Hace ya años llegué a Mazatlán, siempre le dije a mi padre, que terminando mis estudios universitarios me iba a cambiar a vivir a este puerto, para mí tiene muchos recuerdos agradables, pues cada año veníamos mi familia y yo a la playa, veníamos del desierto de Torreón, una ciudad muy próspera y sobre todo con una importancia tanto de ganado lechero como del cultivo del algodón que exporta a muchos lados del mundo, pero a mí siempre me llamó más la atención el mar y la gente de Mazatlán, y soy feliz viviendo aquí.
Al llegar a Mazatlán tenía el gran reto de hacer productivo mi consultorio psicológico, pues nadie me conocía y me propuse como meta a mediano plazo, que se fuera conociendo el apoyo tanatológico, pues en todo el mundo existe el proceso de las pérdidas, el ser humano en su proceso de vida va enfrentando una serie de pérdidas y hay que enfrentar positivamente al duelo, pero en Mazatlán no había una gente que se especializara en este tratamiento, así que mi labor de que la tanatología se conociera ha sido un reto, se puede decir que inicie de cero.
Para subsistir, comencé dando clases de psicología en el Centro Universitario de Mazatlán, el famoso CUM, además tenía a mi cargo el departamento de orientación vocacional del Cobaes 38, del Parque Bonfil y el Cobaes de Coyotitán, y los fines de semana trabajaba para Conafe (creo que ya no existe), con alumnos de la sierra por vía satélite, el Tec de Monterrey campus Mazatlán también me dio la oportunidad de ser catedrático, todo fue muy enriquecedor, de nada me arrepiento, al contrario, siempre estaré agradecido de todos mis trabajos, porque todos me fueron llevando a mi meta, terminé con el tiempo como director de la escuela de psicología y un día tuve que decidir sobre la psicología educativa o psicología clínica, enfocada en la tanatología.
Y definitivamente me decidí por la tanatología, y tracé un plan, el cual primero consistía en dar a conocer los grandes beneficios de esta terapia, la atención psicológica al proceso del duelo, y seguir preparándome en esta fascinante área, entonces comencé a dar conferencias en colegios y escuelas, también en varias empresas, cursos que yo impartía y en ocasiones traje a tanatólogos de la Ciudad de México y comencé a escribir en revistas, sobre todo en una revista que estaba muy bien cuidada en su parte editorial y de contenido: “Saludable y en forma”, con su directora creativa Claudia Osuna, y después Luis Ángel Gómez, que laboraba en el Periódico Noroeste, confió en mí y me dio la oportunidad de escribir artículos en el suplemento llamado Gloss del periódico , a quien sigo agradecido, pues era la forma de explicar y captar la atención de los ciudadanos de Mazatlán, sobre esta área de la psicología, afortunadamente tengo desde agosto del 2014 colaborando quincenalmente en el periódico.
Fueron años de trabajo duro y poco a poco ir abriendo puertas, visitando médicos, asociaciones civiles, empresas, centros educativos y hospitales, y está comprobado que, si te enfocas en tu objetivo, además eres disciplinado y realizas las acciones necesarias, llegarás al objetivo meta, y se llegó por fin, a que el consultorio se aclientó, y fui renunciando a la parte de la docencia, para enfocarme en exclusiva a la terapia tanatológica, que era mi sueño profesional.
Actualmente me siento muy satisfecho por toda la labor y me llega a sorprender cómo la tanatología se fue dando a conocer y ahora no solo tengo pacientes locales, ahora solicitan
consulta y se desplazan del área rural, vienen del Rosario, Escuinapa, Concordia, del Verde, Villa Unión y últimamente tengo gente que viene de Apoderado, para mí es de gran satisfacción recibir estas personas que se toman su tiempo, se desplazan de su lugar de origen y vienen a consulta, llegan con tanto dolor acumulado, por el tipo de pérdidas que llevan consigo y me da mucho gusto que se apliquen en su consulta y salgan adelante con sus procesos, hasta lograr en varias sesiones llegar a darse de alta.
Ahora con esta pandemia del Covid, he recibido gente de Culiacán y de Durango, y aquí tengo que hacer una aclaración, y no se mal interprete, mi gran logro no es mi reconocimiento,
honestamente no, mi gran satisfacción es que este servicio tanatológico llegue a todas partes, a todas las personas que sufren una pérdida, que se les proporcione un servicio digno y humano, en el peor momento de su existencia, que las personas comprendan que tenemos todos los seres humanos algo que se llama resiliencia , que ni siquiera la reconocemos, pero en el duelo es cuando la aplicamos y podemos lograr llegar a un duelo sano y reducir el tiempo de sufrimiento.
Me siento muy satisfecho y agradecido con tanta gente, que gracias a ellos la tanatología ya está más al alcance de las personas, y siguen los retos y las metas a alcanzar, y ojalá que muy pronto en cada hospital se brinden los servicios tanatológicos, tanto al paciente en fase crítica, como a sus familiares. Que en esta parte agradezco a los doctores Zazueta, Santiago, Jorge Alan y a Iván Rojas, que me permitan llegar y atender a sus pacientes del Hospital Marina Mazatlán, y estoy seguro que poco a poco se brindará el apoyo tanatológico a toda persona que lo requiera.