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Juicio

‘El Grande’ afirma que entregaba sobornos a García Luna de parte del Cártel de Sinaloa

Sergio Villarreal Barragán testifica en el juicio contra Genaro García Luna en la Corte de Nueva York y revela la relación del ex funcionario federal mexicano con el Cártel de Sinaloa

Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, ex policía federal y ex lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”, testificó este lunes que vio en “varias ocasiones” a Genaro García Luna, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública de México, “para pagarle sobornos de parte del Cártel de Sinaloa“.

“El Grande”, primer testigo de la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York, declaró ante los miembros del tribunal que “con la ayuda del Gobierno [mexicano] el Cártel creció en términos de territorio” e insistió en que también gracias a la ayuda de García Luna el grupo que entonces era liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera pudo aumentar la importación de cocaína a México y deshacerse de grupos rivales.

“Nos daba información sobre operaciones contra el Cártel... Nos ayudaba a poner y quitar agentes en cualquier parte de México y compartía información para que pudiéramos golpear a nuestros rivales. Gracias a su ayuda, aseveró, fue que el cártel creció tanto”, dijo Villarreal Barragán.

Señalando un mapa de la República Mexicana, “El Grande” recordó que “en 2001 el cártel controlaba seis estados” pero hasta el 12 de septiembre de 2010, cuando fue detenido, ya controlaban 18 entidades.

Villarreal Barragán, vestido con un traje negro y corbata del mismo color, el cabello corto y gris, con voz clara, pausada, relató su historia personal, su ingreso a la Policía Judicial Estatal de Tamaulipas y su primer trabajo a la orden de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, en el Cártel de Juárez, “el más poderoso entonces”, según destacó.

“El Grande” indicó que conflictos con el Cártel del Golfo, que entonces dirigía Osiel Cárdenas Guillén, los cuales “quemaron mis negocios y mataron a mi cuñado”, lo hicieron acercarse a Arturo Beltrán Leyva, “en ese momento socio” de “El Chapo” Guzmán y de Ismael Mario Zambada García, “El Mayo”. Asimismo, reveló que su papel dentro del Cártel de Sinaloa fue armar rutas de trasiego de drogas del centro al norte del País y acercarse a funcionarios “para entregar sobornos”.

Según la acusación de “El Grande”, García Luna habría comenzado su relación con el Cártel de Sinaloa desde que dirigía la Agencia Federal de Investigación, que dependía de la ahora extinta Procuraduría General de la República y fue creada el 1 de noviembre de 2001, durante el Gobierno de Vicente Fox Quesada.

Villarreal Barragán afirmó durante la audiencia llevada en la Sala 8D-Sur, de la Corte del Distrito Este de Nueva York, que la relación entre García Luna y el Cártel de Sinaloa continuó cuando el acusado era titular de la Secretaría de Seguridad Pública, que controlaba a la Policía Federal.

“El Grande” refirió que Beltrán Leyva le dijo que su relación con las autoridades se limitaba “a la AFI en todo el País”, porque las policías estatales y municipales trabajaban con Cárdenas Guillén.

Como parte del acuerdo “la Agencia Federal de Investigaciones” que ya dirigía García Luna, el acusado “nos entregaba uniformes, camionetas clonadas y charolas que son credenciales de identificación de la agencia”.

“El Grande” especificó que con el pago de sobornos, el Cártel sinaloense podía pasar con seguridad sus cargamentos de drogas. así como obtener información sensible de seguridad respecto las investigaciones que se hacían en contra de dicho grupo delictivo y de sus rivales, facilitando así la importación de múltiples toneladas de cocaína a Estados Unidos.

Villarreal Barragán, que se declaró culpable de narcotráfico en EU y cumple una condena rebajada, aseguró que desde el Cártel de Sinaloa se fomentaba la corrupción de los funcionarios del Ejército y del Gobierno mexicano, tanto municipal como estatal y federal de dos formas.

“Hay dos tipos de corrupción, el que se voltea para un lado y deja pasar, y otra, la de los funcionarios forman parte de las actividades de la organización”, dijo antes de aclarar, a instancias de la Fiscalía, que García Luna era del segundo tipo.

Villarreal Barragán precisó que el encargado de los pagos a García Luna era “El Barbas”, amigo suyo y uno de los líderes del clan de los Beltrán Leyva, que entonces formaban parte del Cártel de Sinaloa, y agregó que él “estuvo en algunas ocasiones” presente en dichas transacciones, que, según su declaración, aumentaban a medida que el grupo, entonces liderado por “El Chapo”, crecía.

“El Grande” detalló que cuando comenzó a trabajar para el clan de los Beltrán Leyva en 2001, García Luna ya estaba en la nómina del Cártel y se le siguió pagando hasta la muerte de Arturo Beltrán Leyva, el 16 de diciembre de 2009.

Tras un largo discurso del Juez al jurado sobre lo que debe hacer y cómo debe comportarse a lo largo de las ocho semanas que se prevé que dure el juicio, la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York presentó sus alegatos contra el ex funcionario federal mexicano.

En sus argumentos, la Fiscalía neoyorquina acusó a García Luna de tener un “trabajo sucio: recibir sobornos del Cártel de Sinaloa” y apuntó que el ahora ex funcionario federal mexicano era parte “de la nómina del Cártel de Sinaloa y convirtió a la Policía en una fuerza armada mercenaria, que actuó a favor del Cártel”.

La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York aseguró que durante el juicio, que se prevé se extienda ocho semanas, “vamos a demostrar que el voto que hizo [García Luna] de perseguir y hacer la guerra contra los cárteles fue una mentira y delinquió por al menos una década”.

“El acusado tomó millones de dólares en sobornos una y otra vez [del Cártel de Sinaloa]”, dijo el fiscal Philip Pilmar, quien recordó que “nadie está por encima de la ley [...] Traicionó a su país y al nuestro”.

“El acusado trabajó en el más alto nivel de inteligencia, tenía miles de policías a su cargo en aeropuertos, calles y puertos”, planteó Pilmar. “¿Cómo lograron miembros del Cártel de Sinaloa, como ‘El Chapo’ Guzmán y ‘El Mayo’ Zambada, tener una industria de millones dólares?”, se preguntó el fiscal. “Pues pagando a oficiales de la Policía Federal, de los de más bajo, hasta lo de más alto rango”, respondió él mismo.

Según insistió la Fiscalía neoyorquina, el ex titular de la SSP durante el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa ayudó al grupo delictivo, entonces liderado por “El Chapo”, a enviar hasta 53 “toneladas, literalmente toneladas, de cocaína a Estados Unidos”. García Luna “fue la herramienta más valiosa del Cártel de Sinaloa”, afirmó.

Los fiscales señalaron contar con evidencia de que personal de la Policía Federal mexicana descargó cocaína en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez”. Asimismo, denunció que a los miembros del Cártel de Sinaloa se les permitía usar uniformes de la PF y fungían como “mercenarios armados, para eliminar a los enemigos del Cártel”.

La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York tardó unos 11 minutos en presentar sus argumentos al jurado y al Juez Brian M. Cogan. El acusado escuchó todo, mientras miraba al jurado. Sin embargo, la defensa de García Luna, a cargo del abogado César de Castro, afirmó en poco más de media hora que el Gobierno de Estados Unidos no tenía “una sola prueba, foto” o evidencia plausible de las acusaciones contra su cliente.

El caso de la Fiscalía neoyorquina, según aseveró el litigante defensor, se basaba “en rumores, especulaciones y en las palabras de los más grandes criminales del mundo, muchos de los cuales fueron arrestados y extraditados por García Luna”.

De Castro dijo que “no hay dinero. No hay fotos. No hay videos. No hay textos. No hay correos electrónicos. No hay grabaciones [...] Ninguna evidencia creíble, plausible, de que García Luna ayudó a los cárteles”.

Dirigiéndose directamente al jurado, el abogado defensor les pidió que “no dejen que los cárteles los usen a ustedes para condenar a un servidor público que hizo su trabajo. Ellos quieren reír al último y que ustedes los ayuden a hacerlo”.

Según la argumentación de De Castro, los testigos que presentará la Fiscalía neoyorquina buscan “matar dos pájaros de un tiro”. Por un lado, trabajar con el Gobierno estadounidense para reducir sus sentencias y, por el otro, “enterrar” con sus testimonios a la persona que los puso en prisión: García Luna.

Al describir el trabajo de dos décadas de su cliente, la defensa no dudó en mostrar fotos de él con funcionarios como el fallecido Senador republicano John McCain, el ex Presidente Barack Obama, el ex Procurador General Eric Holder y la ex Secretaria de Estado Hillar Clinton. “Este es el funcionario al que ahora quieren criminalizar con testimonios de las peores personas posibles y sin una sola evidencia”, insistió.

Acusado de cinco cargos, entre ellos varios por narcotráfico, el ex funcionario federal mexicano llegó a la Sala 8D-Sur, de la Corte, con semblante relajado, llevándose la mano al corazón en varias ocasiones, al tiempo que enviaba besos a su esposa e hija, presentes en la audiencia. Antes de empezar, abrazó los miembros de su defensa, dirigida por el abogado César de Castro.


¿QUIÉN ES SERGIO VILLARREAL BARRAGÁN?

Sergio Enrique Villarreal Barragán nació el 21 de septiembre de 1969, en Torreón, Coahuila. Su apodo de “El Grande” se debe a que mide 2.01 metros de altura. Inició su carrera delictiva como ladrón de automóviles y en 1990, a los 20 años de edad, ingresó a la Policía Judicial de Coahuila.

Varios años después, en 1993, ingresó a la Policía Federal. Villarreal Barragán fue destacamento a Reynosa, Tamaulipas, donde trabajó hasta 1996, cuando entabló una relación con el Cártel de Juárez.

Entre los años 2007 y 2010, Villarreal Barragán dejó la organización de Juárez para trabajar junto al Cártel del Golfo y para Los Zetas, pero luego se incorporó al Cártel de Sinaloa, al mando de una célula criminal del Cártel de los Beltrán Leyva .

En 2007 ascendió a lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”. Sin embargo, tras la muerte del capo sinaloense, el 16 de diciembre de 2009, en Cuernavaca, Morelos, estallaron luchas internas por el control del Cártel de los Beltrán Leyva.

Una facción está encabezada por los tenientes Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”; y Gerardo Álvarez Vázquez, mientras que la otra está encabezada por el Héctor Beltrán Leyva, “El H”, y su lugarteniente Sergio Villarreal Barragán.

El 1 de junio de 2010, el Departamento del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos sancionó a “El Grande” en virtud de la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico (a veces denominada simplemente “Ley Kingpin”), por su participación en el tráfico de drogas junto con otros cuatro delincuentes internacionales.

El 12 de septiembre de 2010, Villarreal Barragán fue detenido durante un operativo de elementos de la Secretaría de Marina en Puebla. El Gobierno mexicano ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos por información que condujera a su captura. “El Grande” fue extraditado a Estados Unidos el 23 de mayo de 2012.

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