Este jueves México marcó un hecho histórico en su desarrollo político. El País, rompió el techo de cristal y se ha formalizado la llegada de la primera mujer a la Presidencia de México: Claudia Sheinbaum Pardo.
Sí, el sistema político-electoral aún no ha sido suficiente para que los procesos electorales, ya sean federales, estatales o municipales, otorguen la certeza que la ley promete.
Y sí, por ello, hay un sector de la sociedad que no se siente conforme con quienes resultaron elegidos en el proceso electoral del 2 de junio pasado y pone en duda la legitimidad de las elecciones.
Y aunque se trata de algo que deberá atenderse e intentar resolver, aunque los partidos políticos, como en cada revisión, habrán de meter su mano, lo que sí hay que celebrar es el cambio que presenta México.
El País ha avanzado en la apertura de espacios para que la mujer se inserte en ellos, y no como una concesión fácil, sino como un reconocimiento a sus capacidades para poder transformar, en este caso político, la representación social.
Tal vez el avance ha sido lento, con relación a lo ocurrido con otros países, pero no es tarde para que más espacios de representación y de decisión pública estén comandados por las mujeres.
El marco legal de México obliga, en el espacio electoral, a que haya una paridad de género en las postulaciones. Y resulta obligado porque en un sistema patriarcal, seguramente las mujeres continuarían dejándose al margen.
La llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia de México ocurre después, también, de la llegada de la primera Ministra en presidir la Corte, o la mujer que dirige el INE o la que encabeza el Tribunal Electoral.
México se ha abierto a la representación de las mujeres y eso debe tomarse como un avance para que otros derechos y otras leyes sigan caminando para que pueda garantizárseles una vida plena.
México ha roto el techo de cristal, dijo la Presidenta del Tribunal Electoral Mónica Soto, y solo hay que esperar a que comandado por una mujer, México pueda ser un mejor País.
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