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"Mazatlán"

"Evangelización, Educación y Cultura: San Jerónimo Emiliano, un modelo para nuestros días"

"El Papa Clemente XIII lo declaró santo y en 1928, el Papa Pío XI lo nombró Santo Patrono de los Huérfanos."
09/02/2021 15:38

Padre Amador Campos Serrano

La epidemia del cólera hacía su aparición, propagándose en el peninsular país de Italia, la atención a los enfermos era cada vez más difícil, Jerónimo renunciaba a sus bienes para poder ofrecer ayuda a quienes la necesitaban.

En su vida anterior, él había seguido un camino muy diferente, transitando en la frivolidad, había elegido la carrera de las armas, donde pretendía, siguiendo los ideales de la época, alcanzar la gloria y los honores, de acuerdo a su alcurnia, pues era perteneciente a la nobleza veneciana.

Jerónimo había nacido en 1486, en la capital del entonces estado de la República de Venecia, su padre fue Ángelo Emiliano, quien era Senador de esa República, y su madre fue Eleonora Morocini, siendo el menor de cinco hermanos.

Quedó huérfano de padre desde los primeros años de su vida, lo cual, sin duda, lo sensibilizó para más tarde dedicar su vida al servicio de los desamparados que sufrían carencias familiares.

Estando en la milicia llegó al grado de capitán y en 1511 se encontraba luchando contra la liga Cambray, en la ciudad fortaleza de Castelnouvo de Quero, en donde había sido nombrado Alcalde, en sustitución de su hermano, quien había sido herido.

Finalmente, los invasores, en mayor número, vencieron la resistencia y Jerónimo fue hecho prisionero.

Para el plan de Dios, esta circunstancia se convertiría en ocasión para que escuchara el divino llamado a la conversión, pues la obligada soledad de su cautiverio le fue propicia para entrar en un periodo de reflexión y así, más tarde, al fugarse de sus captores vio esto como una señal de la intervención de la Virgen María, quien, en su versión, le entregó las llaves de su celda, protegiéndolo hasta que llegó más allá de los límites de las líneas enemigas.

Según esta misma versión, ya liberado, llegó hasta Treviso y ahí, ante la imagen de la Virgen, dejó las cadenas de su anterior cautiverio y también sus armas, como un signo de conversión de vida.

Cuando, en 1517 llegó la paz entre los contendientes, Jerónimo regresó a Castelnouvo de Quero para continuar en su puesto de Alcalde, hasta la muerte de su hermano, entonces renunció de manera definitiva a sus funciones en el ambiente de la política.

En 1531 se presentó la epidemia del cólera, produciendo, como ahora, un exagerado temor, con lo cual muchos no se atrevían a acercarse a los enfermos por temor al contagio, ante esto, Jerónimo se desprendió de sus bienes para auxiliar a los enfermos, incluso, les daba sepultura cuando les llegaba el momento final.

Como consecuencia de la epidemia, muchos niños quedaron sin padres y sin hogar, por ello se dedicó a recogerlos y a buscar darles, no solo hogar, sino también alimentos y educación.

También, entre las consecuencias de esta epidemia, muchas mujeres se dedicaron a la prostitución, como una manera para salir adelante en sus carencias económicas, ante ello él se dedicó ir al encuentro de estas personas afectadas a consecuencia de esa esa situación y buscando rescatarlas de su desgracia, les ofrecía un lugar en donde podían aprender labores con los cuales podían ganarse la vida para vivir dignamente.

Para lograr estos objetivos contó con la ayuda de muchos cristianos, quienes, al ver la sublimidad de su labor, generosamente le ofrecieron sus propios bienes.

Con una vida ya dedicada al amor al prójimo, fundó la comunidad de Los Servidores de los Pobres, en un lugar cercano a Milán, llamado Somasca, los miembros de esta comunidad ahora son llamados Los Padres de Somasca.

Ante una nueva propagación de la epidemia, Jerónimo volvió con toda su energía al auxilio de los afectados, proporcionándoles la ayuda necesaria y finalmente, él mismo adquirió el contagio y en una ofrenda de su vida, a los 56 años de edad, murió el 8 de febrero de 1537.

Ante este sublime testimonio de vida, en 1767, el Papa Clemente XIII lo declaró santo y en 1928, el Papa Pío XI lo nombró Santo Patrono de los Huérfanos.