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Contaminación

Urge atender derrame de jales en Concordia para evitar contaminación irreversible: Conselva

El derrame de jales en un arroyo de Concordia representa un riesgo grave para la salud y el medio ambiente, advierte Sandra Guido
02/07/2025 20:48

MAZATLÁN._ Gran preocupación ante el alto riesgo de contaminación de cuerpos de agua, suelos y acuíferos es la que ha generado entre ambientalistas y organizaciones civiles el reciente derrame de jales por parte de una empresa minera en Concordia.

La directora de Conselva, Costas y Comunidades, Sandra Guido Sánchez, advirtió que si las autoridades no actúan de forma inmediata y exhaustiva, el incidente podría derivar en una catástrofe ecológica y sanitaria de largo plazo, afectando no solo a Concordia, sino también a cuerpos de agua y comunidades cercanas.

Guido Sánchez expresó que esta situación es sumamente delicada y no se puede minimizar ni postergar, ya que los impactos inmediatos generan consecuencias más graves con el tiempo si no se hace una limpieza completa de los jales derramados.

“Uno de los aspectos más importantes es que se atiende a la emergencia y luego todos se van y no hay una restauración real del arroyo como tal. Uno de los problemas es que el derrame tiene un impacto en este momento, pero luego genera impactos todavía más dañinos e importantes a la salud de las personas y el ecosistema”, comentó.

“Algo que nos preocupa a nosotros muchísimo y deseamos decirles a las autoridades que en esta ocasión, por favor no permitan que no haya una recolección de todos los jales, todos los materiales que se derramaron”.

Para la directora de Conselva, el actuar de forma contundente es la única forma de poder evitar una crisis mayor, pues no solamente se deben de retirar los residuos de manera superficial, como se han realizado en casos anteriores.

En cambio, lo que se tiene que realizar es una limpieza a profundidad, manual y con equipos que garanticen la remoción completa del material contaminante.

“Esperemos que los mecanismos de retención que le pusieron funcionen. Lo que hemos visto y documentando en ocasiones anteriores es que estos jales los recogen como por encimita, agarran, meten unas máquinas y se van”, explicó.

“Luego de eso, lo que hacen es que los olvidan, y en realidad es cuando empieza el problema. De ahí la importancia que se recojan todos y se evite que sigan avanzando y se junten con el Río Baluarte”.

Por tal motivo, Guido Sánchez también pidió el implementar un monitoreo constante a largo plazo del acuífero más allá de los análisis inmediatos, para evaluar la evolución de las concentraciones de metales pesados y la posible filtración hacia otros sectores.

Así mismo, señaló que el flujo del arroyo donde ocurrió este derrame no ha sido suficiente para arrastrar los jales hacia otros cuerpos de agua debido a la sequía que atraviesa la región.

Sin embargo, agregó que el pronóstico indica que en los próximos días podrían registrarse lluvias importantes, lo que podría desencadenar una movilización de estos materiales hasta el Río Baluarte, del cual depende una parte importante del abastecimiento de agua en la zona.

“Ahorita que este arroyo tiene poca agua, llegaron hasta cierto punto (los jales). Ahorita nos esperan 96 horas de lluvia y entonces el agua va a empezar a fluir un poco más y se va a ir llevando estos jales”.


Un precedente de peligro oculto

Sandra Guido Sánchez recordó que en el año 2015 ocurrió un derrame similar por parte de la minera Dos Señores, donde Conselva realizó muestreos en el agua y sedimentos, donde los análisis revelaron altos niveles de contaminación.

Los estudios lanzaron niveles de plomo 4.4 veces por encima de los límites permitidos, zinc en 1.7 veces y la plata hasta en 66 veces más de lo aceptable.

“Esa mina utilizaba una planta beneficiadora idéntica a la que ahorita se acaba de derramar, en ese entonces pudimos determinar que en estos jales existían concentraciones sumamente importantes de plomo, plata y zinc”, declaró.

“Estos metales pesados son sumamente peligrosos. Entonces, si estamos hablando de que en estas concentraciones ya se considera daños importantes a los organismos por los expertos”.

Guido Sánchez señaló que uno de los puntos más críticos es que los análisis superficiales del agua que en muchas ocasiones hacen las autoridades, no son suficientes para detectar el problema a profundizar.

“Los metales pesados no se diluyen en el agua superficial. El riesgo está en el sedimento, en el lecho del río o arroyo, donde se depositan los jales, que es donde se debe de hacer el análisis”.

La directora de Conselva destacó que los jales mineros son una amenaza latente para las comunidades y el medio ambiente, pues estos no contaminan solamente durante su derrame, sino al ser arrastrados por la lluvia o permanecer en contacto con el agua y el oxígeno.

Apuntó que los jales son residuos sólidos que resultan del proceso de extracción de minerales, tratándose básicamente de piedra molida con restos de metales pesados y otros elementos altamente tóxicos, que pueden derivar en un fenómeno conocido como drenaje ácido que puede extender la contaminación.

“Cuando estos jales permanecen en el lecho de los ríos y llega la temporada de secas, al contacto con el oxígeno y la humedad, genera ácido, que libera aún más metales pesados al entorno”, puntualizó.

“Una vez que se formó el drenaje ácido, no hay marcha atrás. Una vez que empieza este problema no termina, hay minas de hace 2 mil años que siguen provocando drenaje ácido”.

Finalmente, Guido Sánchez externó que otro problema a fondo es la falta de regulación efectiva para establecer zonas de seguridad donde no deberían instalarse minas. La directora cuestionó la efectividad de la Norma Oficial Mexicana 141 que regula la construcción de presas de jales, pues no contempla escenarios como los huracanes frecuentes en Sinaloa.