La temporada de lluvias finalmente ha empezado en Sinaloa y en gran parte del País y una de las tareas que siempre está pendiente de reforzar es la prevención.
Aunque en Sinaloa han sido casos excepcionales cuando las lluvias han generado una desgracia, nunca está de más reforzar las tareas preventivas para salvaguardar principalmente la integridad de las familias.
Porque por más aislados que sean los hechos que han generado alguna pérdida humana, el riesgo está ahí y no hay que cesar en recordar a la población qué medidas se deben tomar para evitarlas.
El crecimiento urbano de las ciudades y de comunidades ha ocupado espacios que en su momento han sido cauces naturales para que el agua fluya y tarde o temprano, encuentra su flujo.
Las zonas bajas de ciudades y comunidades, por ejemplo, se encuentran habitadas y en lluvias copiosas está el riesgo de que se sufran de inundaciones.
Y no se diga de las calles donde se ha vuelto frecuente que queden alcantarillas abiertas y queden cubiertos por el agua y se incremente el peligro para quienes tengan que caminar por esas zonas.
Además, con la práctica que se ha vuelto complicado erradicar sobre arrojar desechos en canales y arroyos que son espacios para que el agua fluya de manera natural y sin embargo, con barreras, se multiplican los riesgos.
Y no hay que olvidar además las instalaciones eléctricas que se tienen en los hogares, que si no están en buen estado o se han hecho de manera improvisada, las probabilidades de un accidente y daños en el hogar se multiplican.
Parecen tareas de sentido común que cuando se hablan a todos les queda claro, pero cuando se trata de una contingencia, como las que se generan durante la temporada de lluvias, se dejan de lado.
Y ahí es donde recae una de las responsabilidades de las autoridades que están obligadas a recordar: la de las medidas preventivas que por más sencillas que parezcan, marcan la diferencia entre mantenerse a salvo o exponerse a un riesgo.