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"Notaría Díaz Salazar y Asociados"

"Los tiempos de los Díaz"

"Manuel y Manolo Díaz, padre e hijo, forjan pasado, presente y futuro a base de calidad en el servicio"
02/10/2017 16:36

CULIACÁN._ Se considera que el coyote es un animal hábil, vivo y tenaz, que posee la nobleza del lobo, pero es inteligente y tiene la astucia del zorro.

En muchas ocasiones, dentro de la cultura mexicana también se dota con este mote a personas que ofrecen el servicio de hacer trámites, con la promesa de solucionar asuntos satisfactoriamente o en poco tiempo, a cambio de una comisión.

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En Sinaloa hubo un personaje que era un jugador de beisbol, Manuel Díaz Angulo, se le conoció como “El Coyote Díaz”. Se cree su apodo se debió a la suspicacia y la manera como practicaba el deporte.

Dos referencias de un mismo apelativo, coyote, que el Notario Público 134 en Sinaloa decidió retomar para su empresa, como tributo a su padre, el pelotero reconocido por la astucia, inteligencia y habilidad en el juego.

El padre de Manuel Díaz Angulo fue un tenedor de libros y, además de ser jugador, era Notario Público, de ahí es que Manuel Díaz Salazar su hijo, se considera Notario Público de vocación. Siempre creyó que también las características del coyote se podrían concentrar en la notaría Díaz Salazar y Asociados y ahora se da cuenta que es lo que les permite ser diferentes a las demás.

“La gente mayor de 70 años que llega aquí sí nos dice, ‘mira, el Coyote Díaz’, lamentablemente después al coyote (la figura) se le desprestigió, pero cuando vienen los mercadólogos y hemos contratado a alguien con temas de imagen, les decimos: ‘Puedes hacer lo que quieras, pero el coyote se queda’. Tratamos de perfeccionar la imagen de los coyotes”, indica.

El fundador del despacho dice que la notaría tiene un principio, la honestidad y humildad, pues reconoce que son valores más rentables que la “picarada” y la soberbia”.

Y aunque al actuar rectamente las cosas no se resuelven rápido, en Díaz Salazar y Asociados han preferido la consistencia, ya que eso les ha dado frutos que se reflejan en la lealtad de los clientes.

Señala que dar algo más ha contribuido a que muchos clientes regresen.

“Finalmente, una copia certificada, una escritura de compra-venta, un testamento, tienen la misma validez y eficacia si lo hizo notario a, b o c, pero nosotros lo que buscamos es que el cliente se lleve algo más, no sólo un documento certificado, sino una explicación sobre las bondades de su trámite”, detalla.

 

Del inicio al futuro

El 10 de septiembre de 1986, Díaz Salazar obtuvo su Fiat como Notario Público 134 en Sinaloa, formó la notaría con su asistente Teresita y mucho tiempo después llegó al despacho la colaboración de su hijo, Díaz Echavarría quien actualmente está al frente de la corporación.

“Desde hace 30 años comenzó a trabajar la notaría, sin embargo, la colaboración como persona moral con el nombre de Díaz Salazar y Asociados tiene ya un aproximado de 27 años”, explica.

Díaz Salazar cuenta que cuando se inscribió en la carrera de Derecho lo hizo con la firme idea de ejercer la notaría pública, pues siente la vocación en la sangre, misma que considera que le heredó a su hijo mayor Manuel Díaz Echavarría.

“No es fácil, la carrera de Derecho te ofrece muchas opciones laborales desde litigante, servicio público, asesoría jurídica, academia misma y el perfil del Notario Público es distinto, se requiere que cuando el cliente entre vea amabilidad, tranquilidad, objetividad, neutralidad, imparcialidad y debes crear esas condiciones”, describe.

 

El tiempo de Manolo

Manuel Díaz tuvo cuatro hijos, uno con vocación en la botánica, una hija que es maestra, otra es sicóloga organizacional, pero actualmente está enfocada en el emprendimiento, y el mayor, Notario Público como él.

Desde que su hijo mayor se preparaba para iniciar la educación medio superior, Manuel Díaz le platicaba a “Manolo” como le llama, lo bonita que es la carrera de Derecho y las bondades de ser Notario Público, le contaba que ser notario le podía abrir muchas puertas, pero Manolo mostraba resistencia.

“Cuando él se resistía a estudiar Derecho y después acceder a la notaría, yo sabía que en gran parte era la rebeldía propia de esa etapa de su vida, le tuve paciencia, le tuve fe y creo que ahora los dos estamos donde queríamos estar, donde nos podemos desarrollar en lo personal y profesional”, dice.

Las notarías, a diferencia de otras empresas, no pueden ser heredadas, pues para firmar como Notario Público se debe adquirir la autorización que otorga el poder ejecutivo del Gobierno la cual se denomina Fiat y que permite tener la presunción legal de verdad y ejercer funciones como notario.

Manuel Díaz Echavarría, Manolo, cuenta que cuando terminó la carrera de Derecho se incorporó al despacho y desde el primer día comenzó a crear su expediente para ser Notario, proceso largo para el que se necesitan prácticas, dar de alta, avisos.

Reconoce que su padre ha sido muy honesto con él desde el primer momento en que lo invitó a la empresa, por eso al incorporarse lo hace como un empleado más, con el sueldo de un recién graduado.

“En esa etapa yo me sentía acá el hijo del dueño y le digo, ‘págame más, no¡, él me dice no, esta es tú etapa, si cumples con a y b, este es el camino que vas a seguir y aquí es adónde vas a llegar, a ser dueño y que cuando no esté yo, tomes mi rol”, recuerda.

Luego de trabajar en su expediente, Díaz Echavarría obtuvo su fiat 221 en Sinaloa y cuenta que en ese momento sintió una gran tranquilidad.

“Sentí tranquilidad principalmente, porque si llegaba a faltar mi papá la notaría era el sustento de mis hermanos chicos en aquel entonces, de mi mamá, además de las familias de colaboradores que trabajaban en el despacho”, refiere.

Recuerda que en ese entonces además de él eran más de 50 colaboradores de la oficina, por lo que siempre estaban en incertidumbre si llegaba a faltar Manuel Díaz Salazar.

Por su parte, Manuel Díaz, el padre, dice que la sucesión en una notaría es un proceso que requiere cierta planificación. Este proceso aún no termina en el despacho Díaz Salazar y Asociados.

Señala que no es una cuestión de rapidez, sino que debe haber una parte de acompañamiento que es muy rica para la empresa, de mucho provecho y que en la medida que pase el tiempo se vaya delegando la responsabilidad al sucesor y por razones naturales su participación, influencia y todo.

Actualmente Díaz Echavarría es el Director General de la notaría, señala que la honestidad con la que tratan de conducirse, la discreción, siguen siendo una parte muy esencial para la empresa.

Recuerda que cuando su padre comenzó, lo hizo con una oficina muy bonita, considera que a raíz de eso fue un parteaguas en el servicio de la notaría, porque era una época en la que no existía el concepto de que una oficina estuviera bonita para atender a un cliente y esa visión de atención al cliente ha ido evolucionando y eso es algo que les reconocen.

Sin embargo, dice, no todo es éxito, hay metidas de pata que le pueden pasar a cualquiera, pero es resolver el asunto como pueda porque en su caso carga con el nombre y marca de su papá.

“Es cargar con una responsabilidad muy grande, cargar con algo que ya es una marca y de guardar el buen nombre de él es algo en lo que no puedo fallar”, comenta.

 

La ruta de la fortaleza y credibilidad

Díaz Salazar recuerda que la notaría ha pasado momentos difíciles, pero han sabido conducirse y siguen siendo una empresa con fortaleza y credibilidad.

Cuenta que cuando empezó a surgir la cultura del No Pago por problemas inflacionarios y financieros, hubo una corriente muy fuerte de impugnación de escrituras de contratos financieros por la falta de posibilidad de pago.

“En esa época la mitad del día hacíamos escrituras y la otra mitad del día atendíamos demandas que se interponían a personas que no tenían la capacidad de pago”, refiere.

Dice que el hecho de que anulen escrituras para un Notario es algo importante, pero que afortunadamente hasta el momento la notaría está sobre la escritura 60 mil y ninguna les ha sido anulada alguna, pero recuerda que esa época fue muy difícil.

En la época en la que la situación económica era difícil en todo el país, Manuel Díaz Echavarría se había ido a Estados Unidos a estudiar una maestría en Administración de Empresas, para regresar con un rol más gerencial y administrativo dentro de la notaría.

Su padre en ese entonces trabajaba con otros socios y se tomó la decisión de despedir a algunos personajes que de verdad les pesó que se fueran, pero el despacho no tenía ya la solvencia económica para continuar empleándolos.

“En mi ausencia mi padre ofrece no despedir a nadie más, pero llego yo y no hay dinero para pagar la nómina, por lo que le pedí disculpas por lo que él ofreció, pero no había dinero para pagar, estaba en riesgo todo el despacho si no nos deshacíamos de esa carga laboral, por lo que despedí a más gente”, recuerda.

Cuenta que fue una muy época difícil para él, porque la situación que pasaba el despacho era delicada y no se podía continuar trabajando en sociedad, por lo que se tuvo que generar una separación también con algunos socios muy valiosos, pero afortunadamente se logró que fuera amistosa.

El fundador de la notaría recuerda un caso particular que le inspira a continuar con estos valores. Es el de un señor que se fue a Estados Unidos y no se sabía si aún vivía o había muerto ya, por lo que se llevaron un año en resolver a la señora sus escrituras de casa.

“La señora lloró y me dice la asistente: si nosotros no le hubiésemos arreglado esos papeles, nadie lo hubiera hecho”, recuerda.

 

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Años tiene la colaboración moral con el nombre de Díaz Salazar y Asociados