"‘Si me siento sola, vengo y le platico a mi mamá’"
La ausencia de una madre se sigue sintiendo sin importar cuántos años pasen de su muerte; en muchas familias siempre harán falta su amor y sus abrazos.
Dolores Martínez Zamora murió hace una década, y su hija María Elena aún la recuerda con el sentimiento de una niña que requiere de su madre.
“A veces que me siento sola, o cuando me siento desesperada, vengo y le platico, la extraño mucho”, expresa entre lágrimas mientras ve a su esposo, Ángel Lizárraga, pintar la tumba en donde se encuentra su madre.
Ambos recuerdan lo juguetona que solía ser doña Dolores; cuando ellos le preguntaban por el lugar donde le gustaría que la enterraran, ella respondía “¿Y quién dijo que me voy a morir?”, o cuando cuestionaban su edad, nunca “salía” de los 82 años.
“Se murió como a los 120 años, pero si le preguntabas a ella, ella te respondía que tenía 82 años, nunca salía de ahí”, comentan en broma.
Otros, como Luis Enrique León Figueroa, recuerdan a su mamá con agradecimiento por los valores inculcados, y acudieron un día antes del Día de las Madres para limpiar la tumba y aprovechar el ausentismo de los panteones.
“Para mí, mi madre fue lo primordial, se portó muy bien conmigo, y con mis hermanos, y aunque vengo tres o cuatro veces por año nomás, me gustaría que su tumba siempre esté limpia”, dice.