"'Hay que echarle más coco, innovar': Adriana Martínez"

"Con apenas 19 años, la joven sinaloense ya dirige su propia empresa, que produce conserva artesanal"
03/07/2017 14:24

SINALOA._ Nicté es una empresa dirigida por una joven de 19 años de edad, que produce conserva artesanal, sin conservadores, sin endulzantes o químicos extra, principalmente de sabor mango.

Hace cuatro años, Adriana Martínez Urías comenzó a vender la conserva a sus familiares, vecinos y personas allegadas, pero en 2016 decidió lanzar la empresa ya con nombre, enfocada en un mercado específico, adquiriendo un logo e identidad.

Cuando Adriana cursaba la preparatoria concursó a nivel nacional con un proyecto científico y su equipo ganó el pase a la competencia en el nivel internacional, por lo que necesitó dinero para continuar su travesía, pero sus padres ya no tenían recursos para seguirla apoyando.

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"Mi abuelita cuando estaba chiquita hacía conserva de mango. En ese momento necesitábamos dinero para comprar las cosas para el proyecto, cuando estábamos todos comiendo, volteé a ver a mi papá y me dijo: 'No me voltees a ver a mí'; volteé a ver a mi mamá y me dijo: 'No, a mí tampoco': volteé a ver a mi abuelita y me dijo: 'No, yo tampoco', estábamos en temporada de mango", recuerda.

La señora Mary, abuela de Adriana, cuenta que su nieta siempre ha sido una persona muy independiente y determinada, nunca se detiene cuando quiere algo, lucha y busca alternativas de solución.

Con una mirada hacia su nieta que refleja mucho amor, luego de un suspiro relata que Adriana le pidió que por esa ocasión le ayudara preparando su receta secreta de conserva de mago para salir a venderla y juntar el dinero que necesitaba.

"Adornó muy bonito el dulce, lo metió en una canasta y salió a vender el mango en la bicicleta, dije yo: 'Bendito Dios, ella tiene que empezar por algo', era un aliviane para nosotros porque ya no había dinero que alcanzara", refiere la abuela.

Martínez Urías estudia segundo año de biología en la Universidad Autónoma de Sinaloa. El año pasado ganó una beca en la escuela para entrar a una incubadora de negocios, de ahí es que comenzó a formar el proyecto.

 

Un desafío

La directora general de Nicté dice que ser empresaria a tan corta edad es muy desafiante, pues no solo es la responsabilidad de una empresa, sino que está también la otra parte de compaginar la escuela y apoyar en casa.

Cuenta que al ver cómo su empresa ha crecido y se da a conocer, se da cuenta que ya no solo es Adriana Martínez, sino todas las personas que forman la empresa, esos clientes que han confiado y que día a día le buscan, por lo que si la empresa para también paran sus clientes.

"Nicté es una familia más, las personas que me apoyan en el trabajo, que son mis clientes, mis colaboradores, las tiendas con las que estoy trabajando, sin ellos no existimos y les debemos el seguir trabajando, seguir creciendo, seguir luchando por esto que es muy bonito, se enamora uno de lo que hace", cuenta.

Relata que tiene conciencia que a los primeros años de una empresa se les llama años muertos porque consisten solo en estar invirtiendo, pero es algo que no le pesa ya que utilizar el dinero para volverlo a invertir significa que lo hace con la convicción que en los próximos años la ganancia será mayor y habrá más solvencia, tendrá dinero para invertir en nuevas cosas y para ella.

Nicté se considera una empresa orgánica, pues sus proveedores de mango son orgánicos y en los árboles propios de los que también adquieren fruta no utilizan fertilizantes químicos; además es una empresa regional, por tanto apoya en el crecimiento económico del estado.

"Lo que nos diferencia es el enfoque de crecimiento para los jóvenes, en una cultura empoderada del crecimiento empresarial, buscamos fomentar una cultura para los niños y jóvenes, para que no decaigan sus esperanzas por crecer y ser algo más de lo que se vive diariamente en el estado", refiere.

Adriana dice que los jóvenes deben considerar que siempre hay buenas opciones, solo se trata de buscar la manera de encontrarlas, con el pensamiento de que las cosas llegarán, aunque sea más lento pero llegarán, pues siempre hay muchos caminos para una solución o varias soluciones para un problema.

"Hay que echarle más 'coco', innovar, si ves que vas por buen camino, ya lo intentaste y lo lograste, paso a pasito se irán dando las cosas; siempre que se hace algo bien cuesta tiempo, dinero y esfuerzo, y si te está costando esas tres cosas es porque tendrá frutos para ti", señala.

"Nicté para mí es una oportunidad que se puede aprovechar, crecer y dejar un legado", dice Martínez Urías.

Nicté es un nombre de origen Maya y Náhuatl que significa flor naciente.

Cuenta que mira la empresa que va naciendo, de jóvenes e innovadora, consciente que hay jóvenes que quieren hacer algo y muchas veces no tienen la oportunidad o las facilidades que a ella se le han presentado.

"A mí me gusta mucho la cultura mexicana, empoderarla, por eso pensé buscar algo nuestro, algo de aquí de México, porque muchas empresas se lanzan con nombres en inglés o en otro idioma y yo dije: 'No, quiero algo con nuestras raíces, muy muy nuestro', y empecé a buscar en las diferentes lenguas que hay en nuestro País y me enfoqué en las que hay en Sinaloa, porque somos una empresa sinaloense", relata.

Mientras etiqueta el producto con mucha delicadeza, cuenta que encontró la palabra y pensó: "Bueno, una flor nace, crece, es hermosa y esta flor deja más semillas y de esas semillas nacen más", entonces consideró que sería un buen nombre y una buena visión.

El logo de la empresa es una flor y una tuna, y volviendo a sus raíces, encontró la imagen que tiene la tuna que asemeja a la pitahaya y la flor que hace referencia al nombre de su negocio.

 

 

Producto diferente

La directora general de Nicté Conserva Artesanal dice que la diferencia en su producto es que la conserva que normalmente se come es dulce, pero a esta le agregan chile. Al probarla le dicen que está muy buena y le preguntan con qué la pueden comer, porque presenta una novedad.

"La conserva tradicional con la que comenzamos es de mango con chile, pero ahora para el Día de las Madres pensamos en naranja y por ser temporada también en chile morrón; presentamos en una canastita las tres, esto también con el propósito de ver cuál gustaba más, para meter también estos productos en el mercado", señala.

La joven empresaria tiene la visión de trabajar en un plan, con el fin de evaluar qué es más conveniente, si lanza una logística para hacer conserva de frutas por temporada o bien mantener durante todo el año los mismos productos.

Cuenta que el año pasado cuando terminó la temporada de mango, la estrategia que utilizó fue congelar una buena porción de fruta y otro tanto lo dejó preparada y envasado al vacío, por lo que eso le ayudó para seguir vendiendo toda la temporada otoño-invierno y cuando se acabó el frasco envasado, continuó utilizando el que tenía congelado.

Nicté busca ser una empresa totalmente sustentable, que no genere residuo alguno, que los residuos de agua sean reutilizados, los residuos orgánicos como cáscara y semilla sean reutilizados, que no solamente sea una empresa que se enfoque en hacer productos sino crear una cultura ecológica y sustentable.

Adriana cuenta que están evaluando si compran el mango o ponen una huerta, porque busca tener sus propias instalaciones, más trabajadores, apoyar a las familias que más lo necesiten y apoyar a jóvenes que aprendan con ella.

"Veo a Nicté como una empresa grande, una empresa líder a nivel nacional y por qué no internacional", dice.

Hasta el momento se ha distribuido producto en Puebla, Monterrey y Tijuana. Cuenta que en esta última ciudad una amiga le está apoyando mucho para ver si se mete a la venta en una tienda, pero sabe que primero necesita afianzar bien la relación con sus colaboradores locales.

"Primero que nada necesitamos crear un plan para entrar en tiendas en otros estados, con el respaldo de que aquí trabajamos con tales tiendas, entregamos tanto producto al mes y ellos así verán que es un producto que sí tiene demanda, que sí gusta y así tener mayor facilidad para entrar de una manera más firme", considera.

La empresa Nicté elabora un producto con el que Adriana Martínez creció, una conserva con la que su abuela la consentía cuando era pequeña y que nunca pensó comercializar, pero que llegó a un punto de la vida en que se vio necesitada y se dió cuenta de todo lo que puede lograr con esos pequeños detalles que se convierten en una herencia familiar.

"Con cosas pequeñas que no habías pensado puedes hacer cosas muy grandes que se pueden transmitir a las demás personas", dijo.

"Es compartir una parte muy mía, en verdad las hago y digo, 'qué bonitas están', las pruebo y digo 'qué rico, quedó muy buena hoy', siempre que las envaso es de 'espero que les gusten', lo hago y estoy enamorada del producto, le tomo fotos, es como decir 'mi pequeño bebé'", relata.