Malecón

MALECÓN
01/07/2025 23:32
Malecón es columna institucional de esta casa editorial. / malecon@noroeste.com
Pues bien segura de sí misma llegó la Secretaria de Turismo de Sinaloa, Mireya Sosa Osuna, al Congreso del Estado para defender que la crisis de seguridad casi que ni ha afectado a los registros de turismo.

La cerrazón como norma

El nuevo titular de la Secretaría de Seguridad Pública en Culiacán, Alejandro Bravo Martínez, hizo ayer su primera aparición ante los medios, sin apertura y de correlón.

En su primer encuentro público optó por el mutismo, una estrategia más cercana a los cuarteles militares que a las instituciones civiles.

La actitud del Coronel no es casual, es estructural. Forma parte de esa lógica que reduce la seguridad pública a una operación militar, como si las calles de Culiacán fueran una trinchera y no un espacio donde la transparencia y la información debería ser norma y no excepción.

Lo preocupante no es sólo su silencio, sino lo que representa: el desplazamiento de los mandos civiles por mandos castrenses como último recurso de un Estado que no puede contener al crimen con herramientas civiles.

Bravo Martínez llega con la inercia y la jerarquía rígida, pero parece ignorar que ahora dirige una corporación civil, no una unidad de combate. Y que en una ciudad marcada por la violencia, el blindaje no debe ser informativo.

La seguridad no se construye con órdenes unilaterales sino con confianza, rendición de cuentas y diálogo. Pero eso, al parecer, no viene en el manual militar.

El problema es mayor. La militarización de las policías locales, normalizada desde hace años, es el síntoma de un Estado que ha cedido el control territorial y político a las Fuerzas Armadas.

Donde antes había mandos que respondían a la ciudadanía, ahora hay coroneles que responden a la cadena de mando del Ejército, ajenos a la lógica civil, opacos por formación y autoritarios por diseño.

La Policía de Culiacán queda ahora bajo la sombra de este nuevo hermetismo. Lo que urge en esta ciudad no es más disciplina militar, sino más control ciudadano, más transparencia y más rendición de cuentas. El silencio del Coronel Bravo no es prudencia, es desprecio por el deber de informar, y eso en una democracia es inaceptable. Porque si la seguridad pública es tratada como un secreto de Estado, lo único que se fortalece es el miedo.

Las fosas cada vez pintan más

Ya sabemos que junio fue el peor mes de la guerra que vivimos con 212 homicidios. Muy por encima de los 188 de mayo y octubre.

Pero la cosa se pone más seria si le agregamos los 29 hallazgos registrados en diversas fosas en Mazatlán, Elota, Culiacán, Angostura y Guasave. Una cifra que representa el 13 por ciento de los homicidios y que en Noroeste hemos decidido, como criterio editorial, agregar en el conteo mensual de homicidios.

La razón es que si no los registramos ahora, se van a un limbo estadístico que le niega a estas víctimas el derecho mínimo de ser contadas.

El otro tema es que desde mayo los hallazgos en fosas, todos mérito de los colectivos de buscadoras, se han vuelto cada vez más representativos y pintan más fuerte en la estadística de violencia letal, por lo que no contarlos puede sesgar a la baja el tamaño de la crisis de inseguridad que vivimos.

Por eso creemos que lo menos que debemos hacer es visibilizarlos.

Mire ella, con lo que salió

Pues bien segura de sí misma llegó la Secretaria de Turismo de Sinaloa, Mireya Sosa Osuna, al Congreso del Estado para defender que la crisis de seguridad casi que ni ha afectado a los registros de turismo.

Y es que la funcionaria se sacó de la manga un parámetro que, si bien resulta relevante en el comportamiento de la actividad en Sinaloa, no creímos que fuera el único factor a considerar.

“Creo que ese es un termómetro muy importante cuando estamos hablando del destino más representativo del Estado, que es Mazatlán. En número uno de todas las especificaciones para que llegue un crucero es que tiene que haber seguridad, entonces, mientras los cruceros sigan llegando al puerto es que las cosas están bien”, dijo en reunión ante diputadas.

El comentario de la Secretaria por sí solo es desatinado, tomando en cuenta el último año que hemos vivido en el Estado, pero precisamente a un par de días de que se hallaron 20 personas sin vida en Culiacán, es tan desubicado como ir a buscar una campechana fría en Mazatlán.

Y es que tampoco podemos negar que, aún con la situación crítica que hemos vivido, Mazatlán sigue representando un destino turístico muy poderoso a nivel nacional e internacional, pero vaya, ni siquiera eso vale para admitir lo de Mireya Sosa.

Justamente como titular de Turismo, tendría que ser la primera en estar enterada de lo abandonados que se encuentran puntos de interés en Sinaloa, principalmente en la capital Culiacán, que aunque su turismo es más de negocios, tiene rincones como Imala que tradicionalmente eran buenos destinos.

Luego de la barbaridad expuesta por la funcionaria, vino el justificante de cajón de la actual administración estatal cuando se enfrentan a cuestionamientos por la seguridad.

“En cualquier parte del mundo sabemos que hay lugares que no son tan seguros. Estamos hablando de lugares, no sé, Nueva York, San Francisco, la Ciudad de México, París, o sea, cualquier parte del mundo”.

Nomás le faltó cerrar con que “el PRI robó más” para completar el check list del discurso cuatroteísta.