Recursos y buenas prácticas

    Que el Gobierno de Estados Unidos haya reconsiderado la sanción sobre México respecto a la comercialización del camarón es una buena noticia. Pero esta debería estar acompañada de un compromiso serio de parte del Estado mexicano.

    Que el Gobierno de Estados Unidos haya reconsiderado la sanción sobre México respecto a la comercialización del camarón es una buena noticia. Pero esta debería estar acompañada de un compromiso serio de parte del Estado mexicano.

    Las reglas son muy claras respecto a las medidas que México ha asumido para la protección de las tortugas marinas y todos los pescadores deberían acatarlas, y las autoridades vigilar que se cumplan esas medidas y sancionar cuando no ocurra.

    Debió llegar una sanción, como el embargo al camarón mexicano, que no podría comercializarse en Estados Unidos, su principal punto de exportación, porque el sector pesquero no estaba cumpliendo con las medidas de protección necesarias.

    Pero además, el Gobierno mexicano no estaba cumpliendo con una parte importante de todo este proceso: el vigilar que todas las embarcaciones cuenten con excluidores de tortuga para que estas no sean capturadas.

    Después de esta lección, urge que tanto sector productivo como autoridades se reeduquen y entiendan la importancia de preservar un recurso marino, como las tortugas, y las consecuencias que tendría de no acatarse esas medidas.

    Porque por más aislado que pueda ser un hecho como capturar una tortuga marina para fines comerciales, sus consecuencias serían generales, para todo el sector pesquero.

    Y hoy, el llamado de atención ha sido por las tortugas marinas, pero el sector pesquero debería serlo con otras prácticas, como el del respeto al medio ambiente.

    Antes de que se genere otro tipo de sanción, se necesita que haya un entendimiento de que en la medida en que se garantice el respeto por los recursos naturales, se podrá garantizar que la pesca se convierta en una actividad sustentable.

    Porque para nadie es un secreto que los recursos naturales, sobre todo los pesqueros, no son infinitos, principalmente los que se capturan con fines comerciales.

    Y si no se protege su ambiente y si no se regula sus niveles de explotación, se corre el riesgo de que en algún momento, la pesca como actividad solo sea una leyenda.

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