Ordenar el desarrollo

    Que una ciudad como Mazatlán esté viviendo este momento de desarrollo resulta atractivo porque eso genera inversiones y servicios adicionales que se puede traducir en una mayor derrama económica. Y qué bueno que así suceda.Lo que no se puede dejar pasar por alto es que ese crecimiento se haga en desorden y con omisiones no solo que impactan en la ciudad, sino que en un futuro puede tener una afectación grave en sus inquilinos.

    Mazatlán no puede aspirar a ser una ciudad moderna si no está dispuesta a poner orden a la forma en cómo está creciendo. Y no sólo se trata de la expansión de la ciudad, sino también de su seguridad.

    Ya se ha hablado de cómo las inversiones que hoy tiene el puerto ha generado problemas en los servicios públicos municipales, pues la demanda es más alta que la capacidad que tiene el Gobierno de satisfacerla.

    Aunque se ha destacado que la presa Picachos es una fuente de abastecimiento para atender la demanda, la capacidad de potabilización no llega a ser suficiente para todos.

    Y en el tema de drenaje, la ciudad también ya ha demostrado que su capacidad está rebasada y con nuevos desarrollos inmobiliarios y turísticos se incrementa la presión sobre la red de drenaje.

    Pero lo más reciente es que las nuevas edificaciones, las torres de condominios, se han estado realizando y algunas de ellas no cuentan con las medidas de seguridad para actuar de inmediato en caso de incendios.

    El martes una torre en construcción registró un incendio en el piso 12 y los servicios de bomberos, como en todo el mundo, tienen una operación limitada en cuanto al alcance de cobertura en altura.

    El comandante de Bomberos de Mazatlán, Saúl Robles, advirtió que los edificios deben prepararse con mecanismos que permitan atender el fuego en las alturas y eso habrá que revisarlo.

    Para la gran mayoría, que una ciudad como Mazatlán esté viviendo este momento de desarrollo resulta atractivo porque eso genera inversiones y servicios adicionales que se puede traducir en una mayor derrama económica. Y qué bueno que así suceda.

    Lo que no se puede dejar pasar por alto es que ese crecimiento se haga en desorden y con omisiones no solo que impactan en la ciudad, sino que en un futuro puede tener una afectación grave en sus inquilinos.

    Las experiencias hasta ahora deben alentar a las autoridades a revisar las reglas que hoy se tienen en el crecimiento urbano y ajustar donde sea necesario para evitar incidentes mayores.

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