"Llaman a estar atentos a problemas de jóvenes"

MAZATLÁN._ Aunque no se puede afirmar que el atentado que perpetró un alumno contra su maestra y compañeros de clase, en el Colegio Americano del Noreste de Monterrey, haya sido consecuencia de bullying, sí es una clara muestra de los problemas emocionales que enfrentan jóvenes de secundaria y que no son atendidos, así como el descuido de un alto número de los padres.

 

Reyna Monjaraz Gutiérrez, gerente de Programas Anti-bullying de Fundación en Movimiento, señaló que el primer descuido es claro, los padres no se percataron del problema emocional que sufría su hijo, como tampoco de que tenía un arma.

 

La especialista en acoso y violencia escolar comentó que lo real es que el bullying es una agresión constante, contra alguien y con intención.

 

Si no es constante no es bullying, por ello no se puede emitir un juicio sobre la situación que llevó a este joven a atentar contra sus compañeros, por prudencia y por el respeto a las familias de los niños que están heridos, y del niño que cometió el atentado, recalcó.

 

“Y es que los niños sufren, tanto las víctimas como los agresores, es muy fácil condenar al agresor, ambos sufren, sólo que cada uno actúa de manera diferente.

 

“Los jóvenes de secundaria tiene caos emocionales y hormonales, están en el paso de la pubertad a la adolescencia, hay algunos que sufren el abandono de los padres, y no hablemos de abandono físico, sino emocional y sicológicamente, los padres están ausentes en este sentido por múltiples razones, como también la sobreprotección de un niño es una forma de violentar y dañar”.

 

Abordada durante la conferencia Desintoxicación contra el Bullying, impartida ante padres de familia del Colegio Andes, Monjaraz Gutiérrez destacó que es necesario que los papás estén presentes en la vida de sus hijos, pero con amor.

 

Que estén presentes 10 minutos al día, pero sin tecnología, sin celulares, sin Ipod, sin nada, recalcó.

 

“Para el niño es importante que su papá o su mamá le hable de frente, que lo mire a los ojos, que le pregunten cómo está, pero sobre todo, que les digan que los quieren y que son importantes para ellos”.

 

 

 

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“Y es que los niños sufren, tanto las víctimas como los agresores, es muy fácil condenar al agresor, ambos sufren, sólo que cada uno actúa de manera diferente...”

 

Reyna Monjaraz Gutiérrez

Gerente de Programas Anti-bullying de Fundación en Movimiento