Malecón

MALECÓN
23/12/2025 23:47
Que la Universidad Autónoma de Sinaloa pague “la mayor parte” del aguinaldo el 24 de diciembre no debería ser motivo de aplauso, sino de preocupación. El aguinaldo no es un favor ni una dádiva: es un derecho laboral que tiene fecha límite y reglas claras. Sin embargo, en la UAS cada diciembre se convierte en una negociación de última hora, sostenida con préstamos, reacomodos y promesas de que “lo pendiente” se resolverá después.

Patear el bote

La UAS llegará a Navidad con aguinaldo... a medias. Y aunque el anuncio intenta presentarse como un logro administrativo, lo cierto es que vuelve a exhibir una crisis financiera crónica que se ha normalizado a fuerza de comunicados y agradecimientos oficiales.

Que la Universidad Autónoma de Sinaloa pague “la mayor parte” del aguinaldo el 24 de diciembre no debería ser motivo de aplauso, sino de preocupación. El aguinaldo no es un favor ni una dádiva: es un derecho laboral que tiene fecha límite y reglas claras. Sin embargo, en la UAS cada diciembre se convierte en una negociación de última hora, sostenida con préstamos, reacomodos y promesas de que “lo pendiente” se resolverá después.

El dato clave está en lo que no se paga: el personal de confianza activo se queda sin aguinaldo y todo el personal universitario sin la segunda quincena de diciembre. Es decir, miles de trabajadores enfrentarán las fiestas y el cierre de año con ingresos incompletos, mientras la institución admite que incluso los impuestos del aguinaldo se cubrirán hasta el ejercicio fiscal 2026. Patear la responsabilidad hacia adelante ya es una práctica recurrente en la casa de rosalina y la bola de nieve es cada vez más grande y pesada.

El reconocimiento público al Gobernador Rubén Rocha Moya también merece leerse con lupa. El Gobierno de Sinaloa vuelve a entrar al rescate con un préstamo millonario, confirmando que la UAS no logra cerrar el año sin oxígeno financiero externo. La pregunta incómoda sigue sin respuesta: ¿hasta cuándo el Estado seguirá tapando boquetes sin exigir una corrección de fondo? Un boquete que bien podría invertirse en seguridad, una prioridad indiscutible siempre y más en este momento.

Porque el problema no es solo de flujo, sino de modelo. Cada diciembre la narrativa es la misma: crisis “heredada” (aunque el grupo que gobierna lleva ya 4 rectores), gestiones intensas, comprensión de la comunidad y agradecimientos políticos. Y cada enero, la normalidad aparente regresa... hasta que el calendario vuelve a marcar diciembre.

Lo que afea nuestras ciudades

Ahora que el Gobernador Rubén Rocha Moya estuvo en el municipio dé Badiraguato, no perdimos la oportunidad de hacer también el viaje, tomando en cuenta que las condiciones de seguridad cambian y dependen justamente de la presencia o ausencia de nuestros gobernantes y las estrategias de seguridad que se puedan mover alrededor.

Esto es por protocolos, y los cuerpos de seguridad están obligados constitucionalmente a dar este tipo de atenciones.

Pero no es justo de la seguridad de lo que queremos hablar en esta ocasión, sino de las pésimas condiciones en que se encuentra la calle principal del municipio serrano.

Y la verdad que nos sorprende mucho, puesto que esto va en contra de todos los avances que el pueblo o la cabecera municipal ha tenido en los últimos años.

Incluso tuvimos la oportunidad de recorrer otras vías serranas, como el llamado camino a Otatillos, para visitar La Ciénega de los Lara y El Palmar de los Ríos y lo peor que vimos fueron unos auténticos cráteres de esos malvados que pueden tomar a cualquiera por sorpresa y dañarte el ring de alguna llanta.

El problema principal que hemos visto siempre en nuestra infraestructura es que los gobernantes siguen pensando como en los años 70 y utilizan material tan absurdo como el asfalto en lugar de darle una merecida pavimentada con concreto hidráulico.

Insistimos, la ciudad está impecable, y lo decimos porque pudimos recorrer las calles de los barrios aledaños al centro y hay limpieza, orden y una modernidad merecida.

Hasta la impresionante arena que se construyó para albergar al equipo de basquetbol profesional Tebacas es digna de elogiar, pero no deberíamos padecer por desidia o por la picardía de los proveedores, que en Sinaloa se siga construyendo con material de tan baja calidad.

Ojalá que con el año nuevo ya piensen en que la modernidad también obliga a una mejora en los materiales con que construimos en nuestro estado y para nosotros mismos.

Qué tan buena será la noche

Otra situación que hay que lamentar mucho es cómo el municipio de Navolato en su zona rural, ahora en la sindicatura de San Pedro, muy cercana a Culiacán, ha padecido la violencia de manera insistente en las últimas semanas.

Desde que la guerra interna del Cártel de Sinaloa estalló, en septiembre de 2024, la mayor parte del conflicto se vivió en la zona sur de Culiacán, la zona rural de Elota, tanto en la montaña como en la costa, y en Villa Juárez, según el INEGI la séptima ciudad más nutrida del estado.

La situación era lógica, por las condiciones de migración, altos índices de inseguridad y de consumo de drogas.

Pero San Pedro, sindicatura que alberga el histórico pueblo en cuyas calles se peleó una mítica batalla en la que un pequeño Ejército del General Antonio Rosales contuvo y repelió la invasión antes de 1900, había registrado hechos de violencia, pero de manera esporádica, como el lamentable ataque a una unidad de la Policía Municipal que dejó un par de agentes asesinados, la insistente aparición de cuerpos en las inmediaciones, o la detención de una docena de criminales que se hallaban hospedados en un pequeño hotel a unos pasos de un punto de control militar.

Pues esta semana, justo en las fechas que se celebra la victoria de la gesta heroica, hubo dos hechos lamentables que se sumaron a otros de hace apenas unos días: el ataque moral a un joven de 25 años en un vivero en el poblado Los Alamitos, que pertenece a la sindicatura, y otro ataque contra dos varones que murieron frente a la escuela primaria por la carretera a Navolato, en el que falleció otro vecino de la comunidad.

Los hechos obligaron a los organizadores a cancelar el baile que estaba programado para la noche de este 22 de diciembre, que es cuando se recuerda y celebra la gesta heroica del hoy pueblo navolatense.

La zozobra y la impaciencia ahora ronda el pueblo, que se mantiene temeroso y con la incógnita sobre si se podrá o no tener una tranquila Noche Buena.