Qué sí y qué no en temas como el de Emma Coronel

Pocos temas como los de las mujeres relacionadas con el narcotráfico despierten tantas ambivalencias en todos los segmentos de lectores.

En un mundo, no sólo México, donde los personajes femeninos de ese ámbito, aunque pocos, han despertado historias que llegan incluso a la televisión, es fácil irse por esa línea casi del “espectáculo” en el tratamiento de las notas relacionadas.

Sin embargo, en medios profesionales e independientes no podemos olvidar que las notas son periodísticas antes que nada, que como medio serio, precisamente, debemos cuidar qué sí y qué no se publica con nosotros en torno a estos temas.

El caso de la detención de Emma Coronel que se presentó esta semana que recién terminó es un ejemplo íntegro que podemos usar para explicar un poco cómo damos tratamiento a estas notas.

Lo primero que hay que entender es que muchas veces la línea es delgada al analizar la información y fácilmente podemos saltar entre lo periodístico y el morbo, por eso el cuidado debe ser extremo.

Otro punto es que depende del tipo de lector, sabemos que tomará a bien o tomará a mal lo que publiquemos, es decir para algunos grupos la información puede verse como demasiado destacada y otros segmentos pueden percibir que es escasa.

Ahí es donde destaca el malabarismo del editor.

¿Qué no hacemos? Ni revictimizar, ni criminalizar, pero tampoco romantizar.

Con una figura como lo que se convirtió Emma Coronel en redes sociales o incluso en algunos medios, es muy sencillo llegar a lo que algunos autores llaman la “glamourización” del narcotráfico.

Es decir, romantizar o “glamourizar” a los líderes del crimen organizado y a sus familiares significa dejar de lado todo lo negativo que implica este segmento de la sociedad, el daño que provocan, la ilegalidad que representan, en fin, el impacto que tienen en la vida y la seguridad, o falta de ella, en la comunidad.

Por eso, en Noroeste, como medio serio y profesional tenemos que evitar a toda costa caer en el morbo o la exaltación de este tipo de personajes.

Detallar la vida y destacar el lado de famosa de personas como Emma Coronel implica caer en la apología del narcotráfico y es lo que no podemos permitir.

Notas de su lado de modelo o influencer de las redes sociales, como algunos la llaman, preferimos dejarlas de lado, por más que nos pudieran generar muchos clics en nuestro medio digital.

Llamarla reina de belleza también lo evitamos, por ejemplo, y mucho menos identificarla como reina de belleza de Sinaloa, donde, de hecho, nunca lo ha sido, pese a que muchos medios nacionales e internacionales llegan a calificarla así.

Ahora que se dio su detención tratamos de llevar la información con el máximo rigor periodístico posible, remitiéndonos a datos fríos proporcionados por las autoridades o fuentes reconocidas.

Cometimos el error, por ejemplo, de subir a nuestro sitio una nota donde ella narraba hace tiempo que cuando detuvieron a su esposo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Mazatlán, los agentes la obligaron a cambiarse de ropa delante de ellos.

De inmediato la eliminamos, pues con ese tipo de información no solo la revictimizamos, sino que aporta más al morbo que a un proceso judicial o a un entendimiento del fenómeno del narcotráfico.

Así, tratar a Emma Coronel como una celebridad es lo menos que vamos a hacer en nuestro medio, por más que ella misma se haya convertido en una figura de alto perfil desde que se dio el juicio de su esposo, Guzmán Loera, en los tribunales de Nueva York.

Mesura, rigor periodístico y cuidar el mensaje que transmitimos sobre este tipo de personajes es la prioridad de nosotros como editores.

Nuestra narrativa le apuesta a la cultura de la legalidad, al fomento a la seguridad y la aplicación de la justicia, no a ver el mundo del narcotráfico como un modelo aspiracional.

¿Significa que no publicaremos nada de Emma Coronel? Por supuesto que no. Su detención y su proceso judicial son obligados en nuestras páginas, pues, nos guste o no, tienen un alto significado para Sinaloa, tanto en las consecuencias como en el impacto que la estructura criminal que lidera su esposo y su familia tienen para la entidad y para México.

Pocos temas como los de las mujeres relacionadas con el narcotráfico despierten tantas ambivalencias en todos los segmentos de lectores.

En un mundo, no sólo México, donde los personajes femeninos de ese ámbito, aunque pocos, han despertado historias que llegan incluso a la televisión, es fácil irse por esa línea casi del “espectáculo” en el tratamiento de las notas relacionadas.

Sin embargo, en medios profesionales e independientes no podemos olvidar que las notas son periodísticas antes que nada, que como medio serio, precisamente, debemos cuidar qué sí y qué no se publica con nosotros en torno a estos temas.

El caso de la detención de Emma Coronel que se presentó esta semana que recién terminó es un ejemplo íntegro que podemos usar para explicar un poco cómo damos tratamiento a estas notas.

Lo primero que hay que entender es que muchas veces la línea es delgada al analizar la información y fácilmente podemos saltar entre lo periodístico y el morbo, por eso el cuidado debe ser extremo.

Otro punto es que depende del tipo de lector, sabemos que tomará a bien o tomará a mal lo que publiquemos, es decir para algunos grupos la información puede verse como demasiado destacada y otros segmentos pueden percibir que es escasa.

Ahí es donde destaca el malabarismo del editor.

¿Qué no hacemos? Ni revictimizar, ni criminalizar, pero tampoco romantizar.

Con una figura como lo que se convirtió Emma Coronel en redes sociales o incluso en algunos medios, es muy sencillo llegar a lo que algunos autores llaman la “glamourización” del narcotráfico.

Es decir, romantizar o “glamourizar” a los líderes del crimen organizado y a sus familiares significa dejar de lado todo lo negativo que implica este segmento de la sociedad, el daño que provocan, la ilegalidad que representan, en fin, el impacto que tienen en la vida y la seguridad, o falta de ella, en la comunidad.

Por eso, en Noroeste, como medio serio y profesional tenemos que evitar a toda costa caer en el morbo o la exaltación de este tipo de personajes.

Detallar la vida y destacar el lado de famosa de personas como Emma Coronel implica caer en la apología del narcotráfico y es lo que no podemos permitir.

Notas de su lado de modelo o influencer de las redes sociales, como algunos la llaman, preferimos dejarlas de lado, por más que nos pudieran generar muchos clics en nuestro medio digital.

Llamarla reina de belleza también lo evitamos, por ejemplo, y mucho menos identificarla como reina de belleza de Sinaloa, donde, de hecho, nunca lo ha sido, pese a que muchos medios nacionales e internacionales llegan a calificarla así.

Ahora que se dio su detención tratamos de llevar la información con el máximo rigor periodístico posible, remitiéndonos a datos fríos proporcionados por las autoridades o fuentes reconocidas.

Cometimos el error, por ejemplo, de subir a nuestro sitio una nota donde ella narraba hace tiempo que cuando detuvieron a su esposo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Mazatlán, los agentes la obligaron a cambiarse de ropa delante de ellos.

De inmediato la eliminamos, pues con ese tipo de información no solo la revictimizamos, sino que aporta más al morbo que a un proceso judicial o a un entendimiento del fenómeno del narcotráfico.

Así, tratar a Emma Coronel como una celebridad es lo menos que vamos a hacer en nuestro medio, por más que ella misma se haya convertido en una figura de alto perfil desde que se dio el juicio de su esposo, Guzmán Loera, en los tribunales de Nueva York.

Mesura, rigor periodístico y cuidar el mensaje que transmitimos sobre este tipo de personajes es la prioridad de nosotros como editores.

Nuestra narrativa le apuesta a la cultura de la legalidad, al fomento a la seguridad y la aplicación de la justicia, no a ver el mundo del narcotráfico como un modelo aspiracional.

¿Significa que no publicaremos nada de Emma Coronel? Por supuesto que no. Su detención y su proceso judicial son obligados en nuestras páginas, pues, nos guste o no, tienen un alto significado para Sinaloa, tanto en las consecuencias como en el impacto que la estructura criminal que lidera su esposo y su familia tienen para la entidad y para México.

“El caso de la detención de Emma Coronel que se presentó esta semana que recién terminó es un ejemplo íntegro que podemos usar para explicar un poco cómo damos tratamiento a estas notas”.
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