencia hay demasiados espacios y no se trata de andar como tonto-alegre por la vida, pero sí de valorar lo que tenemos, lo que hay en lo cotidiano, en el día a día".

La nostalgia por el mar hizo que los primeros juguetes que creara Vanessa fueran sirenas. Están hechos de manta, pintadas a mano, sin plantillas, son diseños únicos.

Los vende por Internet y en tiendas de museos y son muy valorados en Guanajuato.

"Las piezas están muy inspiradas en el arte popular, sirenas, diablitos, corazones, es una parte de la colección, también hay otra con piezas articuladas, casi son títeres articulados en ocho puntos, como hombro, codo, muñeca, cadera, rodilla, pie".

A famosos como Spencer Tunic, Guillermo del Toro y Tim Burton les ha regalado alguna pieza de su colección en festivales en los que se los ha encontrado.

En redes sociales pueden encontrar sus trabajos con el link Conladepez.

 

PARA SABER

Su primera exposición 'Marea roja', fue en 1994, en la UdeO. Expuso dibujos en acuarela.

La más reciente exposición individual fue Zoología del alma y algunas bestias, el año pasado, en Festival Cervantino. Presentó esculturas suaves, instalación y vestuario para teatro.

Proyectos

En noviembre hará una exposición dual, en la galería Corazón parlante en Guanajuato, con unos artistas chilenos, Paty Galleguillos y Eduardo Urzúa, sobre el día de muertos.

 

FRASE

"De Culiacán me llevo mucha energía, me encanta mi ciudad, me cargo la batería, me gusta sentir el calor y pues no se diga la comida".

 

Vanessa Salas

Artista

 

 

 

 

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