"Un día en la vida de don Lalo: el ‘galán’ de los tenis rojos"

"En situación de riesgo y con un trastorno psiquiátrico, es uno de los miles de adultos mayores que terminan en el abandono y en riesgo, aun en sus propios hogares"
25/08/2019 21:28

Como cada día, don Lalo se despierta con la única compañía de sus tenis rojos.

El techo ennegrecido a punto de desprenderse le recuerda que, hace un mes, delincuentes se metieron a su casa, quemaron el cableado que se habían robado para extraer el cobre, que seguramente venderían al mejor postor.

El fuego se propagó y, de no ser por los bomberos, don Lalo ya no estaría vivo para evocar a su madre, Chayito, quien se despidió de este mundo hace ocho años. Es el mismo tiempo en que ha dejado de recibir su tratamiento psiquiátrico, que según algunos vecinos era para controlar su esquizofrenia.

Es el mismo tiempo en que ha vivido solo, sin dinero y enfrentando cada día sin saber si tendrá algo de comer.

Por su condición mental, no es capaz de entablar una conversación y no puede pedir ayuda cuando se enferma. No se sabe por qué pero desde hace meses no camina, al parecer recibió el golpe de un auto. Camina a rastras entre su propio excremento al interior de su domicilio. Así también se moviliza por algunas cuadras del barrio, para sentarse en una esquina y pedir a los desconocidos algún cigarro para fumárselo. Con los dedos, hace cuentas imaginarias en sus manos. Quienes viven por su casa cuentan que estudiaba contabilidad, pero a punto de terminar la carrera, se complicó su trastorno mental.

Se llama Eduardo Galán de la Rosa, y aunque su nombre pudiera parecer el de un galán de telenovela, su realidad es una historia de abandono como la que protagonizan miles de adultos mayores en el país.

Una vez en la indefensión, a sus más de 60 años, su casa comenzó a ser saqueada y vandalizada. Poco a poco le robaron puertas, ventanas, rejas, cables, muebles...

De esa esquina en la colonia Esperanza, de un frente de 10 metros por casi 20 de profundidad, no queda más que un armazón derruido y gris, tapizado de grafiti y de basura, sin más protección que la mirada de algún vecino piadoso que cuando ven que de nuevo se va a incendiar la casa, llama al número de emergencias. Lo que fuera el hogar donde era atendido por su madre, hoy es usado por algunas personas para drogarse. Restos de cristal pueden ser observados en lo que hace tiempo pudo haber sido la sala de una familia.

No conformes con convertir su espacio en un “picadero”, gente del barrio y foráneos aprovecharon el abandono de la propiedad para depositar su basura.

Así que don Lalo vivió entre montañas de inmundicia por mucho tiempo, hasta que por fin llegó algo de ayuda, compensando un poco los abusos de que ha sido víctima.

De la maldad a la misericordia

El Comedor de la Misericordia es un grupo de voluntarios, la mayoría madres de familia, dedicadas a brindar asistencia a personas necesitadas sin recibir nada a cambio. Una de ellas es doña Toñita, quien vive también en la colonia Esperanza. No quiere que su nombre se publique en el reportaje. Le gusta ayudar en el completo anonimato.

“No, no me gusta aparecer”, comentó mientras llegaba a la casa de don Lalo con una bolsa de comida, un bote de frijoles, tortillas y un guisado.

Su nieta que iba con ella, dijo que su abuela “era de buen corazón”, que se levanta todos los días a las cuatro de la madrugada a preparar alimento para otras personas.

Con otros voluntarios del Comedor, Toñita acude regularmente para bañar a Don Lalo, quien no siempre está dispuesto al aseo personal.

Todos los días le dan de comer y limpian su lugar por lo menos cada semana. Pero al cabo de unos días se vuelve a ensuciar. La gente continúa arrojando desechos y los “vagos” haciendo de las suyas.

Multiplicación de los riesgos

Hay muy poca consciencia de lo que padecen las personas al llegar a una edad avanzada, más cuando sufren alguna enfermedad mental. Y es que a casi nadie voltea hacia personas como don Lalo.

“Para muchos es sólo un desecho humano”, cuestionó Lorenzo Salomón Cárdenas, psicólogo y voluntario del Comedor de la Misericordia.

Alertó que son muchos los riesgos a los que está expuesto Eduardo, por lo que pidió que las autoridades lo canalicen a un albergue donde pueda recibir atención especializada y servicios de salud, ya que no ha sido posible contactar a sus familiares.

“Debemos entender que un día en la vida de don Lalo no es como un día para cualquiera de nosotros; él se levanta todos los días sin saber si va a comer, se arrastra para poder caminar y por su condición tampoco puede cuidarse por sí mismo”, expresó.

Al hacerle su estudio de riesgo, apuntó Lorenzo Salomón, aparece alto en todas las categorías: alimentaria, física, de salud, por discriminación, pobreza y violencia.

Todo ello ha ocasionado que los esfuerzos ciudadanos se hayan visto rebasados, y se requiera de políticas públicas o de la intervención de las instituciones.

Al no haber un hospital psiquiátrico en Mazatlán, el activista solicitó ayuda al sistema DIF, en donde su caso se halla en lista de espera desde hace un año.

El actual director de la institución, Roberto Rodríguez Lizárraga, indicó que don Lalo es uno de los candidatos a habitar en Corazón Eterno, el albergue para adultos mayores que está por abrir sus puertas el próximo mes.

Sin embargo, se hacen valoraciones sobre esta decisión, puesto que primero se buscará contactar a un hermano para que se haga cargo de él.

“Nosotros ya fuimos a visitarlo, fuimos a limpiar la casa, le entregamos colchoneta, le entregamos despensa; la situación es que un familiar directo, al parecer un hermano, lo tiene en el abandono y hay una responsabilidad legal por parte de él”, advirtió el funcionario, quien no dio una respuesta definitiva.

Como don Lalo, hay muchos ancianos por todo Mazatlán que viven de la caridad de los vecinos, o se hallan abandonados dentro de sus propios hogares.

DATOS CLAVES

Según el Consejo Nacional de Población, de los más de 12 millones de adultos mayores que viven en México, el 80% lo hace en condiciones de pobreza y abandono.

-Para 2050, habrá 150 millones 800 mil mexicanos y la esperanza de vida promedio será de 79.4 años, la más alta de la historia.

-Los adultos mayores tienen el índice de desarrollo social más bajo en el país.

-16% de los adultos mayores mexicanos sufre algún grado de abandono y maltrato, como golpes, violencia psicológica, insultos o robo de sus bienes.