Una práctica cruel

    No denunciamos porque el que dispara para festejar es el vecino, el primo, el sobrino, el padre, el tío, el amigo; y ahora hasta mujeres presumen de tener un arma a la mano y disparar, al aire, solo al aire, según todos ellos, disparar al aire no hace daño. No denunciamos por miedo, porque las autoridades y sus corporaciones están lejos de la confianza, y el temor a las represalias es fuerte.

    De nuevo un cierre de año violento, a pesar de un gran operativo de seguridad, los festejos para recibir el 2023 tuvieron saldo sangriento con pérdidas humanas, accidentes viales, homicidios, detención por armas de fuego y puntos de videovigilancia dañados por grupos de delincuentes.

    Lo más cruel, el saldo de la infame práctica de disparar para festejar, de esos disparos al aire, de esas balas perdidas, pero que quien las realizó tienen nombre y apellido.

    De acuerdo con las autoridades, fueron cinco personas las que resultaron lesionadas al recibir impactos de balas perdidas durante las celebraciones del 31 de diciembre y 1 de enero en el estado, entre ellos tres adultos y dos menores.

    Desgraciadamente, uno de los menores, Jared Guadalupe, de sólo 5 años murió en el Hospital Pediátrico de Sinaloa donde recibió atención médica.

    El hecho se registró en Culiacán, en la Colonia Las Coloradas, y el menor fue llevado al nosocomio, donde murió horas más tarde.

    La crueldad de esta práctica involucra a toda ciudad, a las autoridades, a todos.

    No es posible que se siga pensando que “Así es Culiacán”, “Así es Sinaloa”, “Los mazatlecos son así, así festejan”, “Por eso se reconoce a Sinaloa y a sus ciudades en las redes”, “siempre es así todos los años”, “Es parte de la cultura sinaloense”.

    ¿La verdad todos los sinaloenses somos así? ¿Vale la vida de un niño, el defender esa narcocultura? ¿Valen esas vidas, defender ese estigma de sinaloense bravío?

    No denunciamos porque el que dispara para festejar es el vecino, el primo, el sobrino, el padre, el tío, el amigo; y ahora hasta mujeres presumen de tener un arma a la mano y disparar, al aire, solo al aire, según todos ellos, disparar al aire no hace daño.

    No denunciamos por miedo, porque las autoridades y sus corporaciones están lejos de la confianza, y el temor a las represalias es fuerte.

    No es posible que la mayoría de las familias, que todavía confiamos, en que son la mayoría, tengan que resguardarse bajo los techos de las casas para no ser alcanzados por un disparo al aire como dicen muchos.

    Pero la vida de un niño, cala más que cualquier cosa.

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