Escucho el rebufar de las olas
abrazando al barco
con encanto y ternura,
la risa suelta de su agua,
el llanto en la herida
de su piel,
el canto nostálgico de los adioses,
un cansancio excesivo
por tanto movimiento
y la tristeza de su siempre soledad.
Son muchas voces
las que saltan como delfines
al llegar a las islas caribeñas,
son mensajes que se pierden
volando en alas de gaviotas
y palabras que se quedan
atrapadas en tortugas.
En las noches
el agua mar, cuenta sus secretos a la luna
y ella le sirve como espejo clandestino
que refleja amores, siempre amores,
atormentados o felices
y siempre juntos.
Durante el día,
las voces de su cuerpo
resplandecen en un azul bronceado
y sus gotas lanzan al viento vida
y susurran nombres
como los nuestros.