"Ennio Morricone y John Williams, premios Princesa de Asturias de las Artes"

"El jurado galardona en esta edición a dos músicos de cine, compositores de algunas de las bandas sonoras más destacadas de la historia del séptimo arte"

El jurado del Premio Princesa de Asturias de las Artes ha decidido galardonar este año a dos compositores de cine: el italiano Ennio Morricone (Roma, 91 años) y el estadounidense John Williams (Nueva York, 88 años).

Ambos han protagonizado extensas trayectorias en las que han puesto la banda sonora de algunas de las cintas más famosas de la historia del cine: desde El bueno, el feo y el malo y Cinema Paradiso (Morricone) hasta E.T., el extraterrestre y La guerra de las galaxias (Williams).

Los dos son, con independencia del medio para el que han escrito el grueso de su música, los compositores sinfónicos más conocidos de la actualidad y responsables claros del respeto académico que la música de cine, históricamente un género chico, ha adquirido en los últimos años.

Ambos compositores han sido distinguidos "por enriquecer con su talento cientos de películas”. “Mientras Morricone construyó su reputación poniendo música desde Europa al Lejano Oeste americano, William trasladó el espíritu de la tradición sinfónica vienesa a grandes éxitos de Hollywood. Si hay algo que tienen en común la extensa y variadísima obra de ambos compositores es su deslumbrante capacidad para traspasar géneros y fronteras”, ha señalado el jurado, de acuerdo al diario El País.

“Williams y Morricone muestran un dominio absoluto tanto de la composición como de la narrativa, aunando emoción, tensión y lirismo al servicio de las imágenes cinematográficas. Sus creaciones llegan incluso a transformarlas y trascenderlas, sosteniéndose por sí mismas como magníficas obras sinfónicas que se encuentran entre el repertorio habitual de las grandes orquestas. Todo ello los convierte en dos de los compositores vivos más venerados del mundo”, concluye el acta del jurado.

Ennio Morricone: “He sufrido mucho cuando he hecho cine”

Por poco cine que se haya visto, resultaría difícil no haberse topado nunca con una película con banda sonora del director de orquesta y compositor italiano Ennio Morricone. Es autor de la música de más de medio millar de filmes y series de televisión (Novecento, Érase una vez en América, Los intocables de Eliott Ness, La leyenda del pianista en el océano...), ganador del Óscar honorífico en 2007 a toda su carrera y del Óscar a la mejor Banda Sonora en 2016 por Los odiosos ocho, de Quentin Tarantino. Aunque sigue componiendo, el autor realizó el año pasado su gira de despedida, un tour con el que recaló en España por última vez con tres conciertos en Bilbao y Madrid, en los que desplegó de nuevo su “música absoluta”, un término con el que el autor define toda una vida dedicada en cuerpo y alma a ese arte.

En 2019, el compositor, cuyo equipo puntualizó antes de comenzar que no se dedica a las bandas sonoras sino “a la música para cine”, explicó que “lo que me importa es que la música exista y tenga consistencia incluso sin el filme”.

Diplomado en trompa en el conservatorio de Santa Cecilia, en Roma, si no hubiera sido músico, habría querido consagrar su vida al ajedrez. No lo hizo, y por el camino cosechó una gloria que en ningún caso le ha resultado gratuita.

“He sufrido mucho cuando he hecho cine, porque tenía que escribir música que estuviera bien para mí y para el filme, el público, el director o el productor. Es un ejercicio de una dificultad tremenda, mis obras tenían que mantener la dignidad”, explicó. “Muchos cineastas querían música que ya conocían o que les sonara familiar porque les resultaba más fácil aceptarla, pero yo hacía la que yo decía”.

Más allá del séptimo arte, Morricone, que define su propio carácter como “tímido” si bien acarrea una cierta fama de gruñón, también ha acumulado experiencia en la música clásica (ha compuesto más de un centenar de piezas) y en arreglos para canciones pop como Sapore di sale.

A pesar de que la mayor parte de su carrera ha trascurrido en Hollywood, el compositor jamás ha aprendido a hablar inglés y ha mantenido su residencia en la ciudad que le vio nacer.

“Amo Roma, la Roma, me gusta estar aquí”, declaró en la citada entrevista.

Hijo del trompetista Mario Morricone, empezó a componer a los seis años e ingresó en el conservatorio a los 12. En 1956 se casó con María Travia, con quien ha permanecido durante toda su vida.

“Cada vez que compongo siento una gran responsabilidad, porque quiero probar algo completamente original y que a la vez sea entendido”, afirmó en otra entrevista con este diario hace unos años.

“Esa es mi firma, mi meta, mi principal deseo”. El músico, que recibió una estrella en el paseo de la fama de Hollywood en 2016, publicó el año pasado su autobiografía, titulada In My Own Words (En mis propias palabras).

John Williams: el segundo artista más nominado a los Óscar

John Williams ha compuesto la música de un centenar de películas y ha cosechado cinco Óscar. Sus 52 nominaciones le convierten en el segundo artista que más veces ha optado a la estatuilla, solo por detrás de Walt Disney. Más allá de la gran pantalla, Williams ha compuesto la música de varias ediciones de los Juegos Olímpicos, así como diversas partituras para conciertos. Entre los títulos más memorables en los que ha participado destacan El violinista en el tejado, Tiburón, Encuentros en la tercera fase y Supermán.

El estadounidense es, de lejos, el compositor que más éxito comercial ha obtenido en vida, posiblemente en toda la historia. Sus colaboraciones con Steven Spielberg, de quien ha musicalizado prácticamente toda su filmografía, y el ciclo de nueve películas de La guerra de las galaxias son las bandas sonoras más reconocibles del mundo del cine, y de las pocas con calidad suficiente para saltar a las salas de conciertos (hablamos del compositor vivo más interpretado del mundo).

Es el último ejemplo del sonido clásico de Hollywood, aquel que importaron de Vienna Max Steiner (Lo que el viento se llevó) y Erich Korngold (El halcón del mar), que él mismo ha enriquecido y modernizado con referencias a autores contemporáneos, de John Adams a Andrew Norman. Su trabajo en La guerra de las galaxias, de partituras complejas pero evocadoras, se estudia ya en universidades estadounidenses.

42 candidaturas de 21 nacionalidades

El Premio Princesa de Asturias de las Artes está dotado con una escultura de Joan Miró, un diploma, una insignia acreditativa y la cantidad en metálico de 50 mil euros.

El jurado, que este año se ha reunido telemáticamente por la crisis de Covid-19, ha dado a conocer el fallo en Oviedo. Al galardón concurrían 42 candidaturas de 21 nacionalidades. Es el segundo de los ocho premios internacionales que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias, que este año alcanzan su 40 edición, después de que el miércoles se concediera el Princesa de Asturias de la Concordia a los sanitarios españoles por su entrega y sacrificio para hacer frente a la pandemia del coronavirus.

Los Premios Princesa de Asturias de las Artes están destinados a galardonar “la labor de cultivo y perfeccionamiento de la cinematografía, el teatro, la danza, la música, la fotografía, la pintura, la escultura, la arquitectura y otras manifestaciones artísticas”.

El jurado ha estado compuesto por: José María Cano de Andrés, María del Corral López-Dóriga, Oliver Díaz Suárez, Dionisio González Romero, Sergio Gutiérrez Sánchez, Ricardo Martí Fluxá, Fernando Masaveu Herrero, Joan Matabosch Grifoll, José María Pou Serra, Emilio Sagi Álvarez-Rayón, Benedetta Tagliabue, Patricia Urquiola Hidalgo, Aarón Zapico Braña, presidido por Miguel Zugaza Miranda, y actuando de secretaria Catalina Luca de Tena y García-Conde, marquesa del Valle de Tena.

En años anteriores, el Premio Princesa de Asturias (hasta 2014 Príncipe de Asturias) ha reconocido la labor de artistas e instituciones como el dramaturgo británico Peter Brook (2019); el cineasta estadounidense Martin Scorsese (2018); el artista plástico sudafricano William Kentridge (2017); la actriz española Núria Espert (2016); el cineasta estadounidense Francis Ford Coppola (2015); el arquitecto canadiense Frank O. Gehry (2014); el cineasta austriaco Michael Haneke (2013); el arquitecto español Rafael Moneo (2012); el director de orquesta italiano Riccardo Muti (2011); el escultor estadounidense Richard Serra (2010); el arquitecto británico Norman Foster (2009); el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (2008); el músico estadounidense Bob Dylan (2007); y el cineasta español Pedro Almodóvar (2006).

 

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