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Día del Maestro

Zoila Fernández: una vida dedicada a enseñar ballet en Mazatlán con pasión y disciplina

El rigor del ballet y la bondad de la vocación a la docencia, han sido los dos pilares fundamentales en los que, a lo largo de 40 años, Zoila ha instalado las bases de su enseñanza, moldeados con compromiso, pasión y constancia
14/05/2025 22:46

MAZATLÁN._ En un salón rodeado de espejos y música clásica, la figura de la maestra Zoila Fernández Fernández se hace destacar como una de las grandes forjadoras de generaciones del ballet clásico en Mazatlán.

El rigor del ballet y la bondad de la vocación a la docencia, han sido los dos pilares fundamentales en los que Fernández Fernández ha instalado las bases de su enseñanza, moldeados con compromiso, pasión y constancia.

Con 40 años dedicados a la enseñanza del ballet, de los cuales 27 han sido en Mazatlán, la vocación de Zoila ha sido firme y delicada, como un reflejo del arte que transmite con pasión desde el aula y los escenarios del Centro Municipal de las Artes.

Originaria de Cuba, Zoila inició su camino dentro de la danza desde los 8 años, inspirada por la icónica bailarina Alicia Alonso, lo que años después la llevaría a graduarse como bailarina y maestra profesional.

Fue a partir de ese momento, que sus alegrías, desafíos y un sinfín de emociones, ha logrado canalizarlos a través del ballet, convirtiendo a la danza en su día con día, formando ya parte de su vida.

“Han sido innumerables las generaciones que he formado y mi vida ha sido la danza. Todas mis inquietudes, mis tristezas, mi alegría, mi complicidad la canalizo a través de la danza, es mi mundo”, comentó.

“La labor como maestra realmente ha sido enriquecedora, ha sido para mí muy satisfactoria. Es una de las cosas que más me apasiona”, añadió.

Desde su llegada a Mazatlán, ha sido maestra en la Escuela Municipal de Ballet Clásico, en donde ha sembrado el amor por esta disciplina en incontables estudiantes, trabajando desde lograr técnicas y un desempeño artístico, así como sembrando una conducta de educación general cultural y como ser humano en ellos.

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“En Mazatlán yo he encontrado un campo de experiencia que me ha nutrido mucho desde el punto de vista profesional, gracias a la cultura tan enriquecedora y todo el nivel artístico que ocurre en esta ciudad. Siempre estaré en deuda con esta ciudad que me abrió las puertas”.

“Creo que la mejor manera de retribuir es formar a estas generaciones de inquietos estudiantes que quieren ser bailarines o maestros o dedicarse a cualquier otra actividad profesional”.

A lo largo de sus casi 3 décadas de arribar al puerto, Zoila ha sido testigo y protagonista de la evolución que el ballet ha tenido en la ciudad, donde se ha enfrentado a retos que van desde el fortalecimiento del programa académico hasta la formación de la Compañía de Ballet Clásico del Instituto de Cultura.

“El principal reto que me tocó enfrentar es que la escuela se desarrollara y tuviera una lógica en el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque cuando llegué a este país, solamente había tres niveles de enseñanza”.

“Me puse a analizar que dialécticamente la escuela tenía que crecer con el desempeño no solamente mío, sino del claustro del maestro que siempre me ha acompañado”.

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Es por esto, que hoy en día, la escuela gradúa a alumnos como técnicos medio en la enseñanza de danza clásica, así como también bailarines ejecutantes, lo cual ha sido un gran logro a lo largo de estos años.

En lo que respecta a la creación de la compañía de ballet, Fernández Fernández destacó que ha sido un logro muy enriquecedor y gratificante, ya que ha visto la culminación de lo que inició con un nivel básico de preparación.

“He visto al final un resultado que comenzó con un nivel elemental en lo que nosotros llamamos la danza clásica, ya hoy es un nivel medio que pueden alcanzar su certificación para convertirse en bailarines profesionales”.

Para Zoila Fernández, el ser docente trae consigo una gran responsabilidad, pues deja un legado importante en cada unos de sus estudiantes al tener el compromiso de compartir su saber con quien quiera aprenderlo.

“Un gran maestro no puede quedarse con los conocimientos para él. La importancia está en transmitirlos de generación en generación y que su legado no se pierda. Para que la historia de la danza no culmine”.

Su pasión por la danza, le ha permitido formar una mirada ante este arte integral, al considerar que el ballet no solamente es un acumulado de técnicas y movimientos, sino que además es interpretación, historia y sobre todo, sensibilidad.

“El trabajo es difícil, porque está la cuestión humana y a veces sabemos canalizar y a veces no. Lograr que un estudiante llegue a cumplir y culminar las exigencias que requiere un rol determinado es muy difícil e importante”.

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“El ballet ha evolucionado con las épocas. Hoy en día el bailarín que no domine el movimiento neoclásico para unirlo al movimiento clásico no es un buen bailarín, porque los retos han sido diferentes, el público ha cambiado”.

Es por eso que para Zoila, el formar bailarines va más allá de una enseñanza técnica, sino también moldear humanos más completos, razón por la cual desea que sus alumnos la recuerden como una maestra exigente, pero justa y comprometida con el crecimiento integral de cada estudiante.

“Quiero que recuerden a una maestra Zoyla que fue formadora no solamente desde el punto de vista cultural y artístico, sino desde el punto de vista humano, para prepararlos como una persona para la nueva sociedad que se nos avecina”.

“Quiero que sepan que toda la exigencia, todo el aprendizaje que ellos pudieron obtener a través de mis conocimientos es un legado que yo les estoy dejando”.

En un mensaje dirigido para la nuevas generaciones de docentes en el ámbito artístico, Fernández Fernández expresó que la danza es dedicación y los logros se consiguen a través del sacrificio y tener una fuerte voluntad.

“Las cosas no se alcanzan fácilmente, las cosas hay que sudarlas para poder obtenerlas, pero depende solamente de uno lograr cumplir las metas. Yo, a la nueva generaciones, solamente le digo que trabajen, trabajen con amor, dedicación y pasión para lograr su objetivos”.

Finalmente, Zoila Fernández compartió un mensaje a sus colegas docentes en este Día del Maestro, una fecha que considera de gran importancia pues la labor del maestro hace que el mundo pueda avanzar.

“Los maestros son realmente los que nos dan las armas para poder continuar y formarnos como profesionales en la vida. Escojamos la carrera que escojamos. Creo que la educación comienza en casa, pero se refuerza en la escuela a través de la guía de un buen maestro”.

“Los maestros tienen un lugar privilegiado dentro de la comunidad y hoy los quisiera felicitar a todos, desearles el mejor de sus días y a mis colegas de la danza clásica decirles que siempre los admiro y los abrazo porque sé que esta profesión no es fácil lograrla a través de los estudiantes que a veces no comprenden que solamente a través de un buen sacrificio, una pasión y el trabajo se logran los resultados”, puntualizó.

Así es como con la firmeza de una postura y la suavidad de un arabesque, Zoila Fernández Fernández sigue marcando el ritmo de las enseñanzas del ballet en Mazatlán, y como la gran maestra que es, su huella va más allá del salón de clases, está plasmada en cada alumno que descubrió en el arte de la danza, un camino para expresarse, soñar y crecer.

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RECUERDO DE SUS MAESTROS

En su formación profesional, Zoila Fernández Fernández recuerda con firmeza a maestros como Fernando Alonso, Ramona de Sart, que fueron grandes iconos de la educación cultural en Cuba.

“Yo tuve maestros excelentes en Cuba. Creo que cogí la mejor época de oro en cuanto a la educación cultural de mi país de nacimiento. Recuerdo muy bien todas las clases metodológicas del maestro Fernando Alonso, el creador de la Escuela Cubana de Ballet, de la maestra Ramona de Sart, que fue la asesora metodológica de las escuelas cubanas de ballet. Y fue la que luchó en Cuba para que se transmitiera de generación en generación una escuela y un estilo”.

“También recuerdo a otros maestros que estuvieron durante mi formación. Creo que eso es lo más importante, uno recordar que uno es fruto y producto de las enseñanzas de sus maestros y sobre todo de sus padres, que en algún momento fueron los maestros que desde casa nos enseñaron a tener los valores de educación para nosotros poder conjugarlo ya con los maestros. Los valores cognitivos”.