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Encuentro

El secreto de Wings Army es sabor, innovación y calidad: Martín Santaella

La inquietud y sed de innovar que caracterizan al chef mazatleco resultaron en el crecimiento internacional del restaurante de origen sinaloense, que abre un restaurante nuevo por mes alrededor del mundo

La fidelidad al sabor, la calidad y la tendencia a innovar son las claves del éxito de Wings Army, restaurante y corporativo con mayor crecimiento a nivel nacional, aseguró el fundador Martín Santaella Osuna.

Como parte de la segunda edición del festival El Pan y sus Antojos en Culiacán, el chef mazatleco que reside en Guadalajara, impartió una conferencia vía Zoom a estudiantes de la Facultad de Gastronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa, quienes esperan fundar su negocio en un futuro próximo.

Con 218 unidades alrededor del mundo, el CEO de la cadena restaurantera internacional, explicó que cada una de estas debe mantener las recetas, salsas e insumos como él las inventó durante su trayectoria como chef, característica que distingue el negocio entre otros.

“Es la parte más sensible y muy mía, las salsas las hice yo, buscándole en todas partes como mejorar el sabor y la calidad”, comentó.

“Yo no soy la salsa más barata que está en el mercado, tampoco la más cara pero de calidad hemos ganado varios premios porque no he dejado de manejar calidad en los productos, lo que más cuido son las salsas”.

Asimismo, brindar servicio de calidad a través de un personal capacitado y un concepto innovador que se adapte a las tendencias, posicionó lo que un día fue un emprendimiento sinaloense en un corporativo a nivel internacional.


Una idea que atravesó fronteras

En 2005, Martín viajó a Texas con su esposa e hijos, donde conoció el concepto que impulsaría su negocio al éxito internacional.

En un restaurante norteamericano, su hijo, de tan solo dos años y medio en aquel entonces, quien tenía problemas estomacales, comía una orden de ocho alitas barbecue, con la cara embarrada de la salsa agridulce.

La satisfacción con la que el pequeño devoraba el platillo conmovió a Martín, cuestionándose sobre el modo de consumo de las alas de pollo en México, el que solía comerse en caldos.

“En México no se vendía ese producto de esa manera, entonces, ahí me empezó el interés de hacer un barecito, un sport bar, me dio el interés de generar ese producto”, explicó.

Empezó a empaparse de la gastronomía del país vecino, probando el platillo en cada restaurante que se le atravesó en sus viajes, a fin de analizar lo que quería implementar en su negocio y lo que podría mejorar.

Poco a poco este empezó a desarrollarse, aún sin un concepto que lo distinguiera entre otros.

La esposa del chef tenía un comercio de venta de ropa que traían personalmente de Estados Unidos, donde estaba de moda las prendas de estilo militar, por lo que decidió implementar esta vestimenta en los uniformes del personal, para que lo vistieran con orgullo.

Ya con un concepto de combate, decidió nombrar el negocio ‘Wings Army’, que se traduce como alas de la armada, implementando un juego de palabras que hace alusión a las aletas de las aeronaves militares.

Lo que empezó como un pequeño bar que medía 26 metros en la parte interna y 12 metros en el patio evolucionó en un transcurso de seis meses, cuando empresarios lo animaron a convertirlo en franquicia.

A la gente le gustaba el concepto de apariencia norteamericana que vendía tanto cerveza y comida, como una experiencia atractiva llena de pantallas, luces y transmisión de partidos deportivos.

Martin Santaella agregó que sus salsas, creadas a prueba y error, marcaron la diferencia entre otros negocios de similares que emergieron ante el éxito de Wings Army, por lo que recomendó a los universitarios a emprender la búsqueda por esa especialidad que los diferenciará del resto.

“Vas inventando, vas creando, para que la salsa que vayas creando le quede bien a la proteína, son inventarios, es parte de eso, que tienen que estar haciendo, sabores nuevos, productos nuevos”.

Como una persona inquieta y con sed de innovar, el chef los exhortó a no temer al cambio, más bien, evolucionar con él, para que su producto se mantenga con el paso del tiempo.

“Como estos Flamming Hot (sabor), si está de moda tengo que hacer algo con esos polvos y tratar de hacer algo de moda, y ahí es cuando voy pensando y viendo como hacer para sacar algo nuevo”.

Así como, adaptar los platillos al paladar de las personas que habitan aquellos lugares donde buscan expandir el negocio.

“Si voy a España tengo que sacar sabores para España, si voy a Paraguay tengo que hacer una salsa de maracuyá, tenemos que adaptarnos”, agregó.

Cuando entras a vender por vender no duran los negocios y cuando metes calidad por eso están bien prados los mejores restaurantes, porque hay calidad en los productos para los comensales

Reiteró la importancia de brindar un servicio por vocación en lugar de las ganancias económicas, cuidando la calidad, higiene, tener personal capacitado y enfocarse en un objetivo que construir.

“Yo hago lo que a mí me gusta, trabajar en lo que a mí me gusta y lo bonito es como si fuera un jugador de fútbol, que me gusta jugar fútbol y me pagan por ello”, asentó.

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