La barbarie

27/11/2025 04:00
    No debe ser un asunto menor que estos crímenes, de niñas, niños y adolescentes, han tenido el mismo destino que los homicidios de los adultos: la mayoría, siguen en impunidad.

    La ola de violencia que ha padecido Sinaloa durante casi 15 meses ha tenido entre sus víctimas a un grupo de la población sobre la que poco se ha prestado atención y sobre la que no se ha planteado hasta ahora cómo protegerlos.

    Se trata de las y los menores de edad que han sido asesinados por los integrantes del crimen organizado, que no sólo han generado un nivel de mortandad como pocas veces en la historia de la entidad se ha tenido.

    El Informe Diario que elabora Noroeste da cuenta que hasta el martes, en este período de crisis iniciado en septiembre de 2024, se han registrado 2 mil 383 asesinatos, un promedio diario de 5.4 casos diarios.

    Y dentro de toda esa cantidad, el número de víctimas menores de edad también ha ido en aumento. En ese mismo período, han sido 78 los niños y jóvenes que han sido asesinados por parte del crimen organizado.

    Y no debería de ser un asunto menor para las autoridades que tienen la responsabilidad de brindar seguridad y de perseguir los delitos que las facciones del crimen organizado en Sinaloa han cometido durante más de un año.

    Tampoco debe ser un asunto menor para la sociedad, que debe reclamar más por la seguridad de sus comunidades y sobre todo, para la protección de sus menores.

    Y sobre todo, no debe ser un asunto menor que estos crímenes, de niñas, niños y adolescentes, han tenido el mismo destino que los homicidios de los adultos: la mayoría, siguen en impunidad.

    No importa cuántos homicidios menos ocurran en un día, o cuántos más se han incrementado. Lo que importa, es que la autoridad asuma la responsabilidad, reconozca que hay una crisis que no ha podido resolver y que urge revisar las estrategias para que estas tragedias no se sigan repitiendo.

    Porque si el nivel de asesinatos y privaciones de la libertad y daños patrimoniales ya ha sido hasta ahora de nivel escandaloso, lo menos que se debiera aceptar es el silencio ante una barbarie como los crímenes contra menores.

    Estos casi 15 meses de violencia deben haber dado ya lecciones de lo que las autoridades debieron haber aprendido para contener la crisis de violencia. Es momento de que las pongan en práctica.