"Muerte de estudiante sacude al ITAM en las redes"
Ariel Noriega
El 11 de diciembre, la estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales, Fernanda Michua Gantus, se quitó la vida, provocando una agitación sin precedentes en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, más conocido como ITAM.
El presunto suicidio de la joven se adjudicó a las presiones por los exámenes de cierre de año, especialmente exigentes en una institución privada como el ITAM.
La muerte de la joven incendió las redes, bella y querida dentro de la escuela como fuera, su pérdida reactivó una vieja polémica: si la exigencia curricular de las escuelas de gran nivel es válida como para provocar una muerte.
Efrain Leyva escribió a través de su cuenta de Twitter un alegato en contra de la escuela.
“El @ITAM_mx ITAM está matando, literalmente, a sus estudiantes. Es inaudito el culto al estrés, la poetización de la violencia psicológica, y la sistemática necesidad de hacernos sentir mediocres, insuficientes y limitados”, escribió.
La escuela reaccionó con un comunicado donde lamentó profundamente la muerte de su alumna y ofreció programas para atender psicológicamente a los alumnos que se pudieran sentir abatidos por la presión escolar.
También lo hizo a través de sus maestros, algunos de ellos incluso salieron a los medios a defender a la institución, alegando que la presión escolar era solo la “gota que derramó el vaso” de situaciones más complicadas.
Claro, los maestros destinados a la defensa de la escuela fueron incapaces de explicar a qué situaciones complicadas se referían.
Hasta el Presidente Andrés Manuel López Obrador tocó el tema en una de sus mañaneras, al lamentar la pérdida de la joven estudiante.
Los compañeros de la jovencita reaccionaron ante las tibias reacciones del instituto y anunciaron que iniciarán un paro desde este lunes, lo que podría detener el periodo de exámenes que viven.
El ITAM reaccionó anunciando un nuevo calendario de exámenes que permitirá que los estudiantes que perdieron aún examen lo puedan realizar en enero.
La polémica está lejos de finalizar y alcanza a otras universidades, sobre todo de índole privado en el resto de la Ciudad de México y del País, una discusión sobre aspectos que ni siquiera se encuentran regulados.