Visita presidencial en Mazatlán deja ‘selfies’, aplausos... y desilusión
MAZATLÁN._ Desde el mediodía de este sábado, el sol golpeaba con fuerza las inmediaciones del Hospital General de Mazatlán, pero a pesar del calor, decenas de personas ya se encontraban en el lugar con la ilusión de ver a la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Con pancartas en las manos, algunas con mensaje de apoyo y otras más con exigencias plasmadas a pulso, los presentes esperaban la llegada de la Mandataria, quien visitaría la ciudad como parte de su gira nacional para presentar el programa “Salud Casa a Casa”.
Conforme el tiempo fue avanzando, la multitud y la expectativa crecía, teniendo por un lado al grupo de simpatizantes, quienes, entre risas y emoción, esperaban la llegada de Sheinbaum Pardo para el aplauso y la “selfie” al ritmo de la música de banda que no se hizo esperar.
Por otro lado, estaban aquellos que no buscaban una foto ni un saludo, sino una respuesta a sus problemas: los desplazados de la sierra de Concordia que viven en el exilio forzoso y trabajadores de la salud, cansados de escasez de medicamento, falta de infraestructuras dignas y presuntos favoritismos que deciden su futuro laboral.
La primera en llegar al lugar fue la Alcaldesa de Mazatlán, Estrella Palacios Domínguez, la cual pasó de largo en su vehículo, sin siquiera bajar el vidrio para saludar a sus simpatizantes, que coreaban “Presidenta, Presidenta” a su paso.
Minutos más tarde arribó el Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, Moya, el cual, a diferencia de la Alcaldesa, atendió por un escaso momento a las personas que buscaban tener un acercamiento con él, entre las cuales se encontraban tanto simpatizantes como manifestantes, a los que les recibió sus peticiones.

Las horas pasaron y poco más de las 03:00 de la tarde, en el lugar ya eran cientos de personas las que se encontraban en espera de Sheinbaum Pardo, soportando las altas temperaturas y la resolana para tener este esperado acercamiento con la Mandataria.
Fue poco más de 03:30 cuando Sheinbaum llegó a bordo de su vehículo, causando que en cuestión de segundos que este se viera rodeado por seguidores, manifestantes y periodistas que buscaban alguna declaración.

La alegría de sus seguidores era evidente, pues entre sonrisas, vítores y teléfonos levantados para tomar alguna foto o video, se acercaron a la Presidenta, quien se dejó querer, fotografiar e incluso, recibió algunos regalos.
Sin embargo, esa cercanía no se extendió a aquellos que más la necesitaban, pues los manifestantes no tuvieron la misma oportunidad que los simpatizantes para entablar su diálogo, quedándose al margen sin una palabra o un gesto, pues a diferencia del Gobernador, no optó por cruzar esa línea.

Ante los medios la cosa fue un tanto distinta, pues Sheinbaum Pardo, aunque por escasos minutos, les dedicó un breve momento para atender a sus cuestionamientos, eso sí, sin profundizar en ninguno.
El motivo de su visita fue el principal tema que abordó, pero también reafirmó su compromiso por la seguridad en Sinaloa, señalando que esta se está atendiendo con el respaldo del Gabinete federal, evitando entrar en detalles sobre temas álgidos como el reciente abatimiento de Jorge Humberto Figueroa, “La Perris”; o la sequía que actualmente asfixia al campo sinaloense y sus comunidades.

En cambio, reiteró su respaldo a Rocha Moya, a quien le brindará su apoyo para atender distintos temas en la entidad, siendo la prioridad la seguridad además de asegurar que seguirá visitando el resto de Sinaloa en próximas visitas.
Con la frase “Ya mi amor, ahora sí a la mañanera”, Sheinbaum Pardo interrumpió las preguntas de la prensa para continuar atendiendo a sus seguidores, con quienes se tomó de la mano y se siguió tomando fotos, eso sí, todo sin bajarse de su camioneta.

La escena fue muy similar al momento de la despedida de la Presidenta, aunque con mucho menos personas esperándola, siendo los únicos sus simpatizantes, después de que los manifestantes se marcharon desilusionados ante el rechazo federal.
De esta forma, la visita presidencial terminó como muchas otras, entre aplausos para unos y frustración para otros.