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Desaparecidos

Orencia vive un amargo Día de las Madres sin su hijo Miguel Arnulfo

Provenientes de Rosario, Sinaloa, la mujer y su familia tienen ocho meses residiendo en Mazatlán luego de que un grupo armado los sacó de su casa; su hijo fue privado de la libertad el pasado 26 de septiembre
10/05/2025 18:11

MAZATLÁN._ Tras varios meses de preocupación y angustia por la desesperación de su hijo Miguel Arnulfo Lizárraga, además del desplazamiento de su hogar que sufrieron el año pasado, Orencia Velázquez y su familia no pasaron un agradable Día de las Madres por primera vez en mucho tiempo.

En la marcha de este 10 de mayo del colectivo “Tesoros Perdidos Hasta Encontrarlos”, Orencia relató lo que ha sufrido debido a la violencia e inseguridad que atacan a Sinaloa, ya que su inmenso dolor comenzó a finales de septiembre, cuando su hijo fue privado de la libertad.

“A mí hijo lo privaron de su libertad un 26 de septiembre como a las 1:30, 1:40 de la tarde, y ya desde entonces nada. Nosotros le marcábamos y le marcábamos; incluso otro día él me mandó un mensaje de audio donde me decía que no nos mortificáramos, que él estaba en Culiacán, que estaba bien y que luego que se desocupara iba a regresar. Pero jamás volvió, ya no hemos tenido respuesta de él, y nosotros lo andamos buscando”, explicó.

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Con la mirada triste y un hilo de esperanza en sus ojos, la madre señaló que tras el tema de su hijo, hombre armados llegaron a su hogar, ubicado en la colonia Luis Donaldo Colosio, cerca de la la carretera que va a Cacalota de Rosario, y la amenazaron a ella y a su familia para que se salieran.

Orencia mencionó que solo les dieron nueve minutos para que se fueran sin sus cosas, y hasta el día de hoy han tenido que vivir en Mazatlán sin certeza de su futuro.

“El día 15 de octubre nosotros fuimos desplazados, nos cayó gente armada a la casa y nos sacaron sin nada; no nos dijeron nada más que ‘se tienen que ir, nueve minutos les damos para que se vayan’, fue todo lo que nos dijeron. Gracias a Dios no nos golpearon, pero sí nos quitaron todo. Los que estábamos en la casa en ese momento éramos tres, con mi esposo, que estaba trabajando, cuatro”, dijo.

“Tuvimos que vinirnos para Mazatlán. Somos cuatro, solo que en ese momento estaba el novio de mi hija, acababan de llegar de la UdeO porque estaban estudiando ahí; iban llegando ellos, estaban haciendo tareas, cuando nos cayeron. También corrieron a mi otro hijo, pero era en otra casa, a él le cayeron en otra casa y allá también le dijeron que se tenía que ir de ahí, según les decían que esa casa ya le pertenecía a uno que andaba ahí. Y desde entonces, pues aquí andamos rodando”.

La madre de familia comentó que desde su estancia en el puerto, la gente los ha apoyado mucho, les ha regalado ropa, calzado y otras cosas con las que han podido sobrevivir.

También pudieron acomodarse en trabajos distintos, pues ella y su hija encontraron en un supermercado al ser empleadas de otra sucursal en Rosario.

“Yo tenía el trabajo de Ley, mi hija también estaba ahí y mi esposo trabaja en el comercio, en el mercado, adentro del mercado. En el momento pues nos vinimos nosotros, mi hija y yo, como trabajamos en Ley y no traíamos ningún papel, pues nosotros pedimos el cambio y sí nos lo dieron y ya empezamos a trabajar; de hecho a mi hija la pudieran acomodar en el departamento que ella estaba trabajando allá (en Rosario)”, apuntó.

“Desde ese entonces andamos aquí nosotros sufriendo, padeciendo con todo, pero echándole ganas, no tanto por perder el patrimonio, sino por la actividad. Sin embargo, el dolor (por su hijo) sigue aquí; hasta hoy nadie nos dice nada. Nada, nada nos reportan a nosotros”.

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CANSADOS DE NO SER ESCUCHADOS

Orencia manifestó que por ser Día de las Madres tomaron valor para unirse al colectivo “Tesoros Perdidos Hasta Eencontrarlos”, para que también sus gritos de auxilio sean escuchados.

Además, reiteró que las autoridades no han respondido por el caso de su desplazamiento ni por la desaparición de su hijo Miguel Arnulfo.

“Ahorita pedí el descanso. Este día lo pedimos mi hija, yo y mi esposo, lo pedimos para poder venir porque nosotros no nos hemos incorporado con estas personas (rastreadoras). Y ahora pues nos dimos el valor, más que nada porque sí da miedo, da miedo por todo lo que está pasando”, expresó.

“Nosotros ya les dijimos (a la autoridad) y no nos dicen nada. Nosotros ya les dijimos que están viviendo gentes en nuestra casa, y solo nos dijeron que iban a hacer una investigación; nosotros les pedíamos apoyo cuando recién llegamos que fui a poner la denuncia de desplazamiento, les dijimos que nos apoyaran para ir a traer unas cosas, lo más importante, pero nos dijeron que no, que no se podía, que iban a hacer una investigación”.

El caso de Orencia Velázquez y su familia es uno de los muchos desplazamientos que se han dado en la zona sur del estado por parte de los grupos armados, principalmente en la zona serrana.