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"NUEVO SANTO CON FAMILIARES EN MAZATLÁN"

"‘Es un honor y orgullo ser su descendiente’"

"Joselito fue canonizado el pasado 16 de octubre en Roma, junto a otros seis beatos, entre ellos el argentino Cura Brochero"
20/10/2016 02:24

MAZATLÁN._ La historia de Joselito, de cómo murió a causa de la fe católica cuando tenía 14 años, en 1928, es un relato con el que crecieron todos los niños de Sahuayo, Michoacán, pues era ejemplo de devoción y perseverancia en la fe, especialmente sus descendientes lo escuchaban con frecuencia en las reuniones.

Hoy, millones de personas saben quién fue él, qué hizo y porqué murió, pues fue canonizado el pasado 16 de octubre en Roma, junto a otros seis beatos, entre ellos el argentino Cura Brochero.

“La canonización de Joselito es una alegría muy grande para nosotros, los Sánchez, porque aunque no lo conocimos, él mucho antes de que nosotros naciéramos, sí crecimos escuchando su historia, al verlo ahora santo es un honor y un orgullo ser su descendiente”, expresa María Antonieta Sánchez Sánchez, sobrina nieta de San José Sánchez del Río.

Y aunque vive en Mazatlán desde hace varias décadas, el lazo con su ciudad natal no lo ha perdido, al contrario, gracias a la tecnología ha seguido paso a paso todo el proceso de canonización de su tío-abuelo, en Roma, y de todas las celebraciones en Sahuayo: peregrinaciones, misas, veladas de oración y otras actividades de culto.

“Mis hermanas me enviaron fotos y videos de todo lo que hicieron en Sahuayo para celebrarlo, una sobrina que fue se a Roma también me mandó muchas, para que yo también viera lo bonito que ellas estaban viviendo, todo muy emotivo”, añade la nieta de Ramiro Sánchez del Río, primo-hermano de Joselito.

De hecho, el pasado fin de semana asistieron a la ceremonia de canonización de San José Sánchez del Río alrededor de 2 mil sahuayenses, muchos de ellos descendientes del jovencito que luego de ser torturado, murió de un tiro en la cabeza por órdenes del jefe de la plaza, el diputado Rafael Picazo, quien además era su padrino.

Entrevistado vía telefónica, don Alfredo Sánchez, familiar político de San José Sánchez del Río, reconoce que durante los primeros años posteriores a su muerte, la historia sólo se contaba entre la familia y fue hasta hace unos 50 años que a iniciativa del párroco del Sagrado Corazón, el cura Miguel Serrato, los restos del niño fueron exhumados y colocados en las catacumbas del templo.

“El padre Miguel Serrato y los Caballeros de Colón fueron los que empezaron a promover la devoción por Joselito, porque veían en él un ejemplo de vida digno de seguir, así fue que la gente supo de él y empezó a pedirle milagros, ya en años recientes se vino esto de la canonización”, expone.

Primero, Joselito fue declarado beato por el cardenal José Saraiva Martins, en Guadalajara, el 20 de noviembre de 2005, luego, el 21 de enero de 2016 el papa Francisco firmó el decreto que habilita su canonización, que fue concretada el pasado fin de semana en El Vaticano.

Al respecto Samuel Parra, esposo de María Antonieta Sánchez, también reconoce cómo una historia familiar la del hoy llamado “Niño Cristero”, por lo cual el hecho de que hoy sea elevado a los altares resulta muy satisfactorio, pues para ellos siempre fue un modelo de vida en la fe católica.

“Sahuayo ya es una ciudad, pero en los tiempos que vivió José era un pueblo donde todos se conocían y todas las familias estaban emparentadas, hay muchos Sánchez y de una manera u otra están vinculadas y tener un Santo es el mayor orgullo que podemos tener”, considera el comerciante.

También, el domingo llegaron a Mazatlán las reliquias óseas del adolescente mexicano a la Catedral de Mazatlán, donde es posible expresar la devoción por este santo, quien durante la Guerra Cristera nunca empuñó las armas, sino que realizó labores humanitarias, especialmente atender a los enfermos y moribundos, así como asistir al jefe Cristero Luis Guízar Morfín.

La grey católica perfila a San José Sánchez del Río como un gran intercesor para la adolescencia mexicana, para que tomen un camino sano, fraterno, un camino responsable, alejados de todo lo que sea maldad y de respeto a la Iglesia.

 

 

“La canonización de Joselito es una alegría muy grande para nosotros, los Sánchez, porque aunque no lo conocimos, él murió mucho antes de que nosotros naciéramos, sí crecimos escuchando su historia, al verlo ahora santo es un honor y un orgullo ser su descendiente”

María Antonieta Sánchez Sánchez

Sobrina nieta de San José Sánchez del Río