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"Evangelización, Educación y Cultura"

"Jugar para aprender"

"Columna religiosa"
17/07/2018

Padre Amador Campos Serrano

El juego es una actividad vital para el desarrollo de los seres humanos, por ello, lejos de entenderlo como una manera de perder el tiempo, tiene la función de lograr una armonía, tanto emocional como anatómica, aunque se debe llevar a cabo de una manera equilibrada.

La función lúdica ciertamente no es privativa de los seres vivos con la potencialidad del uso de la razón, pues en el reino animal también es común contemplar esta actividad, ya sea con sus mismos congéneres o en una interrelación con los seres humanos.

Jugar, además de ser parte de la naturaleza del hombre, es también un medio para que forme su carácter y para lograr el dominio de habilidades que serán necesarias en la vida.

En las primeras etapas de la vida, es decir, durante la infancia, el juego ocupa un lugar totalizante por ser parte integrante de la inquietud por conocer y aprender a vivir en un mundo que se abre a los ojos.

Desde esta perspectiva, el juego no debe ser una actividad en la cual los niños se entretengan para “ponerse en paz” y no molestar a los adultos en sus actividades, es una parte formativa con la que ellos irán creciendo.

Entender el juego como manera formativa para los niños implica involucrarse en esa actividad de manera activa por parte de los padres, participando en la selección de los juegos en los que se ocuparan los hijos.

Frente a la fascinación de un mundo desconocido, oculto tras la pantalla de una tablet o de un videojuego, debe existir un uso equilibrado ante los llamados juegos tradicionales del mundo real, que consistirá en una ecuanimidad entre un mundo virtual, cada vez más presente, y el mundo real en el que existimos y nos movemos.

En una experimentación dirigida por los miembros la Association for Psychological Science, en la cual tomaron parte los integrantes del Rhodes College de Memphis, unos niños tuvieron participación usando videojuegos, mientras otro grupo de niños uso juegos tradicionales, como adivinar lugares, armar rompecabezas y otros más, concluyendo que quienes participaron en los segundos adquirieron mayores habilidades que los primeros.

El juego es el primer acto creativo del ser humano, el primer vínculo con el mundo real, no importa el objeto empleado para el juego, este se convierte en un medio para una relación divertida con el mismo objeto, pero es importante que dicho objeto siga siendo un instrumento de juego y no una herramienta didáctican porque entonces perdería toda su esencia lúdica.

Otra cosa son las reglas usadas en el juego, esto si son herramientas, con las cuales se puede alcanzar una enseñanza, como saber respetar a los demás, tener en cuenta las reglas de las relaciones humanas, entre otras enseñanzas.

El ser humano es lúdico por naturaleza, el juego es parte de su crecimiento como persona, acompañándolo a través del desarrollo de su vida.

 

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