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"Newsweek en español"

"Dormir con los perros de la guerra"

"Durante años, muchos iraquíes consideraron a los perros como animales impuros, pero ahora están comenzando a amar a esos sacos de pulgas"
07/05/2017 23:56

Peter Schwartzstein

@PSchwartzstein

 

Son las nueve en punto en una gélida noche de enero, y el mercado de animales de Adhamiyah está repleto de visitantes. Se trata de propietarios de zoológicos privados que han acudido a mirar a los sarnosos leones y monos, y de jóvenes parejas besándose a escondidas entre las sombras, sin prestar atención a los animales.

Sin embargo, aquí, en el bazar de animales más grande de Bagdad, las familias y los empresarios de apariencia seria superan a los mirones y a los enamorados. Y no les interesa la flora y la fauna exótica. Pasando rápidamente entre las jaulas, examinan ansiosamente a un cachorro tras otro, descartando a cada uno de ellos.

“Son demasiado pequeños”, señala Mohammed Salama, un vendedor de autos, refiriéndose a los terriers Jack Russell. “Inútil”, dice acerca del único perro salchicha. Solo cuando un vendedor señala un nuevo cargamento de cachorros rottweiler, acurrucados en el fondo de un desgastado recinto, Salama y sus hijos se detienen. “Sí, ¿por qué no nos mostró estos antes?, pregunta. “¡Esto es lo que quiero!”.

Al parecer, lo mismo les ocurre a muchos de sus compatriotas. Cada semana, los vendedores envían cachorros pendencieros a través de la frontera desde Turquía y luego los hacen circular por todo Iraq. Algunos se envían directamente a instalaciones militares, donde se les entrena para detectar bombas. Sin embargo, la mayoría de ellos acaba en mercados o en puestos en la orilla de los caminos.

En gran parte del mundo, donde los perros son muy queridos, esta cadena de suministro podría parecer común y corriente, pero en Irak, donde la mayoría de las personas son musulmanas y, por esa razón, muchas de ellas consideran a los perros como impuros, el reciente clamor por compañeros caninos representa un abrupto cambio.

En 2006, existían tan sólo cuatro consultorios veterinarios en Bagdad; actualmente, hay más de 100, calcula Haitham Khalil, un médico veterinario de Bagdad. En Facebook, los grupos de apreciación canina de Irak cuentan con decenas de miles de miembros en ciudades de tamaño medio como Samarra y Sulaimaniya. Después de siglos de antipatía contra “el mejor amigo del hombre”, los vendedores ahora se quejan de no poder satisfacer la demanda.

“Ricos, pobres, kurdos, árabes… ahora todo el mundo quiere un perro”, dice Mohammed Ismail, un antiguo taxista convertido en vendedor de perros de la ciudad norteña de Kirkuk. “Son como el oro”.

El improbable amor de Irak hacia los adorables canes comenzó durante los caóticos años de la invasión dirigida por Estados Unidos en 2003. Mostrándose cautelosos debido a los crecientes índices de criminalidad, y quizás inspirados por las unidades K-9 del ejército estadounidense, muchos comerciantes invirtieron en los perros más grandes y de apariencia más brutal que pudieron encontrar. Luego, conforme los cortes eléctricos se volvieron más debilitantes, frecuentemente dejando sin energía durante 20 horas al día, algunas familias adineradas recurrieron a las alarmas caninas contra robo para reemplazar sus inútiles sistemas electrónicos de seguridad. Cuando los contratistas de seguridad occidentales llegaron en masa, los sistemas de protección de cuatro patas fueron un elemento indispensable de sus operaciones. G4S, la importante empresa británica de seguridad, aún utiliza perros como un elemento clave para su defensa del aeropuerto de Bagdad.

Pero no fue sino hasta que el grupo Estado Islámico (ISIS) tomó el control de varias partes de Irak en 2014 que los perros se hicieron populares entre el público. Dado que la mayoría de los policías y soldados disponibles habían sido enviados al frente de batalla, incluso los propietarios de casas de las provincias que no resultaron afectadas por la guerra comenzaron a sentirse vulnerables. Los perros se convirtieron en un elemento extra de seguridad para las familias que se sentían en peligro.

De igual forma, conforme ISIS penetraba los porosos puntos de control de Bagdad con interminables autos bomba, las autoridades iraquíes finalmente se vieron obligadas a reconocer que su detector de explosivos comúnmente usado, un dispositivo para encontrar pelotas de golf completamente desacreditado, no era el más adecuado para ese propósito. En muchos casos, han recurrido a perros detectores de bombas.

“Son una parte importante de nuestra seguridad, y queremos comprar más”, señaló un coronel de la policía del Ministerio del Interior que habló con la condición de mantenerse en el anonimato.

El nuevo amor de los iraquíes por los perros no ha carecido de problemas. Existe cierta oposición continua por parte de los clérigos suníes y chiítas, quienes han hecho campaña en su contra. El Corán no dice nada contra los perros, pero muchos musulmanes se basan en un hadith, o dicho atribuido a Mahoma, en el que se describe a esos animales como impuros.

Asimismo, algunos los propietarios ignoran cómo cuidar a los perros. Los huskies se encuentran entre las razas más populares, pero con las temperaturas frecuentemente por encima de los 37 °C, varios compradores han tenido que instalar equipos de aire acondicionado sólo para mantener vivos a sus peludos amigos. Los vendedores de Kirkuk todavía se burlan de un granjero local que pensó que había adquirido un husky; después de que el animal se comió a varias de sus ovejas, se dio cuenta de que se trataba de un lobo disfrazado de perro. O al menos eso dice el relato.

Otro problema: la naturaleza totalmente desregulada de la creciente industria ha permitido que charlatanes con conocimientos médicos escasos o nulos se hagan pasar por veterinarios.

“Estas nuevas personas no son nadie”, dice Saidoon El Tai, que trabaja en una pequeña clínica situada en la periferia del mercado de Adhamiyah. “Simplemente ponen un letrero en la pared y comienzan a toquetear a los animales”.

Incluso los entrenadores parecen tener algunas ideas interesantes sobre lo que mueve a los perros.

“Si quieres que se porte bien, tienes que hablarle en inglés o ucraniano”, que son las regiones de donde se importa a muchos de esos perros, señala Gharid Farik Abu Mariam, el instructor más acreditado de Kirkuk (puedes llamarlo el encantador de perros iraquí), que originalmente se educó a él mismo acerca de los perros mirando documentales de National Geographic. “Nunca les hables en árabe”.

Sin embargo, el asunto más desconcertante es aquel para el que estos animales fueron adquiridos en gran medida: el robo. Actualmente, los precios son tan altos que algunas personas tienen que cuidar a sus perros, en lugar de que éstos las cuiden a ellas. Ahora que el valor de un pit bull alcanza los 300 dólares y los cachorros de Doberman se venden hasta en 500, las bandas de ladrones se han dedicado a asaltar los criaderos. Los traumatizados propietarios esperan que la reciente decisión del gobierno de relajar los controles de importación de los perros impulse el suministro y haga que los precios se reduzcan.

Irak no es la única parte del Medio Oriente que poco a poco se ha vuelto más cálida con los perros. Las actitudes parecen estar cambiando en Egipto, donde las preocupaciones de seguridad después de los levantamientos árabes parecen haber inspirado un entusiasmo similar por la protección canina.

Pero en Irak, los amantes de los perros dicen que su afecto por estos amigos de cuatro patas ahora se extiende mucho más allá de su capacidad para alejar a los intrusos. Ahora, encantadores cachorros de labrador aparecen en vallas publicitarias y en campañas de mercadotecnia. Aún si la situación de seguridad se estabiliza, el variopinto surtido de huskies, pastores alemanes y rottweilers ha llegado para quedarse, ladrar y mover la cola.

 

 

 

Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek