"Delia León ha vestido a las reinas del Carnaval de Mazatlán por más de 50 años"
“Por aquí pasó la Delia con su hilo y su dedal para hacerle su vestido a la Reina del Carnaval”, parafraseando un verso de Los Papaquis, el himno del Carnaval de Mazatlán, Delia León definió el estilo fastuoso y dramático del vestuario de la máxima fiesta del puerto, su amor por la ópera, sus viajes y sus lecturas determinaron la enorme carga artística de sus diseños.
Sus grandes cómplices fueron Héctor Díaz y Valdez, director del comité del Carnaval entre los años 60 y 80 de siglo pasado, que instaló a los grandes imperios del mundo para que inspiraran toda el imaginario de la celebración y Rigoberto Lewis, que asentó, en tierra de patasaladas, el dorado y el barroco de las grandes cortes europeas del Siglo 18; los tres crearon el estilo majestuoso y catapultaron al Carnaval de Mazatlán a niveles internacionales por lo artístico de sus diseños y conceptos.

“Fui una niña muy inquieta, me ponía mis patines y rondaba por todo el Centro Histórico, pero también veía a mi mamá, Dolores Gutiérrez de León, cocía para nosotras y sus amigas más cercanas y les ayudaba a cortar y cocer, cuando salí del Colegio Remington me dijo: ‘creo que tú eres muy buena para patinar y para cortar telas, no vas a ser patinadora’ y me mandó a estudiar confección y diseño a Tepic”, así comenzó la relación de Delia con las tijeras, el dedal y las telas.
Ella recibe en su casa, de fachada art deco, vestida con una blusa de seda y una falda de casimir y su clásico turbante que le da un toque glamoroso.
“Me fui a los 15 años de mi casa, en Tepic vivía la familia de mi mamá, era una ciudad con una sociedad aristocrática de origen porfiriano, después me fui a la Ciudad de México, en donde vivía la mamá y la hermana de mi papá, ahí estudié idiomas, cocina y diseño de modas en el Atelier Mona con Adele Mona, fueron los maestros que me enseñaron cosas maravillosas, con ellos aprendí alta costura, sastrería, bordado”.

En los años 60 empezó a cocerles a sus amigas en Mazatlán, consiguió crédito con vendedores judíos de la Ciudad de México que le enviaban telas costosas.
Delia nació con el don de percibir, sentir con la mirada en qué punto estaba la simetría y el equilibrio de los cuerpos, qué necesitan los cuerpos para conseguir esa percepción de la simetría y el equilibrio, ninguna como ella para entallar el cuerpo, sus vestidos son famosos porque se amoldan al cuerpo como un guante.
“Mazatlán era una sociedad sofisticada en los años 60, había bailes de gala muy importantes y elegantes como los del Casino, había baile de debutantes, todos los clubes hacían eventos a los que las mujeres mazatlecas iban muy elegantes y tenía mucho trabajo”, recordó.
“Los primeros vestidos reales que hice fueron los de las damas de Jeanette Collar que fue Reina de los Juegos Florales, sus acompañantes fueron Perla Habif y Aurora Lizárraga, me quedaron muy bellos y por eso creé confianza en el comité de Carnaval que dirigía Pepe Grillo, después, en 1962 le hizo el vestido a Alma Valadez, que fue Reina de los Juegos Florales en el famoso Carnaval del Corcholatazo cuando ganó Anita de Rueda”.

En ese tiempo, los papás de las Reinas eran los que escogían los diseños y a los que definían los diseñadores, en 1969 todo cambió, el comité de Carnaval definió que el vestido estaría inspirado en el Imperio de Napoleón Bonaparte y Delia León sería quien lo diseñaría, ese fue el primer vestido de Reina de Carnaval que diseñó y confeccionó.

El año siguiente, 1970, quedó marcado en el historia del Carnaval, la Reina fue Libia Zulema López Montemayor, una belleza impactante, una de las reinas más populares que ha tenido la fiesta; la Edad Media fue el tema que definió la estética del vestuario y alegorías.

La carroza de Libia Zulema iba jalada por dos enormes dragones dorados, su cauda estaba rodeada de armiño y el vestido, rebordado en dorados y rojos, a partir de ese año, la constante fue deslumbrar a los espectadores con un vestuario que dejaba perplejos a los mazatlecos.
“Recuerdo mucho el vestido de Yolanda de Rueda (1985), nos inspiramos en Catalina la Grande de Rusia, ella tenía un rostro hermoso, que es esa belleza que Ana María Alatorre heredó a sus hijas; Elizabeth Carrillo (1984) , el de la Pichona Bastidas (1974), que fue Cleopatra, fue un vestidazo; también con tema egipcio fue el de Leticia Arrellano (1991), inspirado en Aída, la heroína de la ópera del mismo nombre”, comentó.

“Rigoberto y yo platicábamos mucho, nos intercambiamos muchos libros con imágenes maravillosas, él estaba muy documentado, sobre todo de lo que le interesaba, que era el Siglo 18, por eso sus diseños eran tan barrocos y dorados, el vestuario también estuvo muy influenciado por ese periodo”.
En este momento, Delia solo diseña y confecciona para una reducida nómina de clientes, que le permite seguir haciendo lo que le apasiona, el Carnaval le dio algunas de las más grandes alegrías de su vida.

“Di lo mejor de mí cuando diseñé los vestidos de Reinas del Carnaval, mi estilo estaba basado en resaltar la anatomía humana, nunca permití que las telas se tragaran a los cuerpos, trabajaba con telas magníficas, puse mucho énfasis en el boato, espectacularidad, todo eso lo aprendí en los viajes, en los museos, en los teatros de donde bebí para alimentar mi imaginación, mis trabajos eran operísticos, a mí me gusta mucho ese arte, buscaba que el dramatismo estuviera en los vestuarios”.
HOMENAJE
Hoy, a las 19:00 horas, en el Centro Cultural Multiversidad se ofrecerá un homenaje a la trayectoria y talento de Delia León, que este año cumple 50 años de haber creado el primer vestido de Reina del Carnaval.
Raúl Rico González será el encargado de hablar de la prolífica trayectoria de la diseñadora de modas. Además, se estarán exhibiendo algunos vestidos que Delia León ha creado.