"Piñatas, una tradición que prevalece en Mazatlán"
En 1974, María del Socorro Rendón Lizárraga inició un negocio de piñatas. Su casa, en la calle Guillermo Nelson, se convirtió en su taller y sala de exhibición.
Hoy, y a pesar de la pandemia de Covid-19 y de la competencia, el negocio sigue abierto, esperando que los clientes lleguen a procurar el tradicional objeto que no puede faltar en las posadas… aunque las de este año serán con menos integrantes.
“La pandemia casi no nos afectó, siempre viene la gente a hacer pedidos de piñatas para los niños, y se las hacen en sus casas, porque como están encerraditos les hacen su meriendita en sus casas”, expresó.
En la exhibición se pueden ver piñatas diversas. En esta época abundan las de motivos navideños: estrellas de seis y siete picos, de bultos de renos y burritos, de tambor con caras de Santa Claus, de cartón con formas de pinos, renos y Grinch… y la que no puede faltar: de coronavirus, una piñata verde con picos a la que María del Socorro aporrea.
Para Año Nuevo le piden en forma de botes y botellas de cerveza y vino; de viejito, con el número del año que termina.
Y tiene un pedido especial. Piñatas-dulceros que le encargó una maestra para hacer felices a sus alumnos.
“Aunque les dio clases de manera virtual, la maestra le va a llevar una piñatita a cada uno de sus alumnos, es un bonito detalle”, expresa.
Aunque María del Socorro señala que las ventas no han bajado durante la pandemia, reconoce que en sí han bajado en lo general en los últimos tres años, pero ello se debe a que hay más personas que buscan el autoempleo y se dedican a elaborarlas, hay mayor oferta.
“El año antepasado contratamos a seis personas para que nos ayudaran en esta época, y se nos quedaron algunas piñatas; el año pasado ya solo contraté a tres personas e hicimos menos piñatas, y también se nos quedaron, este año optamos por no contratar a nadie, solo nosotros”, explicó.
En el taller trabajan María del Socorro, su hija, su hijo y su yerno. Hacen 30 piñatas a la semana en épocas normales y el doble en época navideña. Aunque en el momento de la entrevista se encontraba sola en el taller.
“Ahorita está la preventa navideña, esperamos en Dios que nos ayude para que salga todas las piñatitas que estamos haciendo, tenemos algunos pedidos, pero no tantos como el año pasado”, declara.
La artesana recuerda sus inicios, cuando las piñatas se elaboraban usando ollas de barro como base.
Tenían, dice, toda la sala llena de ollas, de papel periódico, con papel de china y crepé. Elaboraban su engrudo.
Dejaron de usar las ollas cuando los papás pensaron que era peligroso para los niños, pues podrían ser descalabrados.
Los precios varías desde los 40 pesos hasta los 500 pesos. Las de 40, dice, son las que llevan para que los niños pequeños jueguen. Y las de 500 pesos son muy grandes.
Contrario a lo que podría pensarse, las de 250 son las de figuras de reno o burrito, que al ser de “bulto” parecen llevar más trabajo.
La sala de exhibición del negocio de María del Socorro, en la lomita de la Guillermo Nelson, está llena de color y alegría. Se antoja iniciar la fiesta.