"Mancha naranja en la superficie marina sorprende a científicos en la Facimar, en Mazatlán"
MAZATLÁN._ La presencia de una mancha naranja que se extendió varios metros sobre el agua, junto a la Facultad de Ciencias del Mar, asombró a los científicos de la institución, quienes analizan muestras para determinar si es un desove masivo, el afloramiento de una microalga u otro fenómeno.
Lo cierto es que el hecho les pareció poco usual.
Por tratarse de una temporada en que se incrementa la actividad reproductiva de las especies marinas, la primera hipótesis que surgió es la del desove. En esta zona de arrecifes se reproducen el pargo, botete, langosta, cochito, pulpo, lisa, erizo, pepino de mar y el pez pajarito, que sostiene una pesquería tradicional de Mazatlán, entre muchas más.
Desde las 08:00 horas de este viernes, personal de la Facimar detectó la coloración del agua y la mancha que se dispersaba formando figura de una nube en movimiento. De inmediato, al hacer el muestreo se descartó el derrame de alguna sustancia, pues el olor que emanaba era a pescado.
“De hecho, pensamos primero que era contaminación, entonces me fui a analizar la muestra para ver si olía a algún reactivo o algo, pero no, también es raro que alguien arroje algo aquí”, explicó la laboratorista María Maldonado Amparo.
Según las primeras observaciones en el microcospio, los ovocitos se encontraban en proceso de segmentación aparentemente. Sin embargo, aún continúa el análisis de las imágenes captadas para descartar otro tipo de fenómenos marinos.
Las muestras fueron colocadas en peceras para proceder a la incubación en caso de que fueran embriones de peces, con el objetivo de una vez eclosionados los huevecillos, se pueda determinar la especie.
Playa Norte, un refugio para las especies
El director de la Facimar, Jorge Saúl Ramírez, enfatizó la importancia del área adyacente a Playa Norte, donde se ubica esta institución educativa, que ha realizado una amplia gama de estudios sobre la biodiversidad de la zona, donde se presentan desoves de manera cíclica, aunque no en tal magnitud como sugería la mancha observada.
“Todo este manto rocoso que tenemos aquí sirve como zona de crianza y alimentación de diferentes especies de peces, moluscos y crustáceos”, precisó.
En el caso del pajarito, prosiguió, después del desove sigue un proceso en el cual se dispersan los huevecillos porque estos necesitan fijarse en la piedra.
De ahí sigue la fertilización, y los huevecillos se van a las algas marinas y se lleva a cabo el siguiente proceso.
Esta parte de la bahía es un refugio para la biodiversidad y hay que cuidarlo, opinó el también investigador. Esto, en relación con los proyectos de intervención que han surgido en años recientes, como el de un parque acuático que ha solicitado el permiso de autoridades ambientales desde el 2017.
Además de los organismos de importancia comercial, el director destacó la investigación del biólogo Milton Vázquez Madrigal, que registró la existencia en esta zona de dos especies de pepinos de mar en peligro de extinción: Isostichopus fuscus y Parastichopus parvimensis, enlistados en la Norma 059 de la Semarnat.