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"DICEN PESCADORES SOBRE EL PAJARITO"

"¿Por qué se ausentan los pajaritos de las playas de Mazatlán?"

"Recomiendan investigadores de la Facultad de Ciencias del Mar aplicar un plan de manejo pesquero para esta especie, que incluya veda y cambio de artes de pesca"
05/05/2018 16:26

Ante la tendencia a la baja en las capturas de pajarito en la bahía de Mazatlán, los pescadores reconocen que una posible causa es la falta de una veda durante los sesenta años de historia de esta pesquería en el puerto.

“Nos lo acabamos, ¿para qué le hacemos al loco? Nunca le dimos veda”, relató Jesús Torres Roque, quien tiene más de 20 años en la pesca y forma parte de la cooperativa María Canizales.

Desde su punto de embarque en Playa Norte, a donde cada mes de mayo acuden los mazatlecos en busca de este típico manjar, el pescador lamentó que su escasez repercute en la producción de otras especies a las que sirve de alimento, como robalo y curbina.

Luis Antonio Salcido Guevara, de la Facultad de Ciencias del Mar, recomendó un plan de manejo que incluya veda, ya sea espacial o temporal, así como el cambio a artes de pesca menos nocivas para el ecosistema marino.

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“El tipo de arte de pesca que se utiliza aquí la consideramos dañina, es una atarraya que tiene unas plomadas, unos pesos que se van hasta el fondo del agua, y al momento de jalarlos para sacarlos, arrancan los florecimientos algales, que es donde los pajaritos dejan lo que comúnmente le llaman hueva”, explicó el autor de estudios sobre el desarrollo de este peculiar pez, cuyo nombre científico es Hyporhamphus unifasciatus.

Salcido Guevara indicó que las técnicas artesanales, como la red de cuchara, son las más adecuadas para conservar los recursos naturales de la bahía.

No obstante, comentó, la explotación pesquera no es el único factor que puede influir en la disminución del pajarito, debido a que el fenómeno del cambio climático ha provocado la redistribución geográfica de animales en todo el mundo.

Advirtió que para establecer un programa de manejo pesquero, se requieren nuevos estudios. Las propuestas de regulación se han hecho antes por otros investigadores. En 2011, la Conapesca inició un trabajo de monitoreo del pajarito para establecer estrategias para su conservación. Sin embargo, no hubo un seguimiento al proyecto. Hoy, los pescadores padecen las consecuencias.

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Una tradición en la incertidumbre

Lo que antes era la cita obligada de mayo para los porteños, hoy se ha vuelto una visita incierta.

En el campo pesquero de Playa Norte, el grito de "¡Ya llegó el pajarito fresco!" se ha cambiado por las caras desilusionadas de amas de casa y clientes leales que regresan con sus cubetas vacías. O bien, tienen que conformarse con los altos precios provocados por el descenso en las capturas.

El pajarito es parecido a un pez espada, pero en miniatura. Mide unos 20 centímetros a lo largo. Y es una de los platillos clásicos de la cocina de mar en el puerto.

Llega a la bahía de Mazatlán para desovar, por lo regular de marzo a julio, aunque la temporada de pesca abarca los pimeros quince o veinte días de mayo, tiempo que los consumidores no dejan pasar, ya que es un manjar que sólo arriba una vez al año.

De acuerdo a los archivos de Noroeste, la de 2012 fue la última temporada donde los pescadores reportaron una producción “regular”: de 300 a 500 kilogramos por panga al día.

Los años siguientes, el comportamiento del pajarito ha sido errático. En 2013 de plano no llegó y, al parecer, se desvió a Teacapán (Escuinapa), de donde hubo que traerlo. Y otros años, ha salido tan poco que no alcanza a satisfacer la demanda.

 

Los recuerdos de la bonanza 'pajarera'

En los años de bonanza, recuerdan pescadores de Playa Norte, cada panga podía capturar hasta 2 toneladas por jornada: “Hace muchos años, teníamos las pangas ahí llenas de pajarito y la gente se llevaba la cubeta a 10 ó 20 pesos; hoy está carito, la verdad”.

Según estudios de la Facimar, un buen día de pesca arrojaba producciones de entre 50 y 60 toneladas en un solo día. Hubo años, como el de 2002, en que se registraron arribazones masivas.

Este año, apenas empieza la temporada. Un buen indicio es que ha empezado a caer en las redes, luego de que hace unos diez días, los hombres de mar comenzaron a detectar los cardúmenes.

La noche del miércoles, cerca de 20 embarcaciones se encontraban en su búsqueda en las zonas de Isla Venados, Playa Norte y El Crestón, aunque la mayor parte fue capturada cerca de las playas. Pero el resultado no se acerca a la abundancia de antaño. Algunos pescadores reportaron hasta 100 kilos.

La cubeta se vende en 300 pesos y a 30 pesos el kilo. Y si lo quieren limpio, son cien pesos adicionales. A muchos no les importa pagar, pero los que recuerdan los precios de otras temporadas se van tristes. Se quedaron mal acostumbrados, dicen los vendedores.