Planes de inducción, ¿cómo ejecutar estas estrategias desde Recursos Humanos?
La labor del departamento de Recursos Humanos en una empresa es más importante de lo que mucha gente cree. A pesar de que la creencia generalizada es que en este área solo se encarga de seleccionar, contratar y despedir a empleados, sus tareas van mucho más allá de estas labores.
Sus responsables deben mirar por el buen clima laboral en la organización, ofrecer oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional, gestionar periodos de bajas, vacaciones y descansos, comprobar el rendimiento de los empleados e impulsar una mayor productividad y promover la formación continua. A su vez, existe algo en lo que no muchas empresas ponen el foco, los planes de inducción.
En el mundo empresarial los planes de inducción son todas aquellas actividades diseñadas para que los nuevos empleados encajen bien dentro de su equipo de trabajo y en toda la organización. Así, la idea no es solo ofrecer información detallada sobre sus tareas y obligaciones, son también hacerlos partícipes de la comunidad que conforma la empresa.
En términos generales un plan de inducción puede entenderse como un proceso global en el que los nuevos trabajadores se adecúan a las formas de convivencia, actuaciones y adaptación a una empresa.
Existen muchas formas de llevar a la realidad una actuación de este tipo, pero todas ellas cuentan con acciones como la bienvenida, el recorrido físico por las instalaciones, la presentación en grupo con otros empleados y datos relevantes sobre las políticas y procedimientos internos, los logros de la empresa o sus objetivos en el corto y medio plazo.
¿Qué ventajas trae consigo un buen plan de inducción?
Pensar en planes de inducción a nivel empresarial implica poner el foco en dos grandes objetivos, los beneficios que tiene para la propia empresa y las ventajas que ofrece para los empleados. En el caso de la empresa, lo que esta consigue es una adaptación más rápida de los nuevos miembros a los ritmos de trabajo.
Así, al reducir el número de jornadas en las que los empleados alcanzan niveles de productividad suficientes, la empresa acaba logrando una mayor rentabilidad. Una consecuencia derivada de esta realidad es que los empleados se sienten más satisfechos y comprometidos con la organización, luego les apetece seguir formando parte de la empresa. A largo plazo todo esto se traduce en menor rotación del personal y ahorro en costos de contratación y capacitación.
Desde el punto de vista del empleado, los trabajadores valoran muy positivamente que la empresa les haga partícipes activos de la cultura de la empresa, su cultura y sus políticas. Esto lo demuestran a través de un sentimiento de comodidad con el que logran desempeñar sus funciones de manera efectiva.
¿Cómo diseñar un buen plan de inducción?
Hay muchas fórmulas que pueden resultar útiles si queremos diseñar un plan de inducción, pero casi todas ellas tienen elementos en común como advertir a los nuevos empleados de que van a vivir esta situación, organizar actividades y asignar a algún responsable de recursos humanos, o del área en la que se integran los nuevos empleados, para dar la bienvenida.
En la web de Sesame, en concreto en su blog, ofrecen algún ejemplo de plan de induccion en una empresa, con un calendario concreto con las acciones a ejecutar. Solo se trata de una muestra, pero deja ya sentadas unas bases sobre cómo hay que diseñar un proceso de este tipo.
La clave radica en gran medida en saber trasladar a los nuevos empleados los valores y las políticas de la empresa, pero favoreciendo en todo momento las interacciones con otros trabajadores. Uno de los puntos más importantes es transmitir al personal de nuevo ingreso toda la información necesaria para que puedan desempeñar las funciones laborales que tienen asignadas.
En este sentido, la labor de un mentor es de gran ayuda y es buena idea que esa persona que guía en la bienvenida, en el primer contacto con otros trabajadores y en el recorrido por la empresa, sea un igual, es decir, un compañero que tenga las mismas responsabilidades. De este modo se elimina el principio jerárquico que haría que los nuevos trabajadores se sientan obligados a agradar.
La conclusión final es que los planes de inducción contribuyen a generar buenas dinámicas de trabajo y a ganar en productividad en la empresa, pero solo cuando están bien ideados y la puesta en marcha es la correcta. Y para estas tareas es vital trabajar correctamente desde el departamento de recursos humanos.