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Literatura

Presenta Omar Lizárraga Morales libro sobre turismo popular y prejuicios en Mazatlán

El investigador presentó “Hospitalidad selectiva. Aporofobia turística en Mazatlán, Sinaloa”, libro coescrito con Isabel Valdez Lizárraga
21/10/2025 21:05

En un contexto donde el turismo representa uno de los principales motores económicos en el puerto y un espacio donde se evidencian las desigualdades sociales, Omar Lizárraga Morales presentó su libro “Hospitalidad selectiva. Aporofobia turística en Mazatlán, Sinaloa”, en el auditorio de la Escuela de Turismo de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

A través de esta obra, Lizárraga Morales junto a la coautora, Isabel Valdez Lizárraga, buscan poner sobre la mesa uno de los temas menos abordados en el ámbito académico y social como lo es la discriminación hacia los turistas de bajos recursos.

Tras una investigación cualitativa desarrollada entre 2022 y 2024, Lizárraga Morales y Valdez Lizárraga analizaron las percepciones, actitudes y expresiones de los prestadores de servicios turísticos hacia distintos tipos de visitantes que llegan a Mazatlán.

Lizárraga Morales mencionó que fue mediante entrevistas y técnicas de percepción de imagen, que el estudio abordó a trabajadores como meseros, vendedores y transportistas, gerentes y líderes de cámaras turísticas, identificando notables diferencias en la manera en que unos y otros valoran el turismo popular.

“Encontramos que los trabajadores de contacto, que son quienes tienen trato cotidiano con los visitantes, tienden a mostrar mayor empatía y menor discriminación hacia los turistas de bajos recursos”, comentó.

“En cambio, los empresarios, gerentes o líderes del sector, expresaron mayores niveles de rechazo y prejuicio hacia este tipo de visitantes”, agregó.

Esta obra se centra en el concepto de aporofobia, término acuñado por la filósofa española Adela Cortina, el cual significa literalmente, “odio o rechazo hacia las personas pobres”.

Desde esta perspectiva, el investigador aplica este concepto al contexto del turismo en el puerto, describiéndolo como fenómeno que se ha normalizado en Mazatlán y en muchos destinos turísticos del país.

“A partir de una observación empírica en Mazatlán, notamos que se discrimina a los turistas de bajos recursos, ya sea simbólica o directamente, mediante expresiones peyorativas, actitudes hostiles o bromas que circulan en redes sociales”, señaló.

“Esta discriminación se ha formalizado y normalizado, y eso es algo que como sociedad no debemos permitir. Todos los turistas deben ser tratados con dignidad y respeto, sin importar su condición económica”, añadió.

Lizárraga Morales comentó que en Mazatlán se han utilizado expresiones como “turismo sandwichero” de manera despectiva para referirse a quienes viajan con presupuestos limitados, acuden a playas públicas o consumen alimentos fuera de los restaurantes establecidos, generando percepciones basadas en prejuicios de clase social.

“Se ha construido un mito colectivo en torno a este tipo de turistas, a quienes se les atribuyen comportamientos negativos, como ser ruidosos, sucios o conflictivos, sin que existan evidencias reales. Son percepciones basadas en prejuicios de clase que refuerzan la idea de que el turismo debe ser un privilegio y no un derecho”, externó.

Un fenómeno con raíces sociales

El autor recordó que el turismo de bajos recursos no es un fenómeno reciente, sino que se ha consolidado desde mediados del siglo XX, cuando el acceso a los medios de transporte se amplió y el turismo se masificó en México, comenzando Mazatlán a recibir visitantes de todos los niveles económicos.

De esta forma, expresó que, en los últimos años, en el puerto se ha hecho más visible el rechazo hacia los turistas de bajos recursos, sobre todo en temporadas como Semana Santa, Carnaval y vacaciones de verano, cuando aumenta la presencia del turismo regional.

Sin embargo, Lizárraga Morales destaca que la llegada de este tipo de visitantes ha sido fundamental para sostener la economía de Mazatlán, especialmente en momentos de crisis o baja afluencia internacional.

“En los periodos más complicados, como los actuales, marcados por la violencia o la percepción de inseguridad, ha sido precisamente este turismo regional y de bajos recursos el que ha sostenido al destino”, dijo.

“Son ellos quienes consumen en el comercio local, en los mercados, las calles y quienes mantienen viva la economía de la base trabajadora”, agregó.

A través de este estudio, los autores reflexionan sobre cómo la desigualdad económica se refleja en el modelo turístico que ha adoptado Mazatlán, donde ciertos espacios, eventos o actividades se han segmentado de acuerdo con el poder adquisitivo.

“En Mazatlán, como en todas las ciudades turísticas del mundo, existe una polarización social muy marcada. Por un lado los turistas internacionales y de altos ingresos, por el otro los trabajadores del sector, con salarios precarios y largas jornadas”, comentó.

“Esta dualidad se traduce en una hospitalidad condicionada, se trata bien al que gasta y se margina al que no. Pero la dignidad no puede depender de cuánto se consuma”.

En lo que respecta a si las autoridades o el diseño urbano del destino contribuye a esta división, Lizárraga Morales consideró que el fenómeno es estructural y responde a una vocación económica que genera desigualdad.

Finalmente, el libro propone repensar el significado de la hospitalidad turística a partir de la empatía de proximidad, un concepto que el autor rescata de sus observaciones de campo.

“Los trabajadores que mantienen contacto directo con los son quienes desarrollan una mayor comprensión hacia ellos. Esa cercanía genera empatía, reduce los prejuicios y promueve un trato más humano. La hospitalidad auténtica nace del reconocimiento del otro, no de su capacidad de gasto”, expresó.

Por tal motivo, Lizárraga Morales señaló que el turismo debe concebirse como un espacio de convivencia social y cultural, donde los visitantes, sin importar nivel económico, tengan derecho a disfrutar del mar, la ciudad y sus tradiciones.

Durante la presentación de este libro, Omar Lizárraga Morales estuvo acompañado por los docentes, Christian Arturo Correa Sánchez y Sergio Morán, donde estudiantes y académicos participaron en un diálogo abierto sobre los retos de la inclusión y la equidad en el turismo local.

Como parte del cierre de la presentación, Lizárraga Morales invitó a reflexionar sobre el papel que juega cada sector en la construcción de una ciudad más empática y justa con sus visitantes.

“Mazatlán es un destino que vive del turismo, pero también de su gente. Si no tratamos con humanidad a quienes nos visitan, estamos perdiendo el sentido mismo de la hospitalidad. Este libro es, en el fondo, una invitación a mirar al turismo desde la dignidad humana y no desde la billetera”, puntualizó.