"Tejen redes para barcos camaroneros en el muelle Bonfil, y sí, son los más afectados por la crisis sanitaria y económ"

"Son los afectados indirectos por la indefinición en las fechas de capturas, y por un trabajo que es cada vez menos redituable"

Son cuatro artesanos. Con 35 años de trabajo conjunto que les permite tener una sincronía casi perfecta, les permite actuar con la rapidez que ameritan las prisas de los inicios de la temporada de captura de camarón.

Bueno, esa era en otros tiempos, desde hace tres años que no tejen una red nueva, y en lo que va de la veda, apenas han reparado 17.

Casi nada, si se toma en cuenta que cada barco camaronero lleva hasta seis redes en cada salida y que en Mazatlán se concentra una flota de hasta 500 barcos.

Jesús Samuel Pacheco Amarillo lleva la voz cantante. Comenta que tradicionalmente trabajan para los propietarios de 40 barcos, lo que implica reparar o fabricar 320 redes por cada temporada, por lo que desde abril empiezan para tenerlas listas antes del levantamiento de la veda, que, otra vez tradicionalmente, se da a mediados de septiembre.

“Pero ahora no sabemos si por la crisis, por la pandemia de coronavirus que no les permitió vender el camarón, por el precio del diésel, por la indefinición de la fecha de inicio de capturas o por qué, son pocos los dueños de barcos que nos han contratado”, expresa.

El equipo empezó a trabajar hace 15 días y desde entonces apenas llevan 17 redes reparadas, casi una por día, cuando su récord es reparar tres al día, incluso, en algunas temporadas tiene que trabajar los domingos.

Las 17 redes son para dos barcos, todavía tienen pendientes 38. El año pasado, a estas fechas, llevaban 120 terminadas.

Lo que no han arreglado son los excluidores de tortugas, dice José Ángel Valdez Aguilar, cada red debe llevar uno, en ocasiones los propietarios los intercambian y por cada seis chinchorros llevan cuatro excluidores.

“Falta mucha chamba, pero tiempo es lo que no va a haber, creemos que se van a llevar unas tres, cuatro redes arregladas y las otras hasta el segundo viaje, así va a ser porque no hay tiempo ya”, comenta Pacheco Amarillo.

Explica el proceso: extienden la red, que es una especie de embudo, buscan posibles roturas, las remiendan y refuerzan toda la orilla al mecate que la sostiene. El cobro por mano de obra de cada chinchorro reparado es de mil 800 pesos, de 2 mil 200 pesos si se fabrica desde cero, pero hace ya más de tres años que no hacen una red nueva, los dueños de los barcos han optado por reciclar y ahorrar lo más posible.

Con movimientos expertos y precisos reparan la malla de polietileno, ya no se usa el nylon, este material es más ligero y a menor carga, el barco consume menos diésel.

Es un material resistente, de malla reglamentada de dos pulgadas o dos pulgadas un cuarto, cuando antes usaban de una pulgada tres cuartos. Con ello, explicó Valdez Aguilar, se evita capturar camarones más pequeños.

Hasta el momento, el equipo apenas ha reparado 17 redes de dos barcos. En el muelle del Parque Bonfil duermen unos 500 camaroneros.

 

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