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La gran historia del puerto

Hotel Belmar, 100 años como guardián de Olas Altas en Mazatlán

El centro de hospedaje cumple este 1 de enero un siglo desde que inició operaciones, de acuerdo con el académico e historiador Arturo Santamaría Gómez. En su momento el Belmar recibió a personajes de la cinematografía mundial como Walt Disney, John Wayne, Robert Mitchum, Tyrone Power y Rita Hayward; además es conocido porque ahí fue asesinado el entonces Gobernador Coronel Rodolfo T. Loaiza a manos de ‘El Gitano’, en 1944
02/01/2022 12:57

A lo largo de 100 años, muchas anécdotas se han contado sobre el hotel más viejo de Mazatlán, un centro de hospedaje que fue el primero en construirse frente al Pacífico Mexicano.

De acuerdo con el académico e historiador Arturo Santamaría Gómez, ex catedrático de la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Hotel Belmar inició operaciones el 1 de enero de 1922.

Dicho centro de hospedaje fue construido por el méxico-americano Luis Bradbury, quien era el principal accionista de las minas del Tajo y San José, ubicadas en Rosario, y en Copala, en Concordia.

$!Estos muebles son de madera de ébano negro traídos del norte de sudáfrica.
Estos muebles son de madera de ébano negro traídos del norte de sudáfrica. ( )

Bradbury fue la primera persona que creyó y “vendió” a Mazatlán como un destino de playa para el disfrute del turismo, pues antes de eso el municipio fungía solo como puerto mercantil y pueblo pesquero.

De hecho, los hoteles que se construyeron antes del Belmar en el Centro Histórico y la Vieja Aduana se levantaron exclusivamente para el turismo de negocios.

“Los más cercanos a la playa estaban cerca de la Aduana, pero no tenían vista hacia la Playa Sur. Era un hotel que podía decirse que para su tiempo tenía una estructura y decoración lujosa, trajeron materiales de Europa para darle mayor distinción a la decoración, a diferencia de los otros hoteles, y estaba pensado más en dar recreación que en la permanencia de la gente para hacer negocios”, dice Enrique Vega Ayala, cronista oficial de Mazatlán.

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Con influencia española

Víctor Martínez, actual propietario del Hotel Belmar, explica que mucha de su decoración es española, como los azulejos decorados a mano, de los cuales uno de ellos hace poco se cayó, y en la parte trasera, donde va el pegamento, había una descripción que decía “De Sevilla, España”.

Aún existen cuadros pintados de este material, donde en letras pequeñas dice su procedencia, al igual que unos carteles viejos de corridas de toros que aún se conservan.

$!Viejos carteles de Sevilla España, datan de los años 20’s.
Viejos carteles de Sevilla España, datan de los años 20’s. ( )

Comenta que su abuelo, el señor Roberto Martínez Tapia, fue quien compró el hotel y un terreno a un costado que agregó para hacerlo más grande en los años 50, debido a que el señor Bradbury no tenía descendencia, y a pesar de que en ese tiempo no había tanta cultura para cuidar lo antiguo, su familia decidió dejar la estructura original y sus decoraciones.

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“Hay mucha gente que eso es lo que le gusta (lo viejo) y eso es lo que nos ha hecho querer rescatar lo antiguo implementando cosas nuevas, por ejemplo, ahorita estamos cambiando elevadores nuevos y remodelando el hotel, pero sin que pierda lo que tiene”, comparte.

“Habrá mucha gente que compre un nuevo edificio y dirá: ‘yo no quiero esa virgen, yo quiero poner ahí un espejo’, y llegan y lo quitan. Con nosotros pues no es la idea”, expresa, mientras muestra una imagen de la Virgen de Sevilla en losetas originales.

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Sus majestuosos jardines y su exótica fauna

En otro espacio, el gerente del lugar, Armando Valdez, muestra uno de los patios del hotel en el que Bradbury tenía un gran jardín, ahí se tenían todo tipo de plantas, aves, insectos y roedores.

“Todo esto eran los jardines, aquí había plantas carnívoras y el fumigante que teníamos eran boas, que se comían a todos los roedores y las plagas, pero ellas no le hacían daño a la gente”, dice.

De acuerdo con las crónicas, las serpientes que ahí merodeaban eran un atractivo más del hotel.

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Después del jardín fue una cancha de tenis, pero hoy solo es una explanada que a su derecha existen unos departamentos que son alquilados por norteamericanos; en ese espacio existía una hacienda antes del hotel, la cual da hacia la Calle Sixto Osuna.

“Como dice la historia fue hacienda antes de ser hotel, en 1894 era la hacienda de Luis Bradbury y luego el hotel”, dice el gerente Armando.

“Los cuartos son muy amplios porque como es un hotel antiguo, los espacios eran amplios y es que ahorita llegas a un cuarto (de otros hoteles) y ya son más chiquitos, miden más los espacios y todo esto, aquí llegas y la regadera su espacio es grande y a mucha gente le llama la atención, en el balcón para ver el Carnaval caben hasta 20 personas”, precisa Víctor.

Del otro lado del patio (izquierdo) existe otro salón donde también hacían eventos y existe una bóveda de anchas paredes, hacia ese costado también está ubicado el hoy estacionamiento que da hacia la Calle Constitución.

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Visitas de ‘monstruos’ de Hollywood

Era tal la fama que tenía el Belmar gracias a la publicidad que Bradbury le hacía, que artistas de gran relevancia se hospedaron en él, como John Wayne “El Duque”, y hasta Walt Dysney.

$!Habitación donde se hospedó John Wayne, ahora está rentada por un fanático de él.
Habitación donde se hospedó John Wayne, ahora está rentada por un fanático de él. ( )

“Walt Disney se hospedó en este hotel, también John Wayne, ellos son de los más importantes”, comenta Víctor.

“De hecho, hay un americano que renta la habitación 48, él renta ahí porque es fanático de John Wayne, él (Wayne) se quedaba en esa habitación y el huésped la renta todo el año”, añade Armando, gerente del Belmar.

También estuvieron hospedados Robert Mitchum, Tyrone Power, Bing Crosby, Robert Taylor y Rita Hayworth, incluso el Presidente Lázaro Cárdenas del Río vivió ahí, cuando se desempeñaba como jefe de Operaciones Militares de la costa del Pacífico Mexicano.

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El asesinato del Gobernador Rodolfo T. Loaiza en Carnaval

Quizá la historia que más se conozca sobre el Belmar es el asesinato del entonces Gobernador de Sinaloa, Coronel Rodolfo T. Loaiza, quien disfrutaba de la fiesta de disfraces de Carnaval junto a las reinas, cuando llegó Rodolfo Valdés, mejor conocido como “El Gitano”, y lo atacó a balazos hasta matarlo.

“Se narra que se ordenó que no hubiera seguridad cerca del Gobernador ese día, y que sin ningún problema entró y le disparó”, cuenta Víctor, dueño del hotel.

“Lo que platican es que a ‘El Gitano’, supuestamente se lo llevaron detenido y no sé si como al estilo igual que ahorita (corrupción) entró por una puerta y salió por otra y ya estaba libre. Que porque según era orden del que quería ser Gobernador en ese tiempo”.

La versión oficial donde se informa que el Gobernador fue asesinado, es que pasó en el patio “Andaluz” en 1944. Sin embargo, el propietario del hotel asegura que el homicidio sucedió en otro patio, que es el que tiene acceso directo hacia la entrada principal, pues de acuerdo con las fechas, el crimen se registró antes que el hotel se expandiera, que fue después de los años 50.

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Bodega de oro y plata

Víctor Martínez explica que cerca del lobby hay una rampa que servía para que en diversas bóvedas se guardaran el oro y la plata por medio de carretillas que llegaban de las minas.

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También había otro cuarto donde se guardaba el material precioso que no podía exportarse, aún se puede observar lo ancho de las paredes que se construyeron para protegerlo.

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Las grandes fiestas

Por sus mismas características de que era un hotel lujoso, se hacían las fiestas más emblemáticas del puerto, como Carnaval, pero también eventos sociales como bodas, quince años o la conmemoración de la batalla contra la fragata francesa La Cordeliére, el 31 de marzo de 1864.

“Hay fotografías ahí de la conmemoración de la batalla del 31 de marzo contra La Cordeliére, ahí se hacía la comida oficial, ahí llegaban los Presidentes de la República cuando visitaban al puerto”, narra Vega Ayala.

A simple vista, el Hotel Belmar se ve pequeño desde las fotografías panorámicas de Olas Altas, incluso, cuando te encuentras frente a él no visualizas su tamaño, pero por dentro puedes darte cuenta del gran espacio que ha sido testigo de los eventos más importantes que Mazatlán vivió el siglo pasado.

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A mejorarlo

El lugar sigue vigente gracias a los cuidados que sus diferentes dueños han realizado, pues no es barato restaurar espacios que, con los años, se van cayendo por el paso del tiempo.

Este inmueble sobrevive también gracias a sus historias, viejas habitaciones, decoraciones y pasillos, que si decides caminar por ellos, terminarás donde menos imaginas debido a sus laberintos.

Las tardes de tertulia en el bar

De acuerdo con Enrique Vega Ayala, el Hotel Belmar representa un símbolo importante para la vida de los mazatlecos, no solo por lo que ha aportado al turismo, negocios y la historia del puerto, también por las tardes de tertulia de quienes pasan por el bar de este lugar, disfrutando sus atardeceres o simplemente un momento grato con los amigos.

El famoso bar del lugar ha existido desde siempre, de hecho de acuerdo con Víctor Martínez, el hotel era un punto de venta de la Cerveza Pacífico, como existen módulos distribuidos hoy en día, hasta que se quedó fijo en el centro de hospedaje, pues además de la cerveza, antes se vendían vinos y licores que se retiraron para solo dejar la cerveza.

Lamenta que al frente, donde hoy se encuentran las mesas del bar en la banqueta, el Ayuntamiento haya retirado las losetas que había en el piso, las cuales se rompieron cuando remodelaron el malecón, a inicios de la administración del Gobernador Quirino Ordaz Coppel.

Patrimonio histórico

El propietario dice que esa área no pudieron rescatarla, y aunque quieren remodelarlo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia protege el lugar por ser parte del catálogo de inmuebles históricos del puerto.

“El INAH nos protege, aquí tenemos sus oficinas a un lado y siempre que escuchan un taladro, luego luego vienen a preguntar”.

“La competencia era el Freeman y después El Siesta, ya después la Zona Dorada, y acá era de ‘¡Uy!, ¿quién va a ir al Centro Histórico?’”.

El dueño Víctor Martínez dice que en febrero de 2022 develará una placa para conmemorar los 100 años de existencia de este icónico inmueble.