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El Mazatlán Viejo

La Glorieta Sánchez Taboada, en Mazatlán, alguna vez tuvo dueña. Esta es su historia

A principios del Siglo 20 las faldas del Cerro de la Nevería alcanzaban a ser besadas por el Océano Pacífico, pero en aquel entonces se decidió dinamitarlo para abrir un camino por donde pasaran las carretas de mulas y caballos, en un Mazatlán emergente

No hace mucho tiempo, la Glorieta Sánchez Taboada tuvo dueña.

Sí, aunque la afirmación raye en lo fantástico hoy en día, una parte de esa banda rocosa y la zona donde ahora se ubica la plancha de la explanada, anteriormente también llena de rocas, estaban a nombre de una particular: Isaura Valenzuela.

$!Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela
Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela ( )

Pero... ¿quién era ella?

“Mi abuela tenía camiones de volteo, dinamitaban los cerros y las piedras las usaban para la construcción”, explica Irma Patricia Aldama, nieta de Isaura.

A principios del Siglo 20 las faldas del Cerro de la Nevería alcanzaban a ser besadas por el Océano Pacífico, pero en aquel entonces se decidió dinamitarlo para abrir un camino por donde pasaran las carretas de mulas y caballos, en un Mazatlán emergente.

$!Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela
Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela ( )

En esas explosiones participó Isaura Valenzuela y su esposo Guillermo González, y fue así como una banda rocosa, actualmente la Glorieta Sánchez Taboada y el sitio del Clavadista, quedó separada del Cerro de la Nevería; así nació el camino que más tarde se llamaría Paseo Claussen.

Su nieta aún recuerda su infancia jugando entre la pólvora, las comidas en casa de los abuelos y haber escuchado que la herramienta de trabajo se guardaba en una gruta que después se le conoció como Cueva del Diablo, y que fascinó la imaginación de muchos.

$!Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela
Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela ( )

Entre 1920 y 1930, la señora Isaura Valenzuela se hizo con esas tierras.

“No sé cómo le hacían antes, pero ella tenía escrituras de esos terrenos, no sé si se los vendieron los que eran dueños del cerro o cómo fue, si con eso le pagaron, ella tenía escrituras. ¿Cómo se escrituraba o cómo los compró?, no sé, ni sé si había comprado el terreno para dinamitarlo”, comentó Patricia en entrevista para Periódico Noroeste.

$!Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela
Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela ( )

Consultado sobre la historia, el cronista de la ciudad, Enrique Vega Ayala, afirmó que ésta no es descabellada, pues los terrenos del Cerro de la Nevería se hicieron de distintos propietarios a lo largo del tiempo.

Ocurrió, sin embargo, que en el periodo del Presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien gobernó entre 1952 y 1958, a Isaura Valenzuela le expropiaron las tierras por su cercanía con el mar, y entonces comenzó una lucha por la indemnización, que nunca se ganó.

$!Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela
Fotos: Archivo Histórico de Mazatlán / Familia Valenzuela ( )

“Se expropió los terrenos pero mi abuela era propietaria, se pasó todo el tiempo esperando la indemnización”, comentó Patricia.

Entre los viajes a la Ciudad de México para buscar la indemnización, el caminar de los años y el fallecimiento de Isaura Valenzuela, en 1981, la familia no supo dónde quedaron las escrituras de los terrenos.

No obstante, alrededor de un siglo después es una historia que aún se cuenta entre la familia.

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