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Manifestación

Mazatlecos exigen paz y revocación de mandato en marcha en el malecón

Cientos de ciudadanos, jóvenes de Generación Z y familias de desaparecidos se manifestaron contra la violencia y las políticas de la 4T, lanzando consignas por justicia y paz
15/11/2025 18:06

MAZATLÁN._ Grupos de jóvenes, familias completas, madres con fotografías y adultos con algunas cartulinas se adueñaron del paseo costero el sábado para darle vida a la Marcha por la Paz en Mazatlán.

Dejando ver un sentimiento de inconformidad ante las acciones por parte de los gobiernos de Morena, cientos de personas se dieron cita en el Monumento a los Lobos Marinos para marchar a lo largo de la Avenida del Mar hasta las Letras de Mazatlán, en una protesta convocada sobre todo por jóvenes pertenecientes a la Generación Z en el puerto.

Tras algunos minutos de espera y con la energía a flor de piel por hacer eco sobre el malecón sus consignas, las cientos de personas que se encontraban en el lugar iniciaron en punto de las 16:30 horas su recorrido, haciéndose notar equipados con pancartas y cartulinas con mensajes contundentes hacia un gobierno, el cual, consideran, le ha fallado al pueblo mexicano.

Al grito de “Muera el mal Gobierno”, “No somos bots, somos mexicanos”, “Fuera Morena” y “México libre”, entre otras frases, jóvenes, adultos y familiares de personas desaparecidas recorrieron el paseo costero, donde poco a poco se fueron sumando más mazatlecos, dejando una estela blanca en su camino.

Los manifestantes, encabezados por un grupo de jóvenes pertenecientes a la Generación Z, no tardaron en pedir la revocación de mandato en sus protestas, tanto del Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, como de la Alcaldesa de Mazatlán, Estrella Palacios Domínguez, y hasta de la misma Presidenta Claudia Sheinbaum.

Sin embargo, el cántico que más eco hizo fue el de la indignación y el hartazgo por la situación de violencia que se ha apropiado de Sinaloa y el País en más de un año de manera continua, donde los hechos de alto impacto y las desapariciones son el pan del día a día, en donde el gobierno no ha dado seguridad o respuesta a los mexicanos.

Los jóvenes, particularmente los de la Generación Z, quienes coordinaron la protesta desde las redes sociales, no dudaron en mostrar sus quejas, ondeando los colores nacionales y el lábaro patrio, junto a los estandartes del anime One Piece, símbolo que adquirió un tono emblemático en esta movilización y el resto que se realizaron en todo el País.

Aunque para algunos estas imágenes podrían parecer irrelevantes, para los jóvenes representa un lenguaje propio, una forma de apropiarse del espacio público con símbolos de su tiempo, marcando una mezcla entre la cultura pop y su activismo por generar una identidad política.

Las familias de víctimas de desaparición no se quedaron atrás, caminando a lo largo del contingente, cada paso de ellas tenía una densidad distinta, pues no necesitaban gritar para hacerse notar, sus miradas decían suficiente junto a las fotografías de sus familiares en sus pechos.

Sus consignas se sumaban en espacios de silencio entre la protesta entonando el “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, recibiendo resonancia entre los cientos de personas que abrazaban su protesta con empatía haciéndola suya, para sumarla a la exigencia de justicia y seguridad no solo en Sinaloa, sino en México.

A lo largo de la travesía, algunos manifestantes levantaban sus pancartas lo más alto posible, buscando las cámaras de los medios de comunicación para hacer llegar lo más lejos posible su mensaje.

Aunque la protesta fue ruidosa, no recayó en el caos, percibiéndose un orden interno y una especie de disciplina espontánea, que muchas veces solo surge cuando la gente siente que está defendiendo algo importante, algo vital para el pueblo mexicano, pues la protesta no tenía prisa por causar caos, sino por ser escuchada.

En medio del ambiente, también hubo signos de solidaridad y apoyo por los mazatlecos que se encontraban a lo largo del malecón, transeúntes y conductores, quienes haciendo sonar su claxon compartían su apoyo, e incluso hubo quienes se sumaron a los cánticos y consignas con emoción.

Entre las quejas y demandas de los manifestantes, no faltó la exigencia de justicia por el asesinato del Alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, mostrando algunos su simpatía por el conocido “movimiento del sombrero”.

Al frente de la marcha, la figura del joven Fernando Guerrero sobresalió entre los manifestantes, pues equipado con un megáfono dejó ver su liderazgo natural, el cual se ganó caminando a la par de los demás, donde los presentes le escuchaban y apoyaban asegurándole que “los jóvenes no están solos” en esta protesta.

Sin embargo, Guerrero contestaba con serenidad una y otra vez con el mismo mensaje, que este movimiento no representaba a ningún partido político ni querían que se usara por la oposición para atacar, sino que lo único que buscaban era vivir en un país donde la violencia deje de dictar la rutina diaria y la falla del gobierno actual para conseguirlo.

La llegada a las Letras de Mazatlán, punto final del recorrido tuvo un tono casi de ritual, donde los manifestantes se dispersaron alrededor del parador turístico, adornando las letras con cartulinas y fichas de desaparecidos, como si fueran pequeñas heridas narradas, donde cada mensaje llevaba una historia detrás.

El viento soplaba con la fuerza suficiente para hacer ondear las banderas, lo que llevó a que de manera instantánea se comenzaran a entonar gritos de “Viva México” y “Viva Sinaloa”, para posteriormente, al unísono, se entonara el Himno Nacional, haciendo retumbar el Malecón de Mazatlán.

Para culminar, ya con el sol ocultándose en el horizonte del Océano Pacífico, los grupos de manifestantes poco a poco comenzaron a dispersarse, mientras que otros más permanecieron unos minutos más, como si estuvieran recordando el propósito de la marcha, defender la vida, la dignidad, seguridad y la posibilidad de un futuro distinto y mejor para el País.

Era evidente que no se trataba solamente de una protesta, sino era la imagen emocional del momento que vive Mazatlán y Sinaloa, un cruce entre la decepción, rabia contenida y la terca esperanza que insiste en no extinguirse por ser escuchados por las autoridades y obtener soluciones a estos problemas.

De esta forma, mientras los grupos se disolvían poco a poco, quedó claro que la ciudad había vivido un día diferente, una tarde en la que la juventud tomó el protagonismo, en el que las familias alzaron su dolor sin miedo y en el que el malecón fue testigo de que Mazatlán, con serenidad y firmeza, dejó claro que no está dispuesto a callar.